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19 Abril 2024, Puebla, México.

Una escalera frente al parque / Ángeles Mastretta

Cultura | Crónica | 2.AGO.2021

Una escalera frente al parque / Ángeles Mastretta

Puerto Libre en Nexos

 

(Ilustración: Gonzalo Tassier /Revista Nexos)

 

Así querría yo ponerle a una novela que escribo a ratos, muy a ratos, y que, creo, sería divertido leer si alguna vez la terminara yo de empezar.

Se trata de cuatro mujeres que viven en un viejo edificio, de cuatro pisos, sin elevador, diseñado por un arquitecto de buen gusto y nostalgias firmes, por ahí de 1930. ¿Quiénes son ellas? ¿Cuántos años tienen? ¿Son amigas? ¿Discuten con vehemencia y se desvelan cantando? De eso se trataría el libro. Sí, son amigas porque comparten la desidia de unos tinacos viejos y la fortuna de una escalera que sube o baja del piso de una al de la otra dejando a cada quien vivir a su aire y muchas veces en el aire.

¿Quién vive en el cuarto piso? Una mujer de casi noventa años, que entra y sale feliz de sus memorias, mientras las cuenta a quien las quiera oír, porque son nuevas, y a quienes las han oído veinte veces, pero quieren seguir oyéndolas. Apenas han pasado diez años desde su tardía jubilación como abogada de causas difíciles y desesperadas. Además de inteligente es erudita y perspicaz, alguna vez hizo poesía, mala, no se arrepiente, sigue leyendo lo que recuerda: un poema de Lope, otro de Quevedo, dos enemigos que en su cabeza son lo mismo y que nunca pelearon frente a ella. Y otros, muchos, de los sonetos de Sor Juana que no dejan de sorprenderla cada vez que los dice. Por las mesitas de su casa, como quien deja ceniceros o figuras de porcelana, ella tiene regados libros sobre los que a veces deja una copa de vino aún manchada del rojo que albergó el día anterior o medio vaso de tequila que bebió como aperitivo antes de marearse un poco y buscar en su sopa del medio día el deseo de futuro que no quiere perder. Baja al parque en la mañana y regresa por ahí de las dos preguntándose por qué tiene ganas de dormir una siesta si es tan temprano. Encuentra amigos en el parque. Son varios viejos porque en ese horario la gente joven trabaja, canta o coge, piensa ella que no recuerda cuándo fue su última vez y no quiere pensar en eso, porque le da una tristeza que no puede permitirse quien ha perdido a todos los amigos de su edad, quien tuvo para dar y prestar, quien en las tardes se asoma a su balcón y deja que el sol le tiña los párpados de anaranjado, como si tal cosa le asegurara que habrá de amanecer. A esas horas la visita su vecina del tercer piso para platicar de nada y saber cómo pasó el día.

 

Una escalera frente al parque / SIGUE EN REVISTA NEXOS AGOSTO 2021