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29 Marzo 2024, Puebla, México.

¿Por qué hablar de la violencia?/IV Jornadas sobre la infancia y la adolescencia

Sociedad |#c874a5 | 2016-10-17 00:00:00

¿Por qué hablar de la violencia?/IV Jornadas sobre la infancia y la adolescencia

Mtra. Beatriz Flandes Olvera y Dra. Lucero Rosale

 

Mundo Nuestro.  ¿Por qué hablar de la violencia? Con ese interrogante inician esta importante reflexión las psicoterapeutas Beatriz Flandes Olvera y Lucero Rosales Lima, miembros del Grupo de Psiquiatría y Psicología Infantil de Puebla, para invitarnos al evento IV Jornadas sobre la infancia y la adolescencia: La normalización de la violencia en el Siglo XXI a realizarse los próximos 9 y 10 de noviembre en esta ciudad de Puebla en las instalaciones de la Universidad del Valle de México, Campus Puebla.

Con los temas de Psicomunidad, Abuso y violencia infantil, Psicoanálisis y Religión y Adopción infantil, y con la participación del reconocido investigador José Cueli García, este grupo de psicólogos mexicanos parten de una realidad que encuentran día a día en sus consultorios: la violencia cotidiana, su "normalización". es un rasgo indeleble en la vida de las personas y las familias mexicanas.

Aquí el cartel de invitación de un evento que seguiremos con detalle en nuestro portal. 

  

                             

 

 

¿Por qué hablar de la violencia?

 

Desde hace cuatro años un grupo de colegas nos reunimos con la finalidad de pensar los problemas actuales en el devenir del desarrollo infantil y adolescente. Es un hecho que los motivos de consulta cada vez  refieren un mayor sufrimiento emocional.

 No es posible dejar de lado la realidad de la violencia en la vida cotidiana de las personas en nuestro país.                                          

En el trabajo del psicoterapeuta clínico dentro del consultorio hoy en día la violencia no es tan solo un tema de discusión, nos parece una responsabilidad social que todo profesionista debe tener.

Y la responsabilidad va desde la reflexión de la violencia en el  área de trabajo profesional hasta la creación de acciones que permitan contribuir socialmente a un cambio. Partimos de las trincheras que a cada uno le compete al relacionarnos con las historias y emociones de los pacientes, sean niños, adolescentes o adultos; y se  abre así un abanico de escenarios que competen al ámbito de la realidad interna y externa del sujeto, así que  la violencia en muchas ocasiones entinta de un clima emocional la sesión. La violencia de género, la violencia en la crianza infantil, el abuso sexual, las problemáticas en los jóvenes adolescentes, la lista es larga. Sin embargo, lo más preocupante en la atención clínica parece estar en un punto ciego, y es lo que denominamos como “la normalización de la violencia”.

El término  violencia proviene del latín violent?a, cualidad de violentus. Esta viene de “vis” que significa fuerza, y de “olentus”, abundancia. Y se verbaliza en “violare”, actuar violento, agredir, y de ahí violar, violación.

La organización mundial de la salud define la violencia como “el uso intencional de la fuerza física, amenazas contra uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad que tiene como consecuencia o es muy probable que tenga como consecuencia un traumatismo, daños psicológicos, problemas de desarrollo o la muerte”

Sigmund Freud vive la represión y la consecuencia de ser judío en la segunda guerra mundial con en el exilio en Inglaterra, en donde muere. Él habla de la violencia y la agresión antes de estos desgarradores hechos en el desarrollo teórico de la  pulsión de muerte. La situación de postguerra también logró que las aportaciones teórico-clínicas a la comprensión y atención de las víctimas de los holocaustos fueran creándose.

Este mes de septiembre se cumplen dos años de la desaparición de los 43 jóvenes estudiantes de Ayotizinapa, víctimas de la violencia que se ha desatado desde hace más de dos sexenios en nuestro país. En Puebla la ola de feminicidios[1] en los últimos años enmarca la violencia contra las mujeres como una problemática grave para la que urgen acciones más específicas; tan solo en el 2015 se registraron 30 asesinatos contra mujeres.

Esta violencia que se ha vivido como parte de la humanidad y que hoy en día se convierte en una realidad social cada vez más cercana tiene una consecuencia al parecer aún más grave, y es la forma en que tiende a “normalizarse”, es decir, a formar parte de una cotidianidad en la vida del día a día: la sensación de sorpresa o de terror emocional en el ser humano se atenúa, se desvanece.

Así, la violencia entendida como el uso de la fuerza para conseguir un fin, especialmente para dominar a alguien o imponer algo, ya no tan sólo se ejerce francamente, sino se vale de estrategias perversas para infiltrarse de manera oculta en la vida y en la mente del ser humano. La violencia deja de valorarse como algo ajeno, egodistónico (incongruente) a sí mismo, sino algo que es tan cercano a uno mismo que ya no se ve ni se percibe.

La “normalización de la violencia”  tiene que ver con su denegación, es decir, con las formas mentirosas con las que el sujeto queda atrapado al discurso de otro bajo el dominio del poder. Estas conveniencias de violencia son dadas no por metralletas, drogas, ejército o las organizaciones criminales; más bien están acobijadas, resguardadas por instancias de poder que generan en el  otro (sometido, más débil, menor,) la sensación de “todo está bien”, no pasa nada”.

La normalización de la violencia se puede encontrar en la televisión, en la religión, en la educación, en las instituciones, en la familia, y sobre todo en la crianza. Es decir, impacta desde lo macrosocial a lo micro social. Los analistas entonces observamos y escuchamos en los pacientes la enorme dificultad que se presenta en el pensar-se; en el mirar-se, en el cuestionar-se.

El paciente niño, adolescente o adulto, trae consigo la dificultad para poder discriminar las formas en las que puede ser, es o ha sido violentado o él mismo ejerce violencia; porque la denegación de la misma se convierte en un arquetipo mental que le impide identificar en sí mismo sus partes violentas o las formas en cómo ha vivido y aceptado la violencia.

El tema de la crianza infantil ha entrado en extremos que van desde el co-lecho hasta la independencia forzada y adelantada en los niños pequeños que se les obliga a tener experiencias sociales y académicas cuando aún no están preparados neurológica y emocionalmente para ello; los adolescentes precoces o los adolescentes prolongados que están cercanos al monstruo de las redes sociales, con sus fallas aun en la construcción de la identidad y la conflictiva sexualidad.

Así, se pueden enumerar escenarios en donde la violencia no está tan sólo en el secuestro, o en narcotráfico.

La “normalización de la violencia” es un tema que compete a los profesionales de la salud mental, es un tema que atañe las trincheras del quehacer profesional y que se pone de manifiesto en hechos mismos ya violentos como son el abuso sexual, el abandono y la adopción infantil, el divorcio etc., y que a su vez son abordados de forma violenta por las instituciones.

De todo esto hablamos entre nosotros los psicoterapeutas clínicos.

El trabajo en los consultorios de profesionales de la salud mental, el tema es una constante preocupación.

Comprender causas y consecuencias de la violencia en el ser humano es tarea de vital importancia, y  no solo en nuestra realidad mexicana, ya que es parte de la historia de la humanidad.

Consideramos de vital importancia señalar que la búsqueda de las causas se centra mayormente en el mundo interno del individuo más que en el externo. La preocupación de los adultos en relación a la problemática infantil y adolescente se cree que es influenciada por los medios a los que tienen alcance hoy día desde muy temprana edad. Lo cierto es que estos medios son parte de una tecnología actual y que su control se centrará necesariamente en el uso que se les dé.

Nosotros encontramos que la dificultad se encuentra en los vínculos que se establecen con las figuras de mayor significación como son los padres o cuidadores. El sociólogo Zygmunt Bauman refiere el término amor líquido al hablar de la sociedad en el mundo globalizado y de los cambios que esta realidad  implantan a la condición humana, y menciona el miedo al establecimiento de relaciones duraderas.

Es un compromiso y una responsabilidad entonces trabajar sobre el tema.

Tomemos consciencia.

 

 

 

 

[1] http://www.proceso.com.mx/431484/en-puebla-se-han-cometido-50-feminicidios-de-2015-a-la-fecha-fiscal