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17 Abril 2024, Puebla, México.

Ante la muerte de Miguel Barbosa / Editorial de Mundo Nuestro

Política | Opinión | 13.DIC.2022

Ante la muerte de Miguel Barbosa / Editorial de Mundo Nuestro

¿Qué sigue tras la muerte de Miguel Barbosa Huerta?

Una vez más, la indefensión de la sociedad civil en la disputa por el poder. Como en los días que siguieron a la muerte de Martha Érika Alonso, pienso que la muerte de Miquel Barbosa ocurre en el marco de la indefensión de la sociedad civil frente a las disputas por el poder entre los grupos de poder fáctico.

“Más nos vale a todos mirarnos ante este espejo incierto de la muerte”, escribí al terminar el editorial de Mundo Nuestro el 25 de diciembre de 2018, tras la muerte de Martha Erika Alonso, su esposo Rafael Moreno Valle y tres personas más en la caída del helicóptero.

Pienso ahora mismo, frente a una reciente declaración suya de soberbia extrema, apenas la semana pasada, que Miguel Barbosa no contemplaba su muerte como inminente, a pesar que era pública desde el inicio de su mandato la precariedad de su salud. Confirmo, ahora mismo, que nunca será fácil para una figura pública acostumbrada al poder que le confiere su mandato y la venalidad de quienes le rodean, mirarse en el espejo incierto de su desaparición.

Apunto en mi libreta el comentario que le envío esta tarde a Carlos Figueroa, sin duda la expresión más inteligente de la izquierda en Puebla:

“Creo que Miguel Barbosa jugó sus cartas y a su manera con ellas ganó. No creo que haya promovido con su actuar el desarrollo de una  verdadera política de izquierda moderna y crítica. Y creo que dejó todo dispuesto para que lo que siga sea un pleito entre jaurías.”

“Tuvo luces y sombras –me responde Carlos-- y como sabes no me callé la boca para decirlas. Lo del pleito entre jaurías efectivamente viene.”

Luces y sombras. Jaurías. Habrá que pensar en ellas en los días que siguen

Barbosa jugó sus cartas en el 2018: se ofreció como opción única para salvarle a Morena la elección de gobernador en Puebla contra la apuesta de Rafael Moreno Valle por su esposa Martha Érika. Con esa carta apostó Andrés Manuel López Obrador, quien echó por la borda la alternativa ciudadana de Enrique Cárdenas, y optó por la alianza que le garantizó el ex senador Barbosa con los poderes fácticos locales capaces todavía de movilizar las estructuras electorales priistas sobrevivientes a la cooptación morenovallista. De ahí la gubernatura interina de Guillermo Pacheco Pulido en enero de 2019 y el acuerdo con políticos del tipo de Estefan Chidiac en el sur del estado o Carlos Peredo Prau en Teziutlán. Miguel Barbosa ganó la elección de 2019 por la movilización de esas estructuras tradicionales de control político en el estado. De hecho, perdió contra Enrique Cárdenas por buen número la votación en la zona metropolitana de la ciudad de Puebla, y sólo pudo ganar por el respaldo de las estructuras de poder local en la sierra de Puebla y el sur del estado, justo de la misma manera que lo hiciera Martha Érika Alonso en el 2018.

En ambas elecciones, la del 2018 y la del 2019, jugaron las cartas de la manipulación electoral. De ninguna manera la disputa democrática de proyectos políticos de Estado. Justo lo que no tendremos en esta nueva crisis política en Puebla: el debate por el papel del Estado y sus estructuras de poder en una coyuntura histórica de violencia y pesadumbre económicas extremas. Lo que han representado el poder ejecutivo en Puebla es la concentración del poder despótico en manos del mandatario en turno. Vivimos con Moreno Valle un punto extremo de despotismo, pero no fue el de Miguel Barbosa expresión de un gobierno democrático de izquierda moderna y progresista, y recurrió por igual al sometimiento de los poderes legislativo y judicial a su arbitrio. Poder e impunidad van de la mano en Puebla.

Pienso en todo esto el día de la muerte de un gobernador en el cargo. De nueva cuenta la inercia de un estado con la brújula perdida. Ahora mismo, al atardecer de este 13 de diciembre, tras horas intensas de especulación sin sentido, quienes encabezan las facciones de poder se lanzan tras la presa.