Esta declaración y esta nota no le sorprenderán a nadie que tenga que tratar de manera obligada con los bancos. Los intereses que paga en nuestro país cualquier ciudadano que tenga un pequeño negocio con necesidades de un crédito serán de los más altos del mundo. Cualquiera que logre un pequeño historial crediticio sólido, se espantará si pretende pedir un financiamiento para arreglar su casa, financiar su negocio, o lo imposible, dinero para empezar un negocio nuevo. Nadie, ningún banco le prestará a alguien que empieza un negocio. A todos les exigen mínimo 3 años de operación y números con rendimientos probados para prestarle una mínima cantidad. Muchos pequeños y medianos empresarios se ven obligados a recurrir a créditos personales en los que dejan en garantía tres veces lo que se les presta, o al financiamiento vía las tarjetas de crédito. Las tarjetas de crédito en México también cobran los intereses más caros del mundo. Una tarjeta de crédito normal de HSBC, BANAMEX o BANCOMER, cobran hasta el 60% anual, algo impensable en sus países de origen. No me crea a mi, cheque en cualquiera de estos bancos cuánto cobran de intereses anuales en una tarjeta.
En cuanto a cualquier crédito que usted solicite, si es que lo logra, los primeros cinco años de pagos se abonan a intereses, así que a los 5 años, usted no habrá pagado NADA, ABSOLUTAMENTE NADA, DEL CAPITAL.
La Ley de Títulos y Operaciones de Crédito tendría que ser revisada a fondo junto con su aplicación, porque permite enormes abusos en cobros y porque por disposiciones hacendarias o por voluntad caprichosa de los bancos se viola cada día. Para mí este era un tema mucho más importante que cancelar Texcoco, y con costo CERO para el erario y un reconocimiento popular inmediato. El problema es que la banca y sus abusos no fue un tema de campaña para ninguno de los candidatos, pero es algo que afecta a todas los usuarios del país.
La propuesta de Monreal era apenas justa, y ni siquiera se metía con las altas tarifas de interés, solo con las comisiones gandallas. Cobran $33 pesos por sacar dinero en un cajero que no es de su banco, $9 pesos por dejarlo mirar su saldo, $30 pesos por lado de hoja de un estado de cuenta y hasta por hacer un pago electrónico. Tienditas de raya muy bonitas las que se han organizado los banqueros sobre las tarjetas de débito con la que cobran su sueldo la mayoría de los empleados mexicanos. Cobran por todo. La verdad a mí la iniciativa de Monreal desde el Senado me pareció, como a muchos, un buen primer paso, aunque hay muchas cosas más que tendrían que ser corregidas.
De momento la banca ganó el round y se consiguió a sí misma un plazo de gracia de tres años otorgado por boca de Andrés Manuel después del sainete de la bolsa del jueves pasado: "En tres años no habrá modificación a marco legal de bancos."
Lástima. Lo que se requería hacer bien, tendrá que esperar. Hay quien cree que a Monreal lo mandaron a medirle el agua a los camotes para ver las reacciones al tema de una mejor regulación bancaria. Yo no lo creo así. No decía eso su cara del jueves en la noche ni su declaración del viernes por la mañana, que de verdad, hasta ternura dio: "En el Senado no aceptamos regaños ni manotazos de nadie". Pues ya se le apareció la dura realidad, Senador. No sé de quién vino el manotazo, pero de que lo hubo, lo hubo. Y sí, lástima, porque los que utilizan estos bancos abusivos de manera cotidiano no tienen los tratos cómodos de intereses preferenciales que tienen las grandes empresas o los gobiernos federales y estatales, que se chupan gran parte de los recursos de los bancos. Con el dinero que les sobra, les dejan a su merced al ciudadano común para exprimirlos a su antojo. Por eso la economía informal no disminuye. Por eso me pareció correcto que el Senado, que es otro poder, o por lo menos debiera serlo, presentara una iniciativa de revisión indispensable. Cancelar esta justa revisión es quizá el costo de haber enterrado Texcoco contra viento y marea y a un costo del erario público que en lo personal considero absurdo.
México no crecerá ni fortalecerá a las micro y medianas empresas, que son las que verdaderamente sostienen a un país, si no se revisan a fondo las condiciones de usura y cobros injustificados que ejercen los bancos.
Cada vez el dinero se concentra más en menos manos, y una parte fundamental del embudo que propicia esas desigualdades es nuestro sistema bancario. Los países del mundo que han salido adelante han logrado tener una banca social realmente eficaz y accesible para los micro y medianos empresarios.
El informe del 29 de Diciembre de 2017 es claro: es más caro hoy que el año pasado hacer uso de tarjetas de crédito, créditos para negocios, préstamos personales y cualquier otro servicio bancario. Nuestra banca es ineficaz y abusiva. Y acaban de obtener, por lo menos de palabra del presidente electo, un valioso plazo de gracia. Ojalá Andrés Manuel lo reconsidere, fomente la discusión del tema y permita a su enorme bancada en el Senado actuar con independencia de su persona.
(Ilustración tomada de la revista Nexos)