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28 Marzo 2024, Puebla, México.

Desde el ALDIVI: Adiós a las Islas Marquesas

Sociedad |#c874a5 | 2019-08-04 00:00:00

Desde el ALDIVI: Adiós a las Islas Marquesas

Bernadett Sánchez del Castillo

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Viernes 10 de mayo 
 
 Día de las madres, de nuestras benditas y sabias mamás, qué grandes son con sus corazones generosos y llenos de amor para dar. Nos comunicaremos un momentito con ellas por nuestro teléfono satelital, hoy las vamos a extrañar más de lo normal. Mi marido se despierta y me felicita, mis hijos no saben ni en qué día viven y sólo me dan un abrazo que para mí es el mejor de los regalos, su amor y su complicidad me llenan el alma. Me detengo unos minutos a pensar, ¡soy mamá de tres!!! qué bendición, qué compromiso tan grande, qué reto, qué angustia, creo que ahí la llevo. 
 A lo largo de varios días he estado pensando en lo afortunada que fui al tener a esa mamá que me tocó. Parece controladora y es muy preocupona, pero no sé de qué manera le hizo, si siempre nos consiente tanto, para lograr que mis hermanas y yo seamos mujeres comprometidas, trabajadoras, poco quejumbrosas y todo terreno.  Yo no podría estar navegando en un velero por el Pacífico y haciendo amigos en cada isla sin la preparación y ejemplo de mis papás, con sus inmensas sonrisas y cero poses. Caminar por la selva para llegar al Tiki o a la cascada, convivir en espacios reducidos, escuchar y ser respetuosa, comer en cualquier mesa, hablar otros idiomas, tener paciencia, corregir con amor, ceder para estar en paz, “percatarme” (como dice mi papá) de mi suerte, bailar sin pena, pintar con libertad, entre miles de otros ejemplos, son cosas sin precio que me regalaron y que hoy les admiro y agradezco mucho.
Los que nos conocen saben que nuestro mayor defecto es no saber decir que no, pero también me lo dijo mi papá: ¡tú no digas no, aunque te llenes de hijos! Jajajaja uno de entre cien dichos suyos. 
Ya sin la broma, mi mamá es una persona que siempre se da, sin límites, su plática es muy a gusto y puede entretenerte horas, creativa, adaptable, generosa, organizadísima, trabajadora, guapa, súper abuela, es millones de cosas, todas las buenas que piensen y existan, esa es mi mamá. 

Ahora mi suegra, ¡otro mujerón! A diferencia de toda la atención que yo recibí de la mía, Alejandro que fue el sexto hijo, pasó a ser hijo de sus hermanas más que de su mamá, pero jamás dejó de observarla y aprenderle, mi suegra es de una energía ligera, elegante y perseverante. Les dió a sus hijos más ejemplos que abrazos porque estaba siempre ocupada, vivían en su casa diez personas y ella controlaba la situación sin despeinarse, su mamá no la dejaba tener una mano encima de la otra; si no estaba cocinando, tejía o cosía o cosechaba o regaba sus plantas o se iba a trabajar y llevaba a lápiz toda la contabilidad de su negocio. Siempre lista, organizada, puntual, con su deliciosa sazón, mucho conocimiento y creatividad, tenía a todos siempre contentos con sus platillos suculentos. Esa señora que dejó que en su casa hubiera un taller con herramientas de adultos, que hospedó a su mamá una vez que enviudó y supo seguir siendo la señora de la casa, que tuvo siete hijos, que ama a su marido por sobre todas las cosas, le enseñó a Alejandro a ser independiente y le dio la libertad, los hermanos, la seguridad y las enciclopedias necesarias para que hoy sea el hombre culto, inteligente y hábil que es. En fin, podría poner mil ejemplos, pero lo que quiero concluir es que son ellas a las que imitamos, las que nos soltaron para ser hoy quienes somos, y la neta creo que somos a toda madre. 

 

 

 

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12:00 a.m. zarpamos, logramos desprendernos de alguna manera de las Marquesas, que imantados nos atraían. Es difícil partir de los lugares donde te sientes cómodo y tranquilo, lugares que te acogen como si fueran tu propia casa.  
Fue increíble la velocidad con la que hicimos amigos que incluso nos acompañaron en su kayak, con sus brazos ondulando al vernos partir; nos despedimos de estos seres que como ángeles se presentaron en nuestras vidas, y como si les conociéramos desde siempre. 


Yo estoy un poco nerviosa, la navegación de Hiva Oa hace unos días me cansó y estresó demasiado, fue la primera sólos y esta vez serán más días. Espero estar a la altura para acompañar a mi capitán y poder ser útil. Respiro y acomodo todo el barco muy bien para que nada se caiga si vamos muy escorados. ¡A sus puestos! Grita el capitán. Diego se dirige a la punta del barco para destapar el ancla y quitarle el perno que asegura la cadena, su tarea es observar el ángulo en el que queda tensa al bajarla y avisar los metros que se han soltado, esto lo sabe con unos colores de goma de hule que van apareciendo cada 20 metros en los eslabones de la cadena y al subirla, marcar las pausas según el arrastre,  gritar nuevamente los colores y por supuesto avisar si ve algún bajo o alguna boya. Ya vamos aprendiendo un poco más. El capitán lleva todo en la cabeza, cuenta los segundos que se tarda en subir el ancla y desde el timón nos va organizando, desde ahí de forma eléctrica manda la orden al winch de la punta para cobrar cadena y a mí me toca jalarla con fuerza abajo de la cama de los niños que es donde se queda guardada, esto lo hacemos para prevenir que se atore, pues a veces se enciman un poco los eslabones y destrabarla es a golpes y un poco peligroso. Así que todos ya estamos entrenados para esto y lo hacemos bien, salimos sin ningún inconveniente. 


Ya vamos navegando y Dios parece nuevamente apapacharnos, nos sopla un viento de 18 nudos desde el este, sacamos la genovesa y así nos lleva el barco con un promedio de 6 nudos. Es una navegación muchísimo más tranquila, la ola viene también a nuestro favor y el barco se divierte surfeándola un poco, subiendo y bajando rítmica y cómodamente. Escorados a estribor venimos bien. 

 


 Domingo 12 Mayo


 
2:45 a.m. Me despierto para hacer mi guardia, estamos navegando rumbo a los atolones de Toamotu, ¡que tengo entendido no tienen igual! Los más bonitos del mundo, según muchos viajeros. 
 Me pone Ale mi chaleco salvavidas, que además tiene un aparato de rescate que se activa si caes al agua mandando una señal de posición al barco, y para más seguridad, tengo una línea de vida amarrada al barco, nada más usarlo me pone nerviosa, pero es por mi seguridad.  Con vientos de 24 nudos el barco viene echando carreritas con los delfines y surfeando las olas, venimos a 7 y 8 nudos, Alejandro se mete a dormir, pero antes me dice, el barco viene feliz, cualquier cosa que notes me avisas. 


No pasa ni una hora cuando una nube muy cargada pasa por encima de nosotros, yo, amarrada al barco tengo poca movilidad, además de que mi destreza a estas horas, sin luz y media dormida no es la mejor. Logro bajar las lonas con mica que tengo a los lados y son como ventanas de la bañera y me meto a cerrar escotillas, me encuentro al pobre de Alejandro haciendo ese trabajo por mí, pues aquí si cae una gota, puede venir un chubasco abundante y veloz. Con todo y micas bajadas se empapa la mitad del sillón donde yo venía cómodamente cabeceando y revisando entre pestañeos las velas, los nudos, la velocidad y el rumbo. 

 

Mis hijos huelen si me despierto, aparecen a las 4:00 a.m. Primero Vital y luego Alexa, acalorados, se sientan un momentito, logro ser firme y los mando de regreso a sus camas, yo me acurruco en el espacio que quedó seco y me duermo siestas de 15 minutos, hasta que amanece. 

 

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Lunes 13 Mayo

 

 Pasamos un día tranquilo, con una buena navegación, viento constante y de popa, el capitán decide sacar solamente la genovesa, la abre totalmente y vamos cómodos, será conservador pues realmente viene haciéndolo todo él, a mí sólo me pide ayuda para cazar o soltar un poco la escota de un lado; totalmente al mando y con toda la responsabilidad sobre sus hombros, va en su papel. Tiene claro que se debe anticipar si vé lluvia o una nube gris, si el viento aumenta o disminuye, si la corriente es más fuerte, si hay bajos, si las olas aumentan de tamaño, entre otros percances naturales de la navegación. 

 

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 Qué agotadora su tarea de Capitán, táctico, mecánico, electricista, plomero, velador e ingeniero del ALDIVI, marido mío, papá de tres, jefe a la distancia, contador y administrador de lo que tenemos y de lo que necesitaremos, maestro en el arte de las relaciones públicas, estratega para que el proyecto “SOLTANDO AMARRAS” sea de impacto, portador de la bandera de la Paz y embajador de este mensaje tan importante, entre otras. Son muchísimas las cosas en las que debe pensar y estar atento, no sé cómo le hace. A veces noto cómo el también extraña y mucho su vida  “normal”, su rutina y organización.
 
Es un hombre muy valiente y muy comprometido con lo que se propone, no estaríamos aquí tampoco si Alejandro no se hubiera decidido, bastó con eso para que no quitara el dedo del renglón y ante las muchas adversidades que se le atravesaron en el camino, jamás pensó en botar la toalla, su mente y su energía siempre tenía la misma dirección, encontraba la solución y seguía adelante. 
 
Me acuerdo de verlo analizar muy bien cada uno de sus pasos, de su planeación, y si de pronto se le movía un poco el piso, ahí estaba su gran padre de la mar, el capitán VITAL ALZAR, que constantemente le inyectaba pasión, fuerza y sobretodo confianza. Sus palabras eran: Alejandro, estás preparado para este regalo que te da la vida. Eres un elegido para entender cosas que van más allá de lo insignificante. Pase lo que pase CONFIA y eso que pasa, pasará o ya pasó. Todo te lo va a ir ordenando Dios, cree en El, eres un mensajero de paz, la paz está contigo, ¡entiéndelo! Y jamás dejes que la soberbia suba de nivel, esa sí, siempre abajo y tu visión con humildad en alto. 

 

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La historia de Vital Alzar es tan increíble, que pocos entienden lo que logró. Navegó 50 año por La Paz del mundo, pero algunos de sus proyectos y sus logros son inexplicables, por eso su FÉ y su elevado conocimiento. Ese hombre libre, capitán, valiente y generoso, es un gran líder, su espíritu y su mente saben cosas que nosotros no sabemos, comprende ideologías que tendríamos que estudiar y ve los corazones de las personas reconociendo sus pasiones, alentándolos a ser y cumplir su misión. Lo que vió en Alejandro es tan poderoso, que suena vanidoso de platicar, por eso no me atrevo mucho a decirlo, ni siquiera sé si lo comprendo bien; un poco más adelante platicaré el antes de este proyecto para que entiendan el hoy, las magias que se dieron para lograr esta aventura, éste sueño compartido. Pienso mucho en eso, en los tiempos y las personas exactas que nos tocaron, que llegaron y que están en nuestras vidas, de todas ellas aprendimos algo que hoy nos es útil.