Asesinan a la abogada Cecilia Monzón Pérez / Tristeza por un país descarrilado

Cae la tarde del sábado. Por fin la amenaza de tormenta en el tremor del cielo. De lejos llega el rumor de una ciudad en la que impera el crimen.

En la mañana dos sicarios en una moto persiguen por el Periférico el auto de la abogada Cecilia Monzón, defensora legal de un gran número de mujeres víctimas del machismo en Puebla. Y de la corrupción del ministerio público y los jueces. Ella intenta huir hacia Momoxpan. No lo logra. La ejecutan de seis balazos.

La noticia corre rumbo a perderse en el pozo insondable de la impunidad en México. Ya por la tarde, la detención de un periodista  acusado de corrupción le ganará a Cecilia la atención de los medios, siempre asociados a la especulación.

La posibilidad de que este nuevo crimen de una mujer sea resuelto por la policía y los autores intelectuales y materiales sean detenidos y procesados es igual a cero.
Tristeza. Coraje. Congoja por un país descarrilado hace ya tantos años.

Apenas ha llovido. Se ha desvanecido la amenaza de tormenta. La ciudad vuelve al sopor de sus propios rencores.