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20 Abril 2024, Puebla, México.

“Soltando amarras”. Seguir el sueño del ALDIVI en el mar

Sociedad |#c874a5 | 2019-03-31 00:00:00

“Soltando amarras”. Seguir el sueño del ALDIVI en el mar

Bel Moctezuma Sánchez

Soñar es algo que todos los seres humanos hemos hecho alguna vez. Algunos soñamos aventuras en los cielos, otros sueñan con aventuras en el mar. Pocos logramos hacer esos sueños realidad, hay tantos obstáculos en nuestro camino. Sin embargo algunos tienen la fortuna de volver su sueño realidad.

 

 

 El sueño de Alexa.

 

Había una vez una pareja, que, como tantas, empezó su vida en común con muchos sueños, individuales y luego compartidos en su vida juntos. Sueños por los cuales han luchado día a día. A diferencia de tantas otras, esta pareja de navegantes cumple ahora uno de sus más grandes sueños; un sueño que no pocos hemos tenido algún día: dar la vuelta al mundo.

 

 

El sueño del ALDIVI

 

 

Berna Sánchez y Alejandro Irigoyen, junto con sus hijos Alexa, Diego y Vital llevarán, para cuando ustedes estén leyendo este artículo, más de 14 días de haber zarpado del puerto de Acapulco, y más de una semana sin haber tocado ni visto tierra firme.

 

Al zarpar en el recién bautizado velero ALDIVI (las iniciales de sus hijos ALexa, DIego, VItal), la familia Irigoyen Sánchez ha logrado lo que pocos pueden hacer, soltar amarras. Soltaron las amarras de tantas cosas que hoy en día nos atan a los seres humanos y han decidido vivir una vida en la que no tienen por guía más que el viento y como base el mar. 

 

 

 

Dejar atrás tantas cosas, la casa, el colegio, la rutina diaria, la familia, los amigos, suena fácil, y de momento muchos podríamos decir que nos encantaría seguir sus pasos. Sin embargo, los años de planeación que tomó este proyecto, desde buscar los recursos necesarios y la embarcación adecuada, pensar y calcular la ruta, tomar en cuenta el clima, las estaciones, los temporales, los puertos a tocar, son algunos de los detalles técnicos que no se ven desde fuera. También había que considerar la logística para transformar un velero de 50 pies de eslora en el hogar, la escuela y el centro de trabajo de esta familia por los próximos dos años y medio aproximadamente.

 

 Dos años en el mar...

 

No puedo recordar con exactitud la primera vez que Berna y Ale hablaron de este proyecto, sé que son años ya, por lo menos cuatro o cinco. Desde el inicio ambos estuvieron muy ilusionados y optimistas de poder cumplir este sueño. Fueron llegando los hijos, primero Alexa y luego Diego, y mientras los niños crecían,  el sueño crecía también. Diego, ha sido una parte clave de este proyecto. Cuando conoció al Capitán Vital Alzar, a quien me atrevo a llamar la inspiración y mentor de este proyecto y saber que su mamá estaba embarazada, tuvo una certeza y convencimiento impresionantes al decir que el bebé sería niño y se llamaría Vital. Ese es el convencimiento y certeza que Berna y Ale nos han transmitido a familiares y amigos que hemos tenido la fortuna de estar con ellos de una u otra forma desde los inicios del proyecto, durante su cuidadosa planeación, hasta zarpar de Acapulco el 10 de marzo pasado, y apenas el viernes pasado cuando soltaron la última amarra a México en Puerto Vallarta, y que seguimos y seguiremos teniendo a lo largo de esta aventura.

 

Lo que sí puedo recordar es la experiencia de acompañarlos a Acapulco hace poco más de dos semanas. El martes 5 de marzo saltaron al ojo público al ser entrevistados en cadena nacional. Ya no era nada más un proyecto conocido por algunos poblanos y acapulqueños. Como era de esperar, saltaron voces a favor y voces en contra de este proyecto, críticas negativas y constructivas, un proyecto así tiene muchos ángulos y cristales por los cuales mirarlo, este artículo no es para tratarlos.

 

Aquí me resta compartir las vivencias de tres días en los que familia y amigos pusimos manos a la obra para ayudar, de una u otra forma a atar todos los cabos sueltos, a empacar y acomodar lo mejor posible lo mucho o poco que tenía que caber en ALDIVI.

 

 

 

Fue Alexa quien me explicó y me enseñó cómo subir a bordo. También será Alexa la que nos irá contando a través de las redes sociales de sus vidas a bordo. Así que, tomando los cables, subiendo una pierna y volando la otra sobre la red, me adentré en un velero con espacios reducidos pero muy bien planeados. A ayudar a acomodar sartenes, cacerolas, guardar detergentes, trapos, toallas y mil cosas más, todo bajo la atenta mirada de mi tía Berna, quien cuidaba con gran cariño que el hogar de sus hijos y nietos fuese perfecto.

 

 Berna y Alejandro.

 

El sábado en la ceremonia donde la familia fue nombrada Embajadores de Paz, fue Diego quien tomó junto con su papá la bandera en sus manos rodeado de vivas y aplausos de los que pudimos entrar en el recinto.

En ese mismo evento  fue Vital Irigoyen quien se robó no sólo el corazón de su tocayo, el Capitán Alzar, sino de todos los presentes con su sonrisa y afecto.

De ahí nos dirigimos al muelle en el que, con gran botella de champagne se bautizó a ALDIVI y brindamos todos por una travesía tranquila y una buena mar.

Y más pronto de lo que imaginamos llegó el domingo, el día de soltar amarras y partir. El muelle y el ALDIVI desde muy temprano eran un hervidero de gente, subíamos y bajábamos, unos ayudando, otros queriendo conocer el velero y alguno que otro curioso que algo escuchó y quería saber si era verdad que una familia entera zarparía ese día.

 

Los últimos preparativos. Quienes se quedan en tierra echan una última mano. 

 

Aún el plan más perfecto puede ser modificado, y así pasó con la hora estimada de partida. Entre toda la comida y ropa que había aún que acomodar en las entrañas de ALDIVI, en cubierta un grupo liderado por Alejandro Irigoyen, compuesto por sus hermanos, suegro, cuñados, amigos y personal del embarcadero, etc., trabajaban al rayo del sol comprobando que todo estuviese en orden para partir.

 

La hora fijada pasó y ALDIVI seguía en puerto y la gente subía y bajaba. Entre todo ese ir y venir, un invitado llegó al área de cocina. Con alba blanca y estola con colores de mar el Padre Francisco de Catedral subió a bendecir a ALDIVI y a toda su tripulación. En ese momento en la cocina estábamos un grupo de hormiguitas, mujeres que entre calores y prisas buscábamos la forma de seguir el dicho aquel de “todo cabe en jarrito sabiéndolo acomodar”, y lo logramos, no a la hora prevista, pero todo tiene un porqué. Eran ya poco más de las seis cuando se formó una fila larga en el muelle, una fila de gente que queríamos ver y aplaudir a los Irigoyen Sánchez cuando por fin se soltara la última amarra al muelle.

 

No faltaron lágrimas, sonrisas, cantos, porras, aplausos, y de ahí, unos cuantos tuvimos la fortuna de subir a lanchas, yates y veleros para acompañar al ALDIVI hasta el final de la bahía.

 

 Los abuelos. La esperanza de que todo saldrá bien...

Gritar un último hasta pronto, ver a los tripulantes, emocionados y  nerviosos decirnos adiós, y decir adiós a las demás embarcaciones de la comitiva, y después ver al ALDIVI avanzar hacia un sol que se acercaba más y más al agua. Verlo después volverse un pequeño punto en el horizonte.

 

 Al dar la vuelta y volver al muelle con las emociones revueltas, entre alegría, nervios, tranquilidad, incertidumbre y esperanza por buena mar y buen viaje, no había rostro que no se viese afectado de una u otra forma. Entre todos compartíamos anécdotas de los últimos tres días, en parte para no pensar y en parte para no dejar de pensar en ellos, en Alejandro, Berna, Alexa, Diego, Vital, acompañados de Federico, Federica y Federico, que partían rumbo a Puerto Vallarta, escala antes de iniciar el camino hacia las Islas Marquesas en la Polinesia Francesa. Desde el viernes pasado los celulares dejaron de tener señal, pero gracias a la tecnología, podemos ir siguiendo la trayectoria y saber con gran exactitud la ubicación del ALDIVI.

 

No hay descripción de la foto disponible.

 

#ALDIVI #ViajeConCausa #VeleroPorLaPaz #IslasMarquesas 

 

El sueño ya se está haciendo realidad, apenas empieza, le falta mucho camino por recorrer, mucho que conocer, aprender, y en algunos meses estará cumplido. Mientras tanto, a nosotros en tierra nos debe quedar mucho que soñar. Esta impresionante aventura es la prueba de que los sueños se pueden hacer realidad, de que no siempre será fácil conseguirlo, pero que si hay alguien junto a nosotros, así como Alejandro tiene a Berna, dispuesto a apoyarnos y acompañarnos, entonces vale la pena seguir soñando.

 

En lo personal, espero poder alcanzarlos en algún puerto y pasar algunos días con ellos en el mar, vivir en carne propia la experiencia. Mientras logro cumplir este sueño, termino con la oración que Emma HS, sobrina de Berna y Ale pensó. Oración que la familia en tierra firme repetimos todos los días:

 

QUE DIOS BENDIGA LA VELA,

QUE DIOS BENDIGA LA MAR,

QUE DIOS BENDIGA EL CAMINO

POR EL QUE VAN A PASAR

ALE, BERNA Y ALEXA, DIEGO Y VITAL…

 

 https://cruisersat.net/track/ALDIVI

Pueden seguir a esta familia a través de sus redes sociales:

  1. proyectosoltandoamarras.com.mx;

FaceBook: Soltando Amarras; Instagram: proyectosoltandoamarras