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19 Abril 2024, Puebla, México.

Desde el ALDIVI: A la espera del permiso para recorrer la Polinesia

Sociedad |#c874a5 | 2019-06-24 00:00:00

Desde el ALDIVI: A la espera del permiso para recorrer la Polinesia

Bernadett Sánchez del Castillo

15 de abril de 2019

 

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Lunes


¡Una nueva amiga!!! 
Hoy, regresando de salir a caminar un ratito por la isla, sin haber logrado aún entregar papeles en la gendarmería, nos tocó conocer a una niña preciosa de Michigan que está viajando con sus papás alrededor del mundo, y vienen llegando de Galápagos, otras islas del Pacífico que se encuentran frente a las costas de Ecuador. Alexa desde un principio ha venido diciendo que le gustaría hacer amigas por todo el mundo y al estar tan abierta y decidida, éste es el tercer intento en tres días, sólo que a la otras dos las vio menos de media hora y Samy, la niña con la que coincidimos hoy se convirtió en una amiga especial, hasta pudimos invitarla a jugar un rato a nuestro barco y Alexa está feliz!!! No se tardaron ni tres minutos en conectar, se saludaron, intercambiaron nombres y edades y decidieron hacerse muy amigas, a las carcajadas me las encontré a los cinco minutos de que comenzó su amistad, se hablan en inglés y me sorprende la facilidad de ALEXA para comunicar sus ideas en otro idioma, noto como al ser transparentes se ven y se entienden, es la inocencia, a los doce minutos ya estaban grabando una película juntas en el I-MOVIE del I-PAD de ALEXA, como si se conocieran de toda la vida, posan, saltan, se abrazan, se toman fotos y se ríen. Qué bonito es traer el corazón abierto, esta amistad que lleva unos minutos, puede ser para toda la vida, que mágico, ¿no? 
A la hora y media devolvemos a Samy a su barco y nos organizamos para la logística del baño, un regaderazo de la toma de agua del muelle. A cubetazos nos damos una buena bañada todos, a oscuras y prácticamente en la calle. 

La imagen puede contener: una o varias personas, océano, cielo, nube, exterior y agua

Alexa más tarde está triste, no encuentra todavía cuál es su lugar en esta aventura, se intenta poner metas, pero no sabe ni por dónde empezar, hoy le entró el sentimiento, me dijo desde en la tarde que necesitaba hablar conmigo a solas, y eso nunca sabes de qué va a tratar, la vi tan feliz con su amiga nueva que pensé que estaba gozando, sin embargo ese momento la hizo volverse a Puebla, a sus amigas, a su colegio, a su conocida rutina,  a su casa, y me dice: mamá no sé si esto de bañarnos con cubeta y hasta en la calle es lo mío. Pobre, la entiendo perfecto, no hemos podido bañarnos en un mes y una semana en una regadera con agua caliente y en privado, como lo conocíamos, es cansado y difícil de entender; ella es muy ordenada y ama las rutinas, este descontrol de su vida no le ha sabido bien del todo. Le pido que confíe, que es un proceso de adaptación por el que estamos pasando. Llegamos a tierra y juramos diversión y llevamos trea días de no hacer mucho, primero porque veníamos muy cansados y en segundo lugar porque tenemos que entregar nuestros papeles para que nos den el permiso para entrar y permanecer tres meses en la Polinesia, y al ritmo de la isla, hasta mañana martes lo podremos resolver; entonces estamos anclados en una bahía que no se ve tan limpia como nos la esperábamos, nos bajamos en el dingui a un muelle con una marina seca al lado, esto quiere decir que los barcos están afuera del agua, pero todos nos imaginamos la palabra marina como algo bonito y sí lo es, pero ante los ojos de un niño son sólo barcos en reparación, oxidados y sostenidos por palos, hay un barco subido en un rack de bambús, y eso es lo que les ha parecido más interesante, ya pisando el muelle son dos kilómetros de subida para llegar a un Restaurant (de los dos que hemos visto en esta inmensa montaña rodeada de selva), y es el único lugar donde hay internet. Movernos todos resulta complicado y los Fedes traen su plan y se van a recorrer la isla en su coche, mientras tanto nosotros debemos esperar en el barco o ir al restaurante donde hay internet a que pase el tiempo y la gente decida volver a trabajar para poder reparar el barco y hacer nuestro papeleo. 

Conocimos a un francés como de 70 años que viene solo en su catamaran, Patrick, un señor encantador y que hizo click con Alejandro en el saludo; habla español y lleva viajando veinte años en su barco, sencillo, de precisas palabras, parece ser feliz con lo indispensable. 


En sólo unos minutos de conversación, Alejandro concluye que, para la navegación, todo se puede hacer por sí mismo si sólo respetas tu propio ritmo, sin prisa y siempre anticipándote. Lo he notado un poco pensativo, observa mucho a los señores mayores que vienen solos en sus barcos y es que son impresionantes, pues de verdad, la habilidad y la fuerza que yo pienso es indispensable en un barco, ellos lo resuelven con calma, paso a paso, no ven el reloj jamás, no compiten con nada, ni con su edad, sólo viven y pasan sus días en silencio, trabajando y mirando el mar, imagino tendrán un plato, una taza, se complican poco, unas cuantas playeras que solo a veces usan, organizados, una usan y otra lavan y estará secándose al sol y así deben ser sus closets, máximo 4 playeras, 3 shorts, tal vez tres calzones, una buena chamarra impermeable un sombrero y unas chanclas, con eso una caña de pescar y un cigarro, hakuna matata! 

Patrick, que ha viajado mucho por el mundo navegando, nos dice: ¡Los mexicanos no hacen esto!!!!  ¡Que hacen ustedes aquí? Alejandro se ríe, sabe que es verdad y se siente bien de atreverse. Este encantador señor no es el primero en decírnoslo. Supongo que a los mexicanos no se nos ocurre hacerlo, porque salirnos de México es innecesario, tenemos un país que lo tiene todo y con todas las comodidades existentes.  Estamos acostumbrados a eso, lo que me parece tal vez triste es pensar que no nos damos la oportunidad de ir más allá de lo que conocemos, ¿es miedo o flojera? Un poco de los dos, creo que pesa más la segunda, los mexicanos no somos tan miedosos, más bien somos flojos a la hora de tener que hacernos todo sólos, romper con eso culturalmente es difícil, las mamás en México nos cuidan y sobreprotegen toda la vida, nos resuelven la vida, los papás cada vez están menos presentes, por la chamba, el facebook y el Netflix. Estamos aislados, cada quién vive en su cuarto o en su celular, en muchas casas contratamos a personas que nos van a ayudar y son la felicidad y el orden del hogar, las abuelas y familias tienen la sabiduría de acoger, reunir, consentir y apoyar, aunque con algunos se les pase la mano y se vuelvan simpáticamente abusivos, ¡pero se los perdonamos por huevones!!! ¿Como??? Pues así... ¿Sí o no? En cada familia hay uno o varios de esos, marcados como el débil o más necesitado, adoptan ese papel de víctimas y pensamos que están echados a perder, fatal. No es falta de talento, es falta de ganas la que haría que más mexicanos se atrevieran a cumplir sus sueños. Y las mamás debemos entender que soltar es dejar crecer, que la ayuda innecesaria, como lo explican los colegios Montessori, sólo entorpece. Esto es sólo mi opinión, pues me caen mil veintes a ratos y me doy cuenta de lo mucho que me está costando hacer esto, pero lo bien que me está educando a mí, y abriendo los ojos. Alejandro lo tiene más claro, muchas veces me ve cansada o incluso de malas y desquitándome con él y me dice: es tu culpa por hacerles todo, tu solita te metes en esto, y aunque me choque aceptarlo, tiene razón quiero resolverles la vida a mis hijos, sin molestarlos ni darme cuenta, recojo su ropa, les lleno sus termos de agua, acomodo sus juguetes y lavo sus platos y sí, está mal, ya están en edad de ayudar más, tengo que invitarlos u obligarlos a los tres por igual. Necesito un calendario con rutinas. 


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Martes 16 abril
 

Último día de los FEDES con nosotros. Tengo en este momento del día, 6:20 a.m. sentimientos encontrados, por un lado ya quiero mi espacio, poder salir en calzones, mi privacidad familiar, que mis hijos puedan dormir en su cuarto y no en la sala, acomodarnos mejor, más libertad de ser tal cual somos y realmente comenzar a vivir todo esto nosotros cinco... Por otro lado, para navegar, reparar, amarrarnos, hacer guardias y enseñarnos apps de internet han sido maravillosos, más manos que sepan hacer cosas del velero son de mucha ayuda y los vamos a extrañar. Sabemos que podremos hacerlo solos, sólo nos tardaremos un poco más, eso es todo, le pido a Dios que nos dé a todos paciencia. Se levantan los Fedes, siempre más tarde pues Vital amanece a la 6:00 en punto diario, me apena un poco el ruido, el barco está bastante sucio, salir a la isla hace que regresemos con más polvo yo creo, sigo sin entender de dónde sale tanto, somos muchos, los baños ya están sucios otra vez, con la cocina nunca acabas y hacer reparaciones siempre pone todo patas parriba, nos saludamos amablemente, desayunamos y vamos a la gendarmería. Me pongo a pensar si la habrán pasado bien o mal todo este tiempo ¿les habrá molestado algo de mí? De mis hijos ya sé que sí, en varias ocasiones lo noté, el fuerte tono de voz de Vital que no baja a ninguna hora del día, la intensidad de Diego, los pleitos y chillidos, sus juguetes y sus mil preguntas. De Alexa no sé, no molesta mucho ni es tan ruidosa. Me hago la pregunta, ¿Que haré yo que sea incómodo para otras personas? Es difícil notarlo por mí misma.  En una convivencia así, es lo que debes preguntarte para ser lo menos molesto para los demás, de eso hablamos ayer los niños, Ale y yo, creo que por eso traigo esa pregunta en mi cabeza, molesto puede ser hasta una acción, un gesto o un tono de voz. Alejandro que seguido se saca de quicio con el relajo de los niños, les pidió que fueran pacientes y que se jodan y griten menos, que él quiere venir a este viaje a disfrutarlos y no a regañarlos todo el día, y los niños le respondieron que le pedían también paciencia y que en vez de enojarse nos enseñe más cosas en las que poder ayudar. Se puso buena la plática y pudimos hablar con franqueza, sin ofendernos y aceptar errores. Aún no estamos cómodos y seguimos sin poder meternos al mar, eso ya nos tiene un poco frustrados, pero ni modo, primero lo primero, hoy vamos a revisar los tanques de agua pues estamos seguros tienen sedimento, sale arena a veces por la llave del fregadero y eso no está bien, vamos a lavar los tanques y volveremos a llenarlos con agua limpia, bañarnos aquí tampoco ha sido posible los últimos días, por lo mismo.
Preparo un rico desayuno para todos y salimos corriendo a la gendarmería a entregar papeles, por fin hay alguien que puede atendernos. Caminamos un ratito más y regresamos los niños, Ale y yo al barco a las 12:00, preparo el lunch, de pronto son las 4:00 p.m., llevamos aquí metidos trabajando duro ya un buen rato, sudando la gota gorda, hace calor, Alejandro lleva tres horas tratando de quitar las dos tapas de los tanques, están atornilladas con más de 20 tornillos cada una y pegadas con silicón, ésto va a ser tarea difícil, amo verlo trabajar.
Son las 5:00, mientras yo escribo, Ale logra abrir las famosas tapas, revisamos y efectivamente mañana tendremos que vaciar tanques para lavarlos, hoy ya fue suficiente, a rehidratar a mi marido, me preocupa su manera de sudar, literalmente son gotas gordas.
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Todos ayudan al Capitán...



Miércoles 17 abril 



¡Se fueron los Fedes! Agradezco más de lo que me pude molestar por detalles que tal vez fueron celos. Sí se me apachurró el corazón al verlos partir, les aprendí mucho.

 Regresando al aquí y ahora, tenemos mucho trabajo. Limpieza de tanques de agua, llenos de hojuelas de sarro y tierra, había que vaciarlos, nos tardamos 4 horas en sacar cubeta tras cubeta de agua con arena y pequeñas rocas, es una cisterna que se encuentra debajo del piso de la cocina, a la que le caben 1500 litros de agua, le quedaban como 200, suena un lugar grande pero como todo aquí, limpiarlo o arreglarlo es incómodo y ahora se mete Diego a barrer todo ese lodo y Alejandro no entiendo cómo, se dobla o contorsiona y se pone a lijar el sarro para que quede lo más limpio posible antes de volver a llenarlos de agua, nos amarramos a un muelle, los jalones que se da el barco suenan y las cuerdas que nos atan se exprimen al estirarse tanto y se meten de nuevo al agua al acercarnos, es un movimiento con un final que te empuja sin sentirlo venir y chocas a lo tonto con algo, traigo un moretón en el brazo que pareciera de abuso familiar, pero fue tratando de cerrar una tapa del piso de donde saqué dos litros de leche y a la hora del chicotazo, resbalé y mi brazo me detuvo antes de caer como cadaver en una bodega del tamaño de un ataúd, mis 55 kilos apachurraron el músculo abajo de mi codo, hasta formarse una bola y moretón doloroso. Una bobada que ahora me duele, así son los accidentes. 

 

La imagen puede contener: una o varias personas, personas sentadas e interior

 

Después de un día agotador de puro trabajo, a las 5:00 pm hacemos una pausa pues tenemos una cita, nuestra única y urgente salida del día, ¡los papás de Sami nos invitan a tomar una copa a su catamaran SEAHORSE! ¿Qué onda con la amplitud?  Sala, comedor, cocina y despacho en una misma área con vista al mar, alfombra, máquina para hacer hielo, regaderas como en casa, lavadora de trastes y lavadora de ropa, qué comodidad, solo viajan Sami y sus papás, repito, ¡qué comodidad!!!!  encantadores, de Michigan, Michelle trabaja a larga distancia, lleva una fábrica de sellos de alto impacto para partes automotrices, algo así entendí, viaja cada dos meses aproximadamente a su casa y trabaja en su fábrica por dos o tres semanas y se regresa, desde su barco revisa mails y está en contacto y Fred se dedica al barco full time y a gozar y educar a su hija. Pintan, cocinan, aprenden a tocar la guitarra, el piano, traen tutoriales de todo, ven películas, leen y nadan juntos, te los comes, se llevan perfecto y tienen su barco tapizado de sus obras de arte.