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28 Marzo 2024, Puebla, México.

Así somos y aquí estamos: por una movilidad incluyente

Ciudad |#e14938 | 2019-05-14 00:00:00

Así somos y aquí estamos: por una movilidad incluyente

Anamaría Ashwell

CIPAAC. 4 de mayo Dde 2019

 

Ivan, Mariana, Estefanía, Eric, Arturo, Alberto, Carolina y Alejandra son los autogestores, es decir, la voz pública de su comunidad escolar La Ceiba-CIPAAC (Centro de Integración Psicológica y para el Aprendizaje A.C.) encargados de trasmitir y proponer proyectos incluyentes que aspiran a igualdad de oportunidades para las personas discapacitadas en Puebla. Se entrenaron en uno de los talleres que la asociación civil CONFE (Organización en favor de la Persona con Discapacidad Intelectual) organizó para personas discapacitadas. Desde entonces aceptaron el compromiso de difundir sus derechos y obligaciones ciudadanas ofreciendo propuestas que buscan contribuir a crear una sociedad más incluyente y sin discriminación.  Ellos reconocen la diversidad y los grados de discapacidades motrices e intelectuales que los distinguen individualmente pero no aceptan colectivamente una situación social que los condena, a ellos y otros, por esa discapacidad, a vivir vulnerables y discriminados y renunciando a sus derechos ciudadanos.

 

 Steffanie me dijo, por ejemplo, que ella tiene “Síndrome Down”. Cuando le pedí me explique qué quería decir eso me indicó con su silencio que eso debería preguntar a otros porque, dijo enfática, “yo sí se leer y escribir”. Steffanie es la joven designada por los demás gestores para registrar y organizar propuestas del grupo asegurándose que nadie quede sin voz ni voto. Para ese fin ellos idearon un sencillo sistema que Steffanie registra en una cuadricula en el pizarrón. A la vista de todos y bajo el nombre propio de cada uno de los participantes se anotan las opiniones y propuestas que al final, democráticamente y sin exclusión de nadie, se consensa en una resolución o una propuesta. Esta puede ser sobre la película que quieren ver o la cafetería que quieren visitar. Y puede ser también una propuesta, como la que los ocupa actualmente, para incidir en corregir las dificultades que tienen para movilizarse independientes en la ciudad de Puebla.

Recientemente la Comunidad La Ceiba se trasladó a nuevas instalaciones en la ex reserva territorial Quetzalcoatl, en el municipio de Cuautlancingo (ver http://www.cipaac.org). La escuela se fundó originalmente en 1976 en la Colonia Gabriel Pastor en Puebla en una pequeña casa rentada. La educación especializada que requerían los alumnos en ese reducido e inadecuado espacio resultó imposible con el tiempo. La solidaridad de instituciones, familiares y amigos logró hacer realidad la construcción de los modernos y espaciosos salones actuales. Pero el traslado a las nuevas instalaciones, con un programa escolar ambicioso que aspira a la sustentabilidad de la escuela para subsidiar también la educación de aquellos que no pueden pagar las colegiaturas, con un invernadero y una panadería funcionando, confrontó a todos con el problema de muchas familias para realizar el traslado a las nuevas instalaciones: algunos con severas discapacidades motrices y que se movilizan solo en sillas de ruedas se tuvieron que dar de baja en la escuela. Ivan, Steffanie, Eric, Arturo y muchos de ellos habían llegado a la escuela de niños o adolescentes y ahora eran adultos: preocupación y tristeza invadió el ánimo de todos desde 2018 cuando constataron que algunos menos afortunados que ellos, por carecer de medios de transporte, no tuvieron la oportunidad de integrarse a la comunidad en La Ceiba.

 

Los autogestores decidieron enfrentar esta situación primero solicitando un transporte para personas discapacitadas que hiciera la ruta desde colonias como San Manuel o San Baltazar hasta Cuautlancingo y redactaron una carta dirigida al gobierno. Nunca recibieron una contestación ni siquiera con explicaciones de por qué el Estado no podría asumir un transporte público especializado o adaptado para personas discapacitadas para que éstas pudieran llegar a su centro escolar. No se rindieron ante el silencio gubernamental, sin embargo, y continuaron reflexionando sobre el problema de movilidad que impidió a sus compañeros acceder a una educación digna en La Ceiba. Y llegaron a la conclusión que no sólo las personas con discapacidades padecen obstáculos al utilizar el transporte público sino también mujeres embarazadas, invidentes, niños y ancianos. Mariana explicó que no todo es responsabilidad del chofer, aunque hay muchos que hacen “correrías”, hablan y “textean” por teléfono mientras manejan o se acompañan por familiares o amigos en sus rutas. “No hay respeto para personas discapacitadas”, agregó Ivan, y ninguna adecuación para que pudieran subir personas en sillas de ruedas o acceder a un asiento los que tienen dificultades para caminar o subir escalones sin un facilitador. Y a veces “no nos bajan donde nos toca” explicó Mariana ni detienen la unidad para recoger a una persona discapacitada porque trae una credencial con descuento en la tarifa del pasaje. Todas estas observaciones y propuestas los autogestores de la comunidad de La Ceiba las llevaron a “Red Puebla Para Todos”, organización ciudadana que con el lema “Transporte Incluyente” buscará con ellos lograr cambios en el servicio del transporte público (ver David Towell, “Centre for Inclusive Futures”).

Los autogestores de la comunidad La Ceiba con la petición de un transporte público sensible y adaptado a la población de discapacitados en Puebla, sin saberlo, han sacudido un avispero. El sistema de transporte público en Puebla es un entramado de permisionarios y choferes, rutas, frecuencias, saturaciones y un largo etc. que mal funciona largo tiempo dentro de un proyecto estatal de movilidad urbana totalmente colapsado. Las políticas publicas que han favorecido solo al automóvil particular dejaron en la intemperie, y en peligro, no sólo al peatón y a los ciclistas sino a la gran mayoría de la población, discapacitada o no, que utiliza el transporte público. Planificar y gestionar para que el transporte público sirva con respeto y sensibilidad a la población de personas discapacitadas como piden los autogestores de La Ceiba-CIPAAC implica necesariamente estrategias y leyes que pongan de cabeza el insostenible modelo actual de movilidad urbana.

Ivan, Mariana, Steffanie, Eric, Arturo, Alberto, Carolina y Alejandra, con el reclamo de un transporte público incluyente, están contribuyendo a cuestionar y modificar estrategias de movilidad urbana que son ya impostergables. Y nos recuerdan también que sus derechos ciudadanos están vigentes y ellos pueden aportar ideas para empezar a eliminar obstáculos, exclusiones y discriminaciones que afectan a su comunidad pero en beneficio de todos.