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29 Marzo 2024, Puebla, México.

Sobre los tiempos intermedios

Sociedad |#c874a5 | 2019-01-28 00:00:00

Sobre los tiempos intermedios

Gina Fernández

Soy buscadora

En la película Bohemian Rapsody, Freddie Mercury dijo algo que me ha hecho eco varios días después.   Algo así como, “no soporto los tiempos intermedios” mientras dialogaba íntimamente con alguien sobre el dolor que esto le causaba.   Me sorprendió constatar que hasta Freddie Mercury, Marx, Krishnamurti, Madonna o Bill Gates tienen que lidiar con los tiempos entre una cosa y otra… con lo difícil que resulta saber  qué hacer con nuestra existencia

Me asombra darme cuenta de lo mucho que esto resuena en mí.  La dificultad con la que algunas veces me topo al hacer frente a lo cotidiano de la vida, a los tiempos entre un acontecimiento y otro.

Hablo de los entretiempos entre el fin de semana que haré tal cosa, y la fiesta de no sé quién que está por llegar. O los días entre un viaje y otro; entre una comida y otra con algún ser querido.  La víspera de las navidades, las vacaciones del siguiente puente, los cumpleaños, los festejos, las graduaciones, las bodas, las idas a los espectáculos, a los restaurantes, y demás lugares especiales.

El tiempo entre una meta y otra por cumplir.  Los días entre algún maratón, carrera o triatlón que lograr y la siguiente hazaña.

Los días entre un sueño y otro que perseguir. Desde que nacemos hasta que nos damos cuenta, con suerte para algunos; antes de llegar a viejos, vamos tras la próxima meta por alcanzar, el siguiente evento al que asistir, el otrora lugar por conocer, el próximo hijo que tener, el siguiente puesto laboral que escalar…

Ahhhg! Lo escribo y puedo sentir en mi cuerpo una sensación de excitación que me recorre.   No puedo negar que esa excitación es la que me vuelve adicta a los logros.

Tomo nota de cuánto --al menos yo-- me he acostumbrado a vivir de esta manera.  Esperando algo por venir, cumpliendo nuevas metas, conquistando peldaños que añadir a mi curricular existencial.

¿Cuándo aprendí a vivir así? ¿En qué momento de nuestra existencia quedamos atrapados entre tantas y tantas “metas” que alcanzar? ¿A dónde quiero llegar? ¿Realmente existe un sitio en el que podré descansar?

Habrá quien a estas alturas se esté revoloteando en la silla mientras lee estas incómodas preguntas y añadirá para sus adentros que la naturaleza del ser humano es “superarse.”

Me considero una “buscadora”, y hace poco alguien me confrontó cuestionándome que mi afanosa búsqueda era una trampa más en mi carrera por hacer y hacer… Me molesté mucho, pero después me tomé en serio ese comentario.

Vivimos en una cultura donde nos hemos tragado completa la idea de que lograr metas y proyectos es la mejor manera de demostrar cuán valiosa es nuestra existencia.  Cuantos más logros, mayores metas, más admirable se vuelve nuestro andar.

Un don nadie, es algo que ninguno de nosotros aspiramos a ser…

Y así, entre una meta y otra se nos va la vida.   Donde los tiempos intermedios, – volviendo a la frase que me resuena -resultan dificiles de sobrellevar.  Esos tiempos donde parece “que no ocurre nada.”  Esos tiempos donde nos bañamos, donde nos vestimos, donde nos alimentamos en nuestro hogar a solas o de prisa parados metiéndonos la comida lo más rápido posible (porque no hay tiempo para disfrutar).  Los tiempos horrorosos del tráfico donde estamos “detenidos” por instantes que parecen eternos.  Los tiempos de espera en el banco, en la fila del súper, en el Starbucks pidiendo café. Los tiempos en los que esperamos a que nuestra pareja se termine de alistar.  Los minutos fuera de la clase de algún hijo.  El tiempo de comprar comida, de cargar gasolina, de ir al baño, de lavarse lo dientes, de hacer tareas, de caminar hacia la parada del camión.  Los tiempos de insomnio, los minutos antes de levantarse de la cama, las horas de espera en el aeropuerto.

Los tiempos insoportables que buscamos llenar con nuestro teléfono al lado. Un like, un whatssap, o un mensaje. ¡Que ocurra algo!

¿Por qué es tan difícil detenerse? Parar por unos instantes y notar que lo que vamos dejando en esta carrera es la vida, nuestra existencia, que no volverá, que se irá no importa cuánto hagamos mientras dure…

La vida va ocurriendo entre estos tiempos intermedios y las metas que nos vamos imponiendo.  Una tras otra, tiempo tras tiempo, meta tras meta.

¿Qué nos queda? La presencia. En ella no hay metas, porque las metas pertenecen al reino del futuro.  No hay logros ni esfuerzos porque en el presente lo que es, está completo como está.

En ella, un simple baño de agua caliente sirve para notar con todos los sentidos el roce del agua en cada una de las partes del cuerpo.  En la fila del super hay gratitud por la providencia divina de ese momento, la prueba es lo que hay delante de ti.  En el tráfico existe la oportunidad única de ejercer la virtud de la paciencia.

No hay ningún lugar a donde llegar; no existe ninguna meta que cumplir.  Todo nos ha sido dado por gracia divina sin que tengamos que hacer mucho salvo darnos cuenta.

Que los tiempos intermedios se vuelvan cada vez más habitables, que las metas y los logros no empañen tus ojos a tal grado que lo cotidiano se vuelva chocante.

Que bebas cada instante a sorbos… con la consciencia de que esta taza es la única que hay…