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28 Marzo 2024, Puebla, México.

La movilización civil y el riesgo del Big Brother

Sociedad |#c874a5 | 2017-10-02 00:00:00

La movilización civil y el riesgo del Big Brother

Carlos San Juan Victoria

La erupción civil

Tres días después del gran sismo, el volcán Popocatépetl, Don Goyo para los lugareños, hizo una discreta erupción y cerró la boca, por el momento. A trece días de que esa tragedia asolara al centro sur mexicano, otra erupción, pero social, aún destella. Arrojó un ánimo civil y solidario que alumbró ciudades y pueblos, zonas de clase media alta y poblaciones precarias. En el corredor de clases medias de la Roma-Condesa afectadas en la ciudad de México surgieron iniciativas civiles que organizaron información y apoyos. El Centro Cultural Horizontal, convocó a “más de un centenar de desarrolladores, diseñadores, economistas, matemáticos, internacionalistas, antropólogos y sicólogos” que crearon una plataforma llamada #Verificado19S que verifica y organiza información para hacer más eficiente la respuesta ciudadana.  En el pueblo náhuatl de Hueyapan, trepado en la falda del Popo, el 90% de las casas de sus casi seis mil quinientos habitantes fue derrumbado junto a su palacio municipal e Iglesia. La asamblea popular activó su Guardia Comunitaria quienes organizaron tanto al pueblo como a las ayudas de los brigadistas que empezaron a llegar. Ahí no llegó el Ejército ni la Cruz Roja. En ese abanico tan dispar y abarcador surgió esa fuerza civil que rescató y ordenó la vida cuarteada.

 

Desastres naturales y sociales

El centro sur mexicano está cruzado por dos grandes fallas, una geológica y otra creada por el orden social dominante. Se asienta sobre cinco placas que en sus acomodos la someten hasta a 40 sismos diarios. Y ahí se anudan algunas de las ciudades triunfadoras de la globalización con miles de pueblos, las riquezas Forbes con las mayores pobrezas de América Latina y del mundo, el individualismo extremo y viejas raíces comunitarias. Su condición frágil y precaria se alimenta por esas dos grandes fallas. Dos masas de fuerza que destejen patrimonios y horizontes de individuos, familias y comunidades. Los grandes negocios mexicanos no consideran su “socio” a la población, a sus propiedades, recursos y habilidades. Optaron por un capitalismo de compadres, de impunidad, de apropiación indebida, de asociación delictuosa con gobernantes y castas políticas. Su historial inmediato acumula actos ilegales para recibir subsidios ante la quiebra de bancos, los desastres carreteros, los engaños inmobiliarios, la apropiación de propiedad comunal y ejidal asentada en materiales mineros, energéticos, acuíferos y de biodiversidad. La población es el rehén para ofrecer los salarios más bajos de la región de América del Norte y de la América del Sur, el acceso al más bajo costo a sus riquezas naturales. Ese orden social impuesto ha creado a una población frágil y vulnerable. Pero el desastre natural liberó, en franca paradoja, el magma ciudadano.

 

El cuarto de al lado

Con las elecciones presidenciales en la antesala (julio del 2018), surgieron los super ciudadanos “apolíticos”. Primero en febrero de este año, los dirigentes de las grandes corporaciones empresariales avisaron que ante el riesgo de ruptura del Tratado de Libre Comercio con USA creaban Fuerza México, una instancia para abrir puertas a otros mercados. Ya con las negociaciones de ese tratado, se constituyeron en un cogobierno en las pláticas de los Ejecutivos para el caso mexicano. Y se autonombraron “el cuarto de al lado”. El sismo les hizo virar, de afuera hacia adentro, y Fuerza México se convirtió en su manera de capitalizar, literalmente, la fuerza simbólica de la movilización ciudadana. Un fondo privado que llamó a aportar a la población y que intenta sortear su desconfianza hacia la política asegurando manos limpias empresariales y eficiencia oportuna. “Es un tema empresarial” afirmó Manuel Herrera Vega, presidente de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) e implica la intervención de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (Cmic), la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (Canadevi), la Cámara Nacional del Cemento (Canacem), así como otras industrias asociadas. ¿Qué significa un “tema empresarial”? Que la entrega gratuita de tiempo, bienes y saberes que realizó la población civil después de los 40 segundos de terror, ahora, ya en la reconstrucción, se transforma en negocio limpio con super ciudadanos vigilantes. Como nada se los impide, estos socios del capitalismo de compadres se convierten en empresarios éticos que nada deben a los políticos de manos sucias, en supuesta racionalidad de mercado para la asignación de recursos y prioridades, y en un momento climático para crear otra burbuja del negocio inmobiliario que a todos (los asociados) conviene, aunque violen normas y protocolos y el suelo tiemble.  Para fortalecer este gobierno ético de la “sociedad civil” los poderes republicanos débiles y desprestigiados empezaron con la aportación de los Senadores, y luego el partido en el gobierno, el PRI, le cedió también sus recursos de este año, a pesar de que existe una bolsa pública, el Fondo de Desastres Naturales de México (Fonden). El cuarto de al lado privatizó la vida pública. ¿Será?