SUSCRIBETE

19 Abril 2024, Puebla, México.

El Papa Francisco mueve las fichas contra la pederastia en la iglesia católica

Sociedad |#c874a5 | 2018-05-21 00:00:00

El Papa Francisco mueve las fichas contra la pederastia en la iglesia católica

Sergio Mastretta

Vida y milagros

En enero de 2018 el Papa francisco visitó Chile y fue enfático e incluso rudo ante los medios de comunicación al decir que no procedería contra el obispo Juan Barros, acusado de debilidades y omisiones ante la denuncia por pederastia que presentara un año atrás Juan Carlos Cruz contra  uno de los sacerdotes de su jurisdicción.

 "El día que me traigan una prueba contra el Obispo Barros, ahí voy a hablar. Todo es calumnia", dijo un Francisco molesto ante periodistas chilenos, y se negó a aceptar en ese momento la palabra de las víctimas por encima de la de su obispo, causando una gran decepción ante muchos miembros de la feligresía católica, que esperaban una postura distinta a la que sus antecesores tuvieron contra casos de pederastia gravísimos, como los sucedidos en México a lo largo de muchísimos años, cuando Maciel estuvo al frente de los Legionarios de Cristo, o Norberto Rivera al frente del obispado de Tehuacán, desde donde protegiera al sacerdote Nicolás Aguilar, quien tan solo fue movido de parroquia y luego enviado a Los Ángeles en 1986, con una carta de recomendación diciendo que el padre Aguilar estaba "enfermo", término que se utilizó en muchos otros casos para mover y justificar el cambio de parroquia de sacerdotes acusados de abuso sexual contra menores de edad. Nicolás Aguilar huyó de Estados Unidos  por acusaciones de pederastia en 1987.Hubo otras demandas en su contra en años sucesivos. Estas son solo muestras de largas historias de terror, en las que las víctimas no solo sufrieron primero el abuso, sino después fueron considerados enemigos de la iglesia por el solo hecho de denunciar. Se confundió consistentemente la acusación contra los crímenes de los seres humanos que fungían de sacerdotes, como una acusación contra la institución de la iglesia católica, cuando son cosas muy distintas.  

 

Resultado de imagen para papa francisco pederastia obispos chilenos

 

El Papa se quedó inquieto y buscó. Y las pruebas llegaron, y el Papa tuvo que hablar. A principios  de mayo, después de recibir y analizar el informe de 2,300 páginas  que llevó a cabo el arzobispo maltés Charles Scicluna, sobre los casos de abuso y pederastia de más de 80 sacerdotes en Chile, el Papa Francisco llamó a los 34 obispos chilenos a  Roma entre los días 15 y 17 de mayo y les pidió que pusieran su renuncia a disposición, para analizarlas una por una. Previamente les entregó una carta  en la que se indicaban con toda claridad una serie de hechos reprobables en relación a los abusos de poder, de conciencia y sexuales descritos en el documento. En una parte de la carta, el Papa señaló lo siguiente: "Algunos religiosos  expulsados fueron acogidos en otras diócesis y recibieron encargos que los llevaron a estar otra vez en contacto con niños... Las denuncias recibidas se calificaron en no pocos casos como inverosímiles, aun cuando había graves indicios de un delito efectivo."  Fueron puestos sobre la mesa los errores y omisiones en la gestión de los casos de abuso, sobre todo en el caso del obispo Juan Barros, acusado de encubrir al sacerdote Fernando Karadima, quien habría abusado sexualmente de menores. Karadima fue maestro del obispo Barros, y como monseñor fue testigo de muchos de sus abusos. El obispo fue acusado específicamente de destruir pruebas, de hacer investigaciones superficiales y de negligencia. Esa conducta  no solo negligente, sino ilegal, impidió que se cometieran nuevos abusos. Finalmente el padre Karadima fue destituido por la iglesia en 2012. Su proceso civil fue reabierto, aunque sus crímenes prescribieron para las autoridades civiles y nunca fue condenado.  Pero el obispo Barros protegía a otros sacerdotes. Contra él han procedido ahora.

Todos los obispos convocados emitieron un comunicado en el que pidieron perdón a Chile, a las víctimas de abusos y al Papa por la situación en que lo colocaron en Enero. El Papa a su vez ha señalado públicamente la disponibilidad de los obispos para adherirse y colaborar  en todos los cambios y resoluciones que se tomen a corto, mediano y largo plazo para restablecer la justicia y la comunión eclesial.

 

Chile: De pie, los obispos Horacio Valenzuela (Talca), Juan Barros (Osorno), Andrés Arteaga (Auxiliar de Santiago) y Tomislav Koljatic (Linares). De rodillas, Fernando Karadima.

De pie, los obispos Horacio Valenzuela (Talca), Juan Barros (Osorno), Andrés Arteaga (Auxiliar de Santiago) y Tomislav Koljatic (Linares). De rodillas, Fernando Karadima, acusado de al menos 3 incidentes de abuso sexual (Fotografía tomada del  diario Clarín)

 

Tres de las víctimas de abuso sexual por parte de curas en Chile hoy son adultos. Una demanda civil fue la que finalmente detonó el caso hace ya varios años, y el camino fue largo y tortuoso. Previo al llamado de los obispos al vaticano, Cruz, Andrés Murillo y James Hamilton, tuvieron una larga audiencia con el Papa Francisco, hospedándose en el albergue Santa Martha, donde él vive en Roma. El Papa admitió de manera extraordinaria ante ellos haber cometido graves equivocaciones en su manejo de los casos de abuso sexual eclesiástico, a los que en un  principio consideró como calumnias.  Los tres fueron víctimas del padre Karadima, uno de los sacerdotes más prominentes de Chile que abusó de niños y jovencitos durante muchísimos años, aprovechándose de su poderoso carisma. Cuando Cruz se decidió a actuar, al principio pedía el anonimato. Todavía hace ocho años no daba su nombre. Esta semana dieron una rueda de prensa en Roma que jamás imaginaron posible.  Las autoridades eclesiásticas por fin agradecieron y reconocieron a las víctimas por --cito textual-- "su perseverancia y valentía a pesar de las dificultades personales, espirituales, sociales  y familiares que debieron afrontar en medio de la incomprensión y ataques de la comunidad eclesial  y una vez más imploramos su perdón y su ayuda para avanzar en la curación de heridas." Y es que en estos casos  las víctimas lo son de manera doble. Primero por sufrir los abusos y después por el desprecio con que fueron tratados al denunciarlos.

"Esto Cambia las cosas para siempre", señaló Juan Carlos Cruz en su  cuenta de twitter el 18 de mayo." Es una victoria para todas las víctimas del mundo."  "Obispos Chilenos todos renunciados. Inédito y bien." José Andrés Murillo señaló. "Váyanse todos los obispos delincuentes que no supieron proteger a los más débiles, los expusieron a abusos y luego impidieron justicia"

 La renuncia masiva de todos los obispos chilenos en activo es un cambio radical que debió suceder hace muchos años, no solo en Chile, sino en países como México,  en que mucho hubiera ayudado el que la iglesia misma responsabilizara a sus ministros a tiempo de las graves omisiones cometidas, evitando el encubrimiento para castigar a quienes delinquieron. Humanamente es casi imposible que las instituciones  puedan ser responsables de los actos individuales que cometan quienes sirven en ellas, pero sí lo son de encubrir  las conductas  que denuncian las víctimas, que al quedar impunes se extienden como la humedad. Y esto aplica a todo tipo de instituciones, pero muy particularmente a las que involucran el trato cotidiano con menores de edad, como lo son las escuelas públicas y privadas, los Boy Scouts, los institutos de asistencia a niños huérfanos o en situación de vulnerabilidad, los consejos tutelares de menores, o  el trato que las diferentes iglesias tienen con su feligreses. Al ser figuras de autoridad, las instituciones deben ser responsables de la evaluación constante de quienes trabajan en ellas, y a la menor señal de alarma, proceder con toda dureza y energía, poniendo las investigaciones en manos de las autoridades civiles y no de los órganos internos de sus instituciones, desde donde suele darse el encubrimiento.

 

Busqué en internet la declaración que Norberto Rivera presentó en 2017 ante las autoridades americanas con respecto al caso del sacerdote Nicolás Aguilar, un verdadero depredador sexual que dañó la vida de muchos niños de la comunidad en la que trabajó en Tehuacán, y luego siguió en las comunidades a las que fue trasladado para protegerlo. Norberto Rivera todavía se dio el lujo de hacer unos cuantos chistes desplegando un sentido del humor impresentable ante el caso terrible que abordaban. Las primeras denuncias contra el sacerdote Aguilar datan desde 1986, y desde entonces llegó a los oídos de Norberto, que aun así siguió su meteórica carrera hasta llegar a ser arzobispo primado de México y cardenal. En su declaración Norberto Rivera alegó que al no encontrar motivos suficientes para acusarlo, solo lo trasladó de lugar. ¿De qué derecho gozaba Norberto Rivera para actuar como suplente de la autoridad ministerial en lugar de presentar una denuncia en un ministerio público civil? ¿Por qué  argumenta como algo natural el dicho de "no encontré  motivos para proceder"? ¿Por qué privilegió el dicho del sacerdote sobre las voces de los agraviados? Y las respuestas, aquí y en el caso chileno son dos: que las víctimas fueron tratadas como enemigas de la iglesia y que hay un enorme margen de maniobra tácito para que  las instituciones eclesiásticas opten por impartir una discrecional justicia por mano propia, por encima de las leyes que aplican para todos los ciudadanos. El estado laico brillando por su ausencia.

 

Hasta el día de hoy Norberto Rivera no se ha disculpado ni ha admitido culpa alguna en su pésimo actuar. Vive en un cómodo retiro.

 

He escuchado a los tres candidatos a la presidencia de la república hablar repetidamente de sus creencias religiosas. Dos presumen que van a misa en familia y el tercero va a decretar una nueva constitución moral. ¡Que el estado laico del Benemérito nos socorra!  Nos debería de importar un comino en que iglesia militan. Para los creyentes o los agnósticos como yo, lo que debe contar es que asuman que el cargo que desean ejercer está regido por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanan y solo a ella deberán atenerse. No les vaya a pasar lo que a los obispos, que se dedicaron a impartir  justicia a su leal saber y entender y han dejado a su paso un descrédito inmenso para su institución.