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19 Abril 2024, Puebla, México.

Desde el ALDIVI: Diario de un viaje alrededor del mundo (En la mitad del Pacífico)

Sociedad |#c874a5 | 2019-05-05 00:00:00

Desde el ALDIVI: Diario de un viaje alrededor del mundo (En la mitad del Pacífico)

Bernadett Sánchez del Castillo

 Mundo NuestroZarpan hacia el Pacífico el 22 de marzo del 2019 desde Puerto Vallarta. Muy pronto están a la mital del Pacífico. En el ALDIVI van las emociones de la familia poblana Sánchez Irigoyen. Desde ese mismo día, ya en el arrullo del mar, con los niños dormidos, Bernadett Sánchez empieza a escribir este diario de viaje...

 

 

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Desde el ALDIVI: Diario de un viaje alrededor del mundo (Los primeros días)

 

 

27 de Marzo, 2019

 

 

Escribo un mail a la familia:

 

Hola mi querida familia:

 

Ya pasamos 6 días a bordo del Aldivi viendo sólo el mar, el horizonte, los colores de los amaneceres, los mil azules del agua. No puedo describir el tono azul del medio día, es profundo, eterno, limpio, intenso... precioso. Los atardeceres mágicos, el rayo verde ya casi lo vemos. Acomodándose, adaptándonos, preparándonos para convivir lo mejor posible estos 25 días próximos. ¡Ya solo quedan 19!!!

El tiempo vuela aquí en el barco, yo estoy feliz, a ratos me desespera el no poder quedarme quieta, pero me acostumbro rápido. Llevo ya 2 días sin tomar la pastilla del mareo y sin marearme, cocinando, limpiando, haciendo yoga en el atardecer y ejercicio a la 1:00 antes de preparar la botana, leyendo, acurrucada con mis hijos en diferentes rincones del barco, mi cabeza va y viene a la tierra, pero deliciosamente está en paz, sin crisis todavía sigo esperándola, ojalá nunca llegue, todos los días me acuesto y pienso, ¡qué paz! Y me arrulla el mar y me recuerda a mi incansable mamá.

Mis hijos, lindos, pacientes, obedientes, (benditos iPod) son lo máximo. Alexa, tranquila goza su muñeca que le dio su amiga Abril y lee todo el día; Diego haciéndose amigo de cada pájaro que se acerca y buscando constantemente delfines, y Vital con su infinita imaginación juega con sus legos y no suelta su ipad y su vaso azul que piensa que se lo heredó su primo Andrés. Extrañamos a los primos, vemos fotos y nos carcajeamos de acordarnos de frases y momentos con ellos.

Cada día es más cómodo estar aquí, aunque pareciera lo contrario, pero cada quien empieza a organizar sus tiempos y espacios y nos respetamos y ahí la llevamos. Lo más incómodo a mi parecer ha sido el tema de la bañada que es afuera, en la tarde y todo se mueve y el viento está fresco, y el shampoo corre peligro de irse al mar y yo también, además no hay manera de tallarse con tetas y pompis al aire, como debe ser. Pero bueno, eso también es como una tarea más y pasa, y después del baño es un placer sentir el pelo húmedo y la piel fresca después de un día de no parar.

Se va a el tiempo rápido, parece como si no tuviéramos nada que hacer, y hay mucho siempre. Hoy en la mañana me tocó ver el amanecer solita, en silencio con sólo el sonido de las olas abriéndose para que pasemos, el gennaker inflado feliz jalaba el peso del barco y la pase bomba, tratando de descifrar qué colores combinaría yo para lograr ese tono plateado del mar que es tan indescriptible, con el sol saliendo a toda velocidad del horizonte y lo mágico que es sentir sus rayitos de calor en la cara combinados con el viento fresco de la mañana, rico. Son miles las cosas que pasan por mi cabeza como pequeñas poesías que me hablan y me dicen cosas lindas, pero como nubes se pasan y se me olvidan, ji, ji, ji.

En fin, familia, los amo con locura. Está bajando Alejandro la vela y se está moviendo más el barco, tengo que correr a ordenar la cocina, si no saldrá todo volando.

Besos. Luego le seguimos.

 

 

28 de Marzo, 2019  

 

No fue un día tan fácil. No pude dormir muy bien y mi actitud no era la misma. Me dí cuenta que mi estado de ánimo se conecta mi apertura para observar la naturaleza, es la llave para abrirle la puerta a esa sabiduría con la que es mágico conectar con las cosas buenas de la vida y te mantiene feliz; de lo contrario te traiciona la parte oscura que todos tenemos en la mente, y es ahí cuando tenemos malos pensamientos y por ende mal humor. En cuanto me percaté de mi actitud ya como al medio día, logré salirme a la cubierta a respirar y calmar mi ansiedad y sentí cómo se limpió adentro de mí una mancha que ni estaba tan difícil de quitar. A veces sólo lo que necesito son pausas para mí, eso es todo. Ya en la tarde me relajé y la pasé muy bien, me puse a leer y mandé a mi pensamiento hasta 1940, ¡y me fugué!

 

 29 de Marzo, 2019

 

Mucho que contar…

Ayer en la noche, mientras dormía profundamente, sentí como si alguien pusiera una caja de herramientas en mi cama, pum, se sintió y escuchó, y acto seguido unas palmadas en mi espalda a gran velocidad, ta, ta, ta, ta, ta.... y se calmaron, y a los dos segundos otra vez las palmadas en mi espalda tatatatatatata. Entre mi cansancio y lo oscuro del camarote sólo logré distinguir el color plateado de un pez volador que estaba en mi cama ¡pasándola fatal!!!! Había tenido la peor suerte de todos los peces del Pacífico, se coló por la escotilla que está justamente arriba de la cama. Pegué un salto aterrada y trataba de gritar, estaba a oscuras, pero ya lograba distinguir entre sombras a ese monstruo marino de 30 cm de largo que me atacaba en mi cama!!! Ja, ja, ja, ja, me acorraló en una esquina de la que no tenía salida, y mi corazón desbocado y mi almohada como escudo me separaban de él. Diego dormía en el sillón de abajo de mi cama y no me escuchaba, me daba nervio que le cayera ahora a él encima el pez, por fin logré gritar: “SE METIÓ UN PEZ VOLADOR A MI CUARTO!!! AUXILIOOOOOO!!!!” 8Ja, ja, ja, ja... ahora me da risa, pero en ese momento estaba apanicada). Mientras, yo luchaba tratando de ubicarlo, centrarlo y batearlo con mi almohada, la cama se llenó de escamas y de un moco transparente y negro, el pobre pez hacia su mejor esfuerzo por brincar y yo por volver a gritar un poco más fuerte.

Por fin me escuchó Alejandro que estaba en su guardia, y lo vi llegar como un príncipe a rescatarme de aquel dragón con el que yo luchaba. Sin tampoco ver mucho logró agarrar al pez y lo lanzó por la escotilla de regreso al mar. La separación del colchón al techo es muy poca, yo calculo que son unos 70 centímetros, en ese espacio y esquinada fue que estuve hecha bolita y atrapada sin salida por mi parálisis ante aquel inocente y ahora famoso “pez volador”. Por supuesto me quitó el sueño y en ese momento quité sábanas y a lavar, pues estaban bastante sucias y salpicadas.

El día fue cansado, pues ahora el viento y el mar están más movidos, caminar es más difícil dentro del barco, las cosas se caen, nos mareamos un poco, cocinar es más difícil, es más, comer es ahora un reto mayor, ir al baño ni se diga... Desespera un poco no poder estarse quieto.

 

30 de Marzo, 2019

 

Nos consentimos un poco hoy por ser sábado, aunque todos los días perecen serlo. Pudimos la regla de que los sábados podrían tomarse un refresco los niños, el que quisieran, y llevan contando los días. Me da mucha ternura verlos respetar todas las nuevas reglas que han llegado a sus vidas: chaleco obligatorio para caminar en la cubierta, sacar solo un juguete y guardarlo para sacar otro, no puedes dejar tu vaso con agua, leche o jugo solo nunca, pues seguro se voltea, sólo tienen derecho a una manzana por día, un paquete de galletas se divide entre los tres, y como éstas, mil reglas más. Pero han sido respetuosos, y veo cómo se vuelven justos entre ellos. Y entonces, por ser sábado Alejandro preparó unos mojitos para los adultos; ellos eligieron una Coca Cola que metimos al congelador y pacientemente esperaron dos horas para tomársela fría. ¡Qué lujo!

Ahora estoy sentada en la cubierta en mi tapete de yoga, en las tardes Federica y yo hacemos ejercicio, eso es liberador y toda una arriesgada aventura. Después de la clase me quedo a observar el atardecer, y este en especial lo considero el más bonito del viaje hasta ahora, entre nubes el sol estira sus rayos y toca el cielo y el agua, media nube traslúcida lo tapa y el brilla detrás. A colores veo un cielo azul muy clarito, unos rayos amarillos sobrepuestos que se funden en un tono verde, las nubes frente al sol tienen luz naranja brillante en su contorno, son moradas al centro y la luz a su alrededor es rosa. Qué belleza, estoy asombrada, que se me grabe en el disco duro este regalo de la naturaleza, ninguna foto logra atesorar este mágico atardecer, mis ojos no quieren perderse un segundo y al mismo tiempo no quiero parar de escribir para intentar narrarlo y si lo vuelvo a leer, imaginarlo.

Mientras tanto el mar se intenta calmar un poco más, ya no son las olas que en la mañana nos zangolotearan, subíamos y bajábamos como seis metros lentamente, pero sin parar, ahora son dos o tres.

El sol sigue bajando, las nubes que tocan el horizonte comienzan a juntarse como cuando se cierra el telón de un teatro, y entre ellas solo dejan pasar un poco de su luz, e imagino una reverencia despidiéndose de este maravilloso día, uno más que nos regaló, y como en todos sus actos se lució. El sol nunca se equivoca, nunca falla, ¡siempre es el actor principal de cada escena del día! El mar parece voltear a verlo, le aplaude y le dedica una ovación, agradecido con el sol que lo ayuda a lucirse y a tener siempre vida. Agradecidas se mueven sus olas y rompen en espuma como aplausos. Los algodones de azúcar de mil colores pastel del cielo se mueven lentamente; pareciera que se vacía el teatro para dar oportunidad a la siguiente obra. La esperaré aquí sentada en esta primera fila que además me arrulla, lista para ver ahora a la siempre romántica Luna y sus bailarinas las estrellas. El escenario es ahora diferente, el mar toma un nuevo color, gris plata oscura y morado, inigualable.

 

â??Soltando amarrasâ?. Seguir el sueño del ALDIVI en el mar

 

01 de Abril, 2019

 

En la noche de ayer pescamos un delicioso Atún, de un tamaño perfecto no muy grande, y el chef-capitán Irigoyen nos preparó una tártara espectacular.

Hoy no supe observarme muy bien, tengo sentimientos encontrados, es cansado estar 24 horas moviéndonos, a veces más fuerte y a veces menos, pero sin parar nunca. Ya lo he mencionado anteriormente, pero es que todo lo cotidiano se vuelva más complicado y además hoy hago muchas cosas que no estaba acostumbrada a hacer, y a veces las hago de buenas y otras con mucha flojera. Poco a poco, eso me repito una y otra vez, pero me traiciona la cabeza al recordarme lo comodisisisísima que era mi vida antes de esta decisión que me trae en calma, pero en chinga. No encuentro otra palabra para decirlo.

Convivir con mis hijos que no paran de pasar peleando, rodando como leones, retándose y acto seguido viene el llanto de uno de ellos, y luego parecieran tomar turnos. Así como no se deja de mover el barco tampoco pasan cinco minutos sin que escuche ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Mamá! Tengo sed, tengo hambre, tengo calor, el me pegó primero, me ayudas, me limpias, me duele, juegas conmigo…

Uf... Creo que estoy muy cansada hoy, escribo tal cual lo que siento y pienso, me siento un poco nostálgica por mi vida maravillosamente cómoda de antes, mi casa, mi espacioso baño, mi tiempo. Lo platico con Alejandro y se me salen unas lagrimitas, me abraza y me dice que me entiende aunque yo sienta que no tanto, y me dice, sé que esto es difícil pero la recompensa será inmensa, estamos a días de llegar a “LAS MARQUESAS”, me da un libro de la zona y me propone verlo, y sí, se ve que es un paraíso, pero hoy estoy cansada y sólo quiero sacarlo, llorarlo o por lo menos platicarlo. Una vez dicho esto, recuerdo lo emocionado que está DIEGO por jalarle al escusado antes y después de cruzar el ecuador, y me observo desde lejos, me doy un abrazo interior y me regreso a los zapatos de la fortuna que nos está tocando vivir. Mis hijos como esponjas entienden ya que existe el norte y el sur del planeta que se divide por el ecuador, y con eso vienen más preguntas y mucho más por aprender. ¡Lo que sí es un hecho es que al caer la noche y ver a mis hijos dormidos, apagan mis quejas y angustias las estrellas!  

 

02 de Abril, 2019

 

Cumpleaños número 30 del primer oficial del ALDIVI, nuestro gran amigo y hermano de aventura Federico. Hoy amanecimos con mañanitas y festejos, este hombre de apasionados conocimientos y un quieto semblante, no deja de tener tareas que hacer, cauteloso se mueve y va cumpliendo con lo que se pone de tarea, sin grandes alteraciones en su ánimo. Es un gran velerista y su conocimiento y experiencia sumada a la de Alejandro nos da tranquilidad; no hay frase que salga de su boca sin nombres técnicos, está siempre al pendiente del viento, los nudos, las escotas, la vela, viene muy en su papel y cierra los ojos despacio cuando está seguro de lo que está diciendo. En estos planes se observa mucho a las personas, y yo, que casi ni me fijo en los gestos, podría hacer descripciones demasiado largas. Pero mejor volvemos a la principal emoción de este día, hoy estamos alcanzando el punto medio exacto de las millas por recorrer desde Vallarta hasta Marquesas, 1,500 millas recorridas hasta este momento, ¿Cómo? ¿En qué momento ya navegamos tanto y tan lejos? Traemos un ánimo ansioso por comenzar la cuenta regresiva, a partir de ahora podríamos pensar así, y se siente un gran logro y al mismo tiempo me vienen a la cabeza pensamientos como ¿estamos tan lejos y siento que ya tan cerca?, ¿o más bien sólo estamos lejos? Cruzar el más grande de los océanos, que ni en los mapas puede ser representado con su tamaño real, como que no me la creo y entenderlo me cuesta trabajo.

Nos tocó un día muy diferente, nubes blancas y esponjosas amanecieron en el horizonte, poco a poco se esparcieron y tuvimos un delicioso día nublado, lleno totalmente de otra paleta de color, cielos en tonos grises que fueron cambiando durante el día, nubes que se veían cargadas de lluvia y las dejamos detrás, solo una se nos acercó y dio una refrescada. Un mar oscuro, pareciera que espeso por el movimiento lento en su oleaje.  

Cuando logramos hacer una pausa en nuestras actividades para ubicarnos en el mapa, asimilar nuestra posición y al mismo tiempo intentar entender nuestro diminuto tamaño, fue imposible no navegar por la cabeza hacia una reflexión sobre nuestra fugaz existencia, nuestro tamaño tan mal entendido por nuestro ego a veces. ¿quiénes somos?, ¿a qué venimos? Que maravillosa oportunidad ésta de SOLTARNOS de nosotros mismos, ésos que éramos en la tierra. Dicen por ahí que HAY UNA ALTA PROBABILIDAD DE QUE ESTEMOS TODOS EQUIVOCADOS. Nuestro amigo Blas Cernicciaro nos regaló unas playeras con ese mensaje y no paro de darle vueltas, es cierto, nos sumergimos los seres humanos en un sinfín de metas innecesarias, en una carrera contra nosotros mismos, y nos cuesta trabajo reconocer nuestros logros y aceptarlos, pues por lo general una vez llegados a la meta, ya estamos con los ojos en la siguiente. No nos damos tiempo ni de gozar lo logrado. Y ya queriendo rascarle un poco más a la herida, el círculo social en el que nos movemos es a veces motivo de esta auto obligación y esa insatisfacción. Triste, ¿verdad? Pero es cierto, CALMA, CALMA, no es necesario correr tanto, la vida se va volando, estamos aquí sólo un instante, atesoremos experiencias, amores, momentos históricos con la familia, con los hijos, con los amigos, pero los amigos que te dejan ser sin pretender, los que son de tu talla. Regalémonos respiraciones conscientes, oxígeno a nuestros pulmones y amor a nuestro corazón, agradezcamos la salud, eso es ¡VIDA!

Nosotros para este universo infinito no somos nada, me explico, nada...

 

La imagen puede contener: nube y cielo

 

03 de Abril, 2019

 

Comienzan las calmas del ecuador, nos estamos acercando al grado cero, qué intriga. Reconozco nuestra victoria, pero humildes ante esta inmensidad, estamos realmente, hoy, ahorita, en un lugar muy muy lejano, pareciera a veces una fantasía, pero estamos aquí sin miedos, flotando, dejando que nos lleve el viento, la corriente, reconociéndonos.

De pronto pasan horas del día y estamos en estado somnoliento, ya va más rápido el tiempo que nuestra prisa, ya entramos en el ritmo de los veloces días y silenciosas noches. Saco los últimos apios del refrigerador, y me recorre un agobio: ¡se nos acaban las frutas y verduras frescas, yikes!, qué nervios, no nos va a pasar nada, traemos suficiente comida enlatada y refrigerada, pero se siente gacho ver las cajas que venían atascadas y ahora están vacías, quedan papas y cebollas, basics... La sensación es mayor al entender la distancia y tiempo que aún nos falta por llegar, estamos muy habituados a estas delicias que nos regalan la tierra y los árboles. ¿Qué va a ser de mí sin aguacates? De pronto ese choque eléctrico se dispara en mi cabeza y siento hasta dolor, vamos a extrañar tanto a esos tesoros de México, que se venden en cada esquina, que se dan tan fácil, nos parece normal poder conseguir cualquier fruta o verdura que se nos antoje, démonos cuenta de que somos tan privilegiados. Eso no pasa en otros países, ya nos tocó en una ocasión ir a Belice que está a maroma de hormiga de México y no encuentras nada.

Vamos más lento, mucho más que en días anteriores, cuatro nudos, veníamos a ocho hasta antier. Nuevamente debemos adaptarnos, es un nuevo va y ven, más largo y suave, mis hijos juegan cartas, manotazo, uno, pit, los veo reírse y pelearse y me lleno.

Hace más calor. Ayer dormí fatal, se me pegaba la pijama al sudor del cuerpo y me picaba la cabeza, pegajosa y sin ganas de ensuciar mi “limpia” almohada. De plano me salí a dormir a la sala, debajo de una escotilla y un ventilador, solo así pude caer.

Les pregunto a los niños qué sienten al saber que estamos a la mitad de la nada, solo viendo puro mar a nuestro alrededor. Y la respuesta de la asertiva y veloz Alexa: “¡Mamá, llevamos doce días así!” Me da un poco de risa y coraje pensar que no ubiquen, pero cómo culparlos si a mí me está costando demasiado trabajo comprenderlo y además tiene razón, la sensación en la misma de ese tiempo a acá.

La seguridad que nos da el barco es mágica, vamos en una burbuja que nos protege de todo, sí nos sentimos y no nos falta nada.

Me leyó Ale un mail de nuestro amigo y compadre de corazón Gerardo Jean; decía con unas palabras muy cariñosas que nuestro ejemplo ha puesto a muchos a cuestionar sus propias amarras. Es un honor saber que hemos prendido en mucha gente una nueva luz en su conciencia, que el contagio por la pausa en la vida para valorarse y vivir continúa repartiéndose; no es fácil reestructurar el ritmo colectivo, pero sí creemos que cada uno es capaz al igual que nosotros de darse cuenta de lo que realmente los hace felices, esta oportunidad que elegimos vivir, nos dará el espacio en nuestro propio tiempo aquí, para vernos a los ojos y conocernos.  

 

CONTINUARÁ