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16 Julio 2025, Puebla, México.

Depredadores de su propia especie: el canibalismo en los insectos / Revista Elementos BUAP

Naturaleza y sociedad | Crónica | 16.JUN.2025

Depredadores de su propia especie: el canibalismo en los insectos / Revista Elementos BUAP

Ricardo Ramírez Romero
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Se dice que la palabra caníbal se usó por primera vez cuando Cristóbal Colón la escuchó de los arahuacos, un pueblo del Caribe. Estos utilizaban el término caniba para referirse a un pueblo vecino que poseía barcos y que, en ocasiones, se llevaba a algunos arahuacos, quienes nunca más volvían a ser vistos ya que, presuntamente, eran comidos (Nathan, 2006). Aunque el término surgió en un contexto humano, el canibalismo también se presenta en el reino animal, incluyendo a los insectos, tema de este trabajo. No obstante, si pensamos en el fenómeno del canibalismo, es probable que nos vengan a la mente imágenes un poco fuertes de personas comiéndose a otras personas. Las películas y series populares han contribuido significativamente a esta percepción. Por ejemplo, recientemente la película La sociedad de la nieve ganó notoriedad al narrar la historia de los deportistas cuyo avión se estrelló en los Andes y que, como parte del esfuerzo por su supervivencia, se vieron obligados a alimentarse de sus compañeros que habían fallecido. Una serie estadounidense de ciencia ficción, The Walking Dead, muestra un futuro apocalíptico en el que existen zombis que devoran personas, y también grupos de humanos que practican el canibalismo en ese mundo devastado.

     Sin embargo, a lo largo de la historia de la humanidad, el canibalismo no siempre ha sido visto como algo prohibido o negativo. Dependiendo de la época y la región, el canibalismo ha sido parte de rituales religiosos, de guerra o de castigo, e incluso ha formado parte de la cultura de algunos pueblos (Nathan, 2006). Aunque todos los aspectos antropológicos del canibalismo son ciertamente interesantes, en este trabajo nos enfocaremos en analizar este fenómeno en el reino animal, con énfasis en el grupo de los insectos. Examinaremos algunos aspectos del canibalismo que se consideran negativos desde el punto de vista biológico, otros que se estiman positivos y los factores que pueden regular este comportamiento. Además, describiremos algunos temas de investigación con gran potencial para comprender mejor el papel de este fenómeno en los procesos ecológicos y sus potenciales aplicaciones, destacando la importancia de realizar investigaciones futuras en esta área.

EL CANIBALISMO EN LOS INSECTOS

 

Para entender mejor los diferentes aspectos del canibalismo en los insectos, primero precisaremos el concepto que usamos en esta lectura. En 1975, Fox lo definió de manera sencilla como la depredación intraespecífica, es decir, la depredación entre individuos de una misma especie. Si consideramos la depredación como el acto en el que un depredador ataca a su presa para consumirla, el canibalismo se define como el caso en que un individuo ataca a otro de su misma especie para comerlo (total o parcialmente), lo que generalmente resulta en la muerte de la presa. Con esta definición en mente, lo que hicieron los sobrevivientes de los Andes no sería considerado canibalismo, ya que consumieron a sus compañeros después de que estos habían fallecido. En cambio, las personas que en la serie The Walking Dead atacan y devoran a otras personas hasta causarles la muerte, sí estarían incurriendo en canibalismo.

     El canibalismo se ha observado en varios grupos del reino animal, incluidos insectos, caracoles, peces, anuros, aves e incluso mamíferos (Fox, 1975). Durante mucho tiempo se creyó que el canibalismo era una respuesta mal adaptativa (que perjudicaba su supervivencia o reproducción), resultado del hacinamiento en condiciones artificiales de laboratorio. Sin embargo, se ha establecido que el canibalismo desempeña un papel importante en la biología y ecología de diferentes especies, y que ocurre de manera natural. Aunque puede surgir como respuesta a la escasez de alimentos, también puede deberse a la competencia por recursos o incluso actuar como un mecanismo de supervivencia y adaptación. En el mundo de los insectos, el canibalismo se asocia frecuentemente con los insectos carnívoros, es decir, aquellos que se alimentan de otros insectos. Sin embargo, se ha encontrado que el canibalismo es aún más común entre insectos no carnívoros, como los herbívoros o los detritívoros, quienes lo utilizan para complementar su dieta, que carece de proteínas (Santana et al., 2012).

     Se estima que el canibalismo en insectos no carnívoros ocurre en alrededor de 130 especies de órdenes como Ortóptera (chapulines), Blattodea (cucarachas), Hemíptera (chinches), Coleóptera (escarabajos), Hymenóptera (hormigas y avispas), Lepidóptera (palomillas y mariposas) y Díptera (moscas y mosquitos) (Richardson et al., 2010).

     Uno de los ejemplos más conocidos de canibalismo en los insectos es el de algunas hembras de mantis que devoran la cabeza del macho durante la cópula. También se sabe que algunos escarabajos del estiércol, como los del género Sphaeridium (Coleóptera), exhiben un comportamiento altamente caníbal, ya que sus larvas compiten agresivamente por los recursos y llegan a devorar a sus propios congéneres para sobrevivir.

     A primera vista, el canibalismo puede parecer negativo, ya que implica la muerte de individuos de la misma especie, a veces incluso inducida por sus propios padres o parejas (como en el caso de las mantis). También podría acelerar la selección de los individuos caníbales en entornos de alta competencia o recursos limitados, favoreciendo (o no) adaptaciones que mejoren su supervivencia y éxito reproductivo. Además, se ha sugerido que puede reducir la diversidad genética y aumentar la dispersión de enfermedades (Sadeh y Rosenheim, 2016).

     Por una parte, la diversidad genética podría disminuir si el canibalismo reduce el tamaño efectivo de las poblaciones y favorece que los individuos caníbales, con mayor éxito reproductivo, aporten una proporción mayor de genes a la siguiente generación en comparación con otros individuos. Esta reducción en la diversidad genética podría limitar la capacidad de las especies para adaptarse a cambios ambientales. Por otro lado, el canibalismo puede incrementar la propagación de enfermedades al facilitar la transmisión horizontal (transferencia de patógenos entre individuos) de infecciones desde los huéspedes canibalizados hacia los caníbales. Sin embargo, ¿existen aspectos menos negativos o incluso beneficiosos del canibalismo en los insectos? De hecho, sí los hay y los exploraremos a continuación.

     El canibalismo en los insectos puede tener efectos positivos e incluso ventajosos para la supervivencia y reproducción de ese grupo animal. Al consumir a otros individuos de su misma especie, los insectos pueden obtener nutrientes esenciales que les permiten aumentar sus probabilidades de sobrevivir.

     Esto es especialmente cierto para los estadios juveniles, como los huevos, que son ricos en energía y nutrientes, pero a la vez están desprotegidos, lo que los convierte en un blanco común para el canibalismo. Por ejemplo, en la especie de crisopa Chrysoperla carnea (Neuróptera), se ha observado que las larvas canibalizan los huevos cuando no tienen otras fuentes de alimento. Este comportamiento se intensifica en presencia de otras larvas debido probablemente al aumento de la competencia por los nutrientes. El canibalismo no solo aporta nutrientes, sino que también puede reducir la competencia por espacio, alimento o parejas sexuales.

     En las hormigas león, por ejemplo, el canibalismo podría disminuir la competencia por el espacio al reducir la cantidad de individuos que compiten en una misma área.

     Así mismo, en el escarabajo enterrador Nicrophorus vespilloides (Coleóptera) este comportamiento puede regular la competencia por alimento, ya que las larvas canibalizan a las crías recién nacidas, lo que asegura que los recursos disponibles se concentren en un menor número de individuos.

     Además, el canibalismo puede ayudar al control del parasitismo dentro de una población de insectos. Las larvas de la plaga del trigo Cephus cinctus (Hymenóptera), por ejemplo, suelen canibalizar a crías recién nacidas parasitadas, lo cual reduce las tasas de parasitismo en la generación siguiente (Weaver et al., 2005).

     Un caso similar se observa en la polilla Plodia interpunctella, cuyas larvas canibalizan a sus congéneres parasitados por la avispa Venturia canescens.

 

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