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28 Marzo 2024, Puebla, México.

Las palabras cuentan. Preguntas al alcalde Eduardo Rivera sobre el rumbo perdido / Sergio Mastretta

Ciudad /Política /Gobierno /Naturaleza y sociedad | Opinión | 15.JUN.2022

Las palabras cuentan. Preguntas al alcalde Eduardo Rivera sobre el rumbo perdido / Sergio Mastretta

 

Las palabras cuentan. Lo debe saber un político que publicita los días que lleva en su segundo periodo como presidente municipal de la compleja realidad que llamamos Ciudad de Puebla.

¿Qué tanto cuenta la palabra agua en su propuesta de gobierno municipal?

Por lo escuchado, no parece ser para él un problema capital.

“Contigo y con rumbo”, dice el eslogan del ayuntamiento que encabeza. En la búsqueda de su significado le dimos el tiempo a la entrevista que publicó el lunes 13 e-consulta con el alcalde Eduardo Rivera Pérez. En ella expuso lo que para él han sido los logros de sus primeros 240 días en el cargo y los propósitos estratégicos a los que dedicará su atención principal en su gobierno.

Exégesis del discurso de un político. De lo que dice, qué tanto tiene que ver con la realidad. De lo que dice, qué tanto es lo que no nos quiere decir. Y de lo que no dice, ¿por qué no forma parte de su discurso? La catastrófica realidad del agua, por ejemplo. No aparece en los 23 minutos de tiempo que les dio a los dos jóvenes reporteros que lo entrevistaron. Tampoco en las preguntas que le hicieron. Valorar su ausencia en el discurso de Eduardo Rivera permite reflexionar sobre lo que, más allá del discurso, se manifiesta en una acción de gobierno. ¿Será que piensa que en la ciudad de Puebla no existe quien pueda reconocer los asuntos más graves que ponen en duda la viabilidad de la formación social que llamamos Ciudad de Puebla?

(Para el análisis también la valoración de la carencia de una visión estratégica en el periodismo poblano. Ese, para el propósito de este texto, es otro tema. Pero cuánto revela de las preocupaciónes de la llamada opinión pública.)

Eduardo Rivera Pérez se aseguró que la entrevista le permitiera cumplir con dos propósitos: identificar el logro principal de estos primeros ocho meses, lo que él llama “reordenamiento del Centro Histórico” --impedir el ambulantaje en las calles cercanas al zócalo--, y establecer la estrategia financiera de su administración por la vía de un préstamo de Banobras por 160 millones de pesos avalado y pagado en módicas mensualidades con los ingresos que le procura el pago del predial por la ciudadanía. En otras palabras: qué destaca él de lo que ha hecho y cómo quiere financiar lo que quiere hacer.

¿Y qué es lo que dice que va a hacer?

El alcalde no olvidó precisar el destino que tendrá ese préstamo: drenaje, agua potable, relaminación y pavimentación. Estas dos últimas tareas las envuelve en lo que propone como respaldo de la recuperación económica de la ciudad: que los coches circulen sin baches por las arterias más significativas para el comercio. Supongo que se lo agradeceremos los automovilistas. Pero los dos primeros usos  obligan a pensar en el problema más grave en el mediano y largo plazo que enfrenta la ciudad: la procuración, el abasto, la administración y la disposición final del agua para la ciudad de Puebla. En la entrevista no dijo nada más sobre el uso concreto de esos recursos que se contienen tan fácilmente en las palabras drenaje y agua: drenaje, cuánto, en dónde, hacia dónde --¿tiene idea de lo que eso significa para la problemática de la explotación, abasto y disposición final del agua en las juntas auxiliares, sumidas todas en la irregularidad-ilegalidad de las juntas de agua potable?, por plantear uno solo de los enormes interrogantes que se levantan en ese complejo entramado de la relación entre la ciudad y sus bizarras figuras jurídicas que llamamos juntas auxiliares--: agua, ¿en qué, para qué, en dónde? –¿qué nos dice de la discusión estratégica sobre el papel del Estado respecto del derecho humano al acceso al agua, la existencia de la paraestatal SOAPAP, la controversia sobre la privatización de la administración del agua que opera actualmente y la realidad de una zona metropolitana envuelta en el caos total en este asunto estratégico para el Estado de Puebla?

Y ya en el análisis lingüístico, la palabra agua apareció una sola y única vez en la entrevista. Una vez, y justo al decir que algo de lo que consiga en préstamo lo destinará a esa palabra. Presencia y ausencia de las palabras. Eduardo Rivera estuvo a cargo de la alcaldía en el trienio 2011-2013. Seríamos ingenuos si pensáramos que no tiene idea de esta problemática. ¿Por qué no hizo ninguna referencia a que este tema le preocupa? Si ocurre lo contrario, ¿cuándo considerará pertinente establecer la verdadera dimensión de los problemas que en torno a la palabra agua enfrenta ala ciudad de Puebla?

La frase “Contigo y con rumbo”,  contiene entonces dos ámbitos que es preciso identificar. Contigo refiere a la acción conjunta entre la autoridad y la ciudadanía. Con rumbo apunta a un futuro al que se accede con la claridad que da un proyecto que perfila un destino. Las preguntas obligadas, entonces, se extraen de la misma frase: ¿el proyecto se construyó colectivamente?;  de ser así, ¿cuándo, cómo?, ¿en la campaña electoral de 2021?, ¿en los meses previos a la toma de posesión?, ¿en los 240 días transcurridos?; de ser así,  ¿con qué mecanismos de participación ciudadana?, ¿existen registros que lo documenten?, ¿se propusieron ahí las líneas estratégicas que determinan el rumbo?, ¿se debatieron con los cuerpos de conocimiento y con organizaciones especializadas de la sociedad civil?

Detrás de estas preguntas existe una: ¿el planteamiento programático de este gobierno municipal es realmente distinto de lo que a la fecha conocemos en la historia de la ciudad de Puebla en los últimos cincuenta años?

Pienso en todo esto al decantar de la entrevista lo que el alcalde Rivera Pérez establece como líneas estratégicas: la seguridad y la reactivación económica. Sin duda lo son. Y más si se piensa en la muy visible presencia del crimen organizado en la ciudad o en el precario comportamiento de la industria automotriz de la que dependemos cada vez más, ella misma sumida en el predicamento de la transformación tecnológica hacia los autos eléctricos y la suerte que en ese destino tendrán las plantas poblanas de Volkswagen y AUDI en la estrategia de la corporación alemana. Pero en su presentación en esta entrevista, Eduardo Rivera nos obliga a pensar en lo que realmente se ofrece como problemática estratégica: ¿en qué medida no lo son para este gobierno municipal dinámicas como la de la crisis del agua o la de la capacidad de la industria para soportar los miles y miles de empleos que se necesitan, que día a día se plantan como vitales  si se piensa en la viabilidad de la sociedad poblana en el ya muy corto plazo? El alcalde empareja el planteamiento sobre estos asuntos estratégicos con la alternativa financiera de los 160 millones de pesos en préstamo por Banobras para lo que le resta de gobierno, y encarrila en ellas las obras en drenaje, agua, pavimentación y relaminación. La cifra admira si se piensa en los 205 millones que tiró al agua sucia de Valsequillo el gobernador Antonio Gali con la idea de sus barquitos. La comparación no está de más: la gravedad de nuestros problemas –crimen desbordado, contaminación de la cuenca alta del Atoyac, crisis del agua y dependencia absoluta en la suerte de la trasnacional Volkswagen, bien se ilustran en esa catástrofe ambiental que llamamos Lago de Valsequillo y que se pretendió enfrentar con los tres barquitos de juguete que se sacó de la manga un gobernador.

Contigo y con rumbo, ofrece Eduardo Rivera. Está obligado a pensar en el significado de la construcción colectiva y democrática que se contempla en su eslogan. Sin ella, como hasta ahora, el rumbo de la ciudad está perdido.

 

Aquí la entrevista en e-consulta: