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26 Abril 2024, Puebla, México.

Manual para acercarse a la historia / Héctor Aguilar Camín

Cultura /Sociedad | Opinión | 17.DIC.2021

Manual para acercarse a la historia / Héctor Aguilar Camín

En el muy remoto año de 1979, tan cercano en mi memoria, escribí para el Boletín de Finasa (Financiera Nacional Azucarera) que dirigía Carlos Tello Macías, un “Manual para acercarse a la historia”. 

Era parte de un ciclo llamado “Cómo acercarse a…” que incluyó todas las disciplinas imaginables: economía, literatura, ciencia y varios etcéteras, creo que hasta cocina. 

Mi texto fue luego republicado en Nexos y forma parte del número doble de diciembre 2021/enero 2022, con que la revista celebra sus 43 años. (“De Nuestro Bazar”:https://bit.ly/32eDPA8).

Recojo de aquel texto cinco fragmentos que le van bien al tema de mis columnas de esta semana: cómo volver la historia remota un asunto cercano, personal. Empiezo por decir, a propósito de los grandes cambios anunciados cada día, que la historia es un animal que camina rápido pero se mueve lentamente.

Sigo con pasajes del Manual referido:

* El primer impulso de genuina preocupación por el pasado suele ser el que pregunta por la historia de la propia familia; en particular, por la de los abuelos. No hay nada en ese impulso que no esté presente después en la intimidad del impulso que pregunta por el pasado de una ciudad, una región o un país.

* Al revés de lo que suele exigirse en su enseñanza, el verdadero terreno de la experiencia histórica no está en las fechas y hechos del pasado, sino en las hendiduras del presente que preguntan por su origen y por su sentido;  

* El estudio de la historia no ofrece por sí mismo ninguna garantía de comprender el presente. Pueden contarse por miles los especialistas en el pasado para los que el presente resulta incomprensible, o lejano, o deleznable. Pero no hay posibilidad ninguna de entender a fondo el presente, sin una visión histórica de su desarrollo anterior.

* Lo que suele haber en libros de historia escritos por políticos profesionales no es historia, sino discursos disfrazados. Lo que suele haber en esos discursos solo es historia en la medida en que sirve para comprobar de qué modo sus autores la simplifican y la deforman.