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19 Mayo 2025, Puebla, México.

Los caminos de un herbicida peligroso / Revista Elementos BUAP

Naturaleza y sociedad | Crónica | 22.JUL.2024

Los caminos de un herbicida peligroso / Revista Elementos BUAP

Licet Olguín-Hernández, María Eugenia Gutiérrez Castillo
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Los plaguicidas sintéticos son sustancias o mezclas tóxicas diseñadas para controlar y matar organismos. Aunque son utilizados en diversos sectores como el industrial, el control de vectores de importancia médica, la silvicultura o en el hogar y los jardines, la mayor parte se destina a la agricultura (Figura 1).

     Desde su aparición, el uso de plaguicidas ha ido en aumento en cantidad e intensidad en todo el mundo.

     El campo mexicano utiliza al menos 183 plaguicidas clasificados como altamente peligrosos (PAP), de los cuales 140 están prohibidos en otros países (Bejarano, 2017).

     Los PAP tienen una o más de las siguientes características: 1) toxicidad aguda alta, lo que significa que personas expuestas a ciertas dosis presentan intoxicación con síntomas casi inmediatos como dolor de cabeza, irritación de ojos, náuseas, vómito, calambres, problemas respiratorios, salivación excesiva y, en casos graves, convulsiones e incluso la muerte; 2) toxicidad crónica, derivada del contacto constante y prolongado con niveles bajos de estas sustancias, que se relaciona con padecimientos como cáncer, diabetes, asma, enfermedad de Parkinson, enfermedades renales, cardiovasculares, problemas reproductivos, endocrinológicos, efectos en el desarrollo neurológico y cognitivo, entre otros; 3) en el aspecto ambiental son bioacumulables y persistentes, esto se refiere a que se acumulan en los tejidos de los organismos y permanecen por periodos relativamente largos en el agua, el suelo o los sedimentos; 4) ser muy tóxicos en abejas u organismos acuáticos; y 5) estar en algún convenio ambiental que regula o prohíbe su uso (Protocolo de Montreal, Convenio de Rotterdam, Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes, etcétera; Bejarano, 2017).

     En 2020, la gaceta del Diario Oficial de la Federación (DOF) publicó un mandato presidencial en el que se alertó sobre los efectos nocivos del herbicida glifosato (un PAP) en la salud de las personas, el ambiente y la diversidad biológica y se estableció que su uso debe sustituirse gradualmente, de forma tal que, en 2024, esté prohibido por completo en México. Fue el resultado de varios años de discusión y análisis de información basada en evidencias toxicológicas y epidemiológicas, así como de diversos testimonios y activismo de una parte de la comunidad científica y de la sociedad civil. Aunque hubo gran controversia y un sector agroindustrial, comercial y científico nunca estuvo de acuerdo bajo el argumento de falta de certeza, prevaleció la aplicación del principio precautorio que señala que cuando haya peligro de daño grave o irreversible en la salud humana o al ambiente, la falta de certeza científica absoluta no será razón para aplazar la adopción de medidas que impidan estas afectaciones. Esta prohibición hacia el glifosato consideramos fue positiva; sin embargo, hay que recordar que no es el único plaguicida por el cual debemos preocuparnos.

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