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18 Abril 2024, Puebla, México.

Con Aurora, pensar en la vida de las mujeres en México

Sociedad |#c874a5 | 2019-03-08 00:00:00

Con Aurora, pensar en la vida de las mujeres en México

Sergio Mastretta

Mundo NuestroEl mundo se sostiene por las mujeres. En México esa raíz es la más profunda. Ellas la guardan, como la tierra, en la memoria de sus ojos y de sus manos. También en el canto dulce, a veces triste, otras aguerrido, siempre nostálgico. Con esta crónica de una mujer del pueblo amuzgo Huehuetónoc, en la sierra que baja a la costa chica guerrerense, Mundo Nuestro quiere recordarlo.

 

Aurora

Tiene 52 años, mi edad. Le mataron al marido hace unos años, y sus asesinos pagaron con sangre y cárcel el crimen.  Pero la desgracia se ha desvanecido como la bruma de la mañana, y uno sólo encuentra en ella la sonrisa asentada y tersa de la luz de la media tarde en el campo.

     Su sonrisa viene de muy lejos, como si hubiera vivido siempre en Huehuetónoc, como si la escuela primaria 5 de Mayo en la que trabaja de conserje siempre hubiera contado con esos salones a los que llegó recientemente el gol por la educación para instalar las 16 computadoras, como si el salón de primero, con su piso de tierra y su techito de zinc sin paredes ni ventanas la hubiera escogido a ella como la primera alumna para el reto brutal de aprender a escribir en español sin entender una sola palabra castellana. Es Aurora, con el huipil rojo de pájaros y plumas que esconde su cuerpo voluminoso, redondo, como su rostro restirado por peinado atado a la nuca por ligas y pasadores. Aurora tiene la profundidad serena de los ojos negros, y la cadencia en la voz para pasar con ella la vida entera para escuchar sus historias, sus recuerdos, su canto.

     “Ya ahora, en este tiempo –dice--, ya no quieren ser campesinos, ahora quieren que el vestido, que el reloj. La misma familia de los inditos ya no quieren, por eso yo le dije a una maestra yo le voy a cantar una canción que yo estoy observando en mi tiempo, y se la voy a cantar un cachito, no todo...

     “Cuando a mí me gusta salir a los campos del hermoso pueblo donde yo nací,  con mi retrocarga y mi cuaco retinto y mi voz por delante eso sí que sí.
Todos critican que aquí mi pueblito pues sí los inditos pues usan calzón, para qué queremos andar bien vestidos andar presumiendo sin cargar tostón.

     Por ai se encuentran algún catrincito que maneja el carro de la población, con gusto le dicen las muy presumidas por ai yo te espero justo en mi cantón...

     “Se la compuse a las chamacas presumidas. Hice otras, pero se me olvidan. Aquí la gente canta en la canción amuzgo, los hombres, cuando se enamoran de una muchacha ya agarran su botellita con su aguardiente y ya se sientan junto la muchacha y ya le están echando las flores y ya le dicen te voy a cantar el ticucha, la canción que te dediqué para ti, y ya la muchacha le dice cállate, yo no quiero oir nada. Y ellos la cantan, pero en amuzgo, con su canción enamorando la mujer. Mi esposo, ¡él no me cantó!, muy borracho, me enojaba con él, lo único que él me cantaba el barrio pobre. Ora ya no hacen eso, ora pura canción moderna, ora la juventud si canta el amuzgo, el ticucha, se burlan de ti. “

     Aurora canta en amuzgo una canción de las antiguas: Cuando yo me enamoré de ti, me pensé mucho en ti, yo te dije en mis palabras que me gustabas, tú me despreciaste pero no me rechazaste. Yo estuve contigo porque yo te quiero, en nadie veo más bonita, como tú una flor en una peña muy grande que yo tuve que alcanzar. Me gusta esa flor, y aunque yo me caiga de esa peña levantaré la flor, porque me gustó... Pobre mujer chula, como una flor de la peña...