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12 Mayo 2024, Puebla, México.

Mujeres de acero / Ruby Soriano

Sociedad /Justicia | Opinión | 7.MAR.2024

Mujeres de acero / Ruby Soriano

Los alquimistas del poder

Recapitular historias de vida de miles de mujeres mexicanas siempre será una alta prioridad, sobre todo para reflejar cómo siguen dando la batalla para visibilizar no sólo un movimiento, sino la legítima consigna de lograr garantías de justicia, seguridad, empleo, derechos humanos, salud, decisión sobre sus cuerpos y la visibilidad de ser libres para evidenciar la vulnerabilidad en la que se encuentran muchas de ellas.

En manada o solitarias, hay mujeres que están hilando una revolución para exigir justicia.

En escenarios distintos, las historias de dos mujeres trastocan el derrotero de la ignominia entre la ausencia de un estado de derecho y su permanente búsqueda, para hallar una paz que siguen anhelando.

Por un lado, Ceci Patricia Flores Armenta, líder de las Madres Buscadoras de Sonora sigue en la búsqueda de sus dos hijos desaparecidos.

Con implacable valentía encara a los rostros del sicariato del crimen organizado en México para pedirles que no la maten, sólo que la dejen seguir buscando.

Por otro lado, navegando entre México y España, Helena Monzón abandera una batalla de justicia para el feminicidio de su hermana, la activista y abogada Cecilia Monzón.

Logró el resguardo de su pequeño sobrino; apuntaló con el activismo feminista La Ley Monzón y sin embargo, hoy lanza un llamado de alerta ante el riesgo que el presunto feminicida intelectual de su hermana, quede en libertad.

Ambas mujeres son dos imágenes icónicas en el México de hoy, donde construyen el camino para hallar esa justicia extraviada y la indolencia de un Estado Mexicano que se ha encargado de invisibilizar a sus mujeres con o sin luchas.

Crónica de la desesperación

Desde 2015 Ceci Flores Armenta inició la búsqueda de su hijo Alejandro que desapareció camino a Los Mochis, Sinaloa. Cuatro años después, la pesadilla regresó, luego que grupos criminales se llevaron a su hijo Marco Antonio.

A partir de entonces Ceci emprendió el peregrinaje por cientos de predios, terrenos, fosas. A veces con pala en mano y guantes, otras veces, a mano limpia rascando la tierra y hallando en los últimos 9 años miles de restos humanos que han servido para identificar a personas desaparecidas.

Ella decidió dejar de vivir –como ella lo narra- quizá con la esperanza de hallar a sus dos hijos. Casi una década transcurrió desde que Ceci empezó a organizar este colectivo de Madres Buscadoras que fue el modelo para ser replicado en todo el país, por otras mujeres que también buscaban a sus desaparecidos.

La vida transcurre y esta valerosa mujer encontró en la escritura de su libro, una catarsis para contar lo duro que es una vida siempre buscando a quienes no sabes dónde los hallarás.

Al paso del tiempo y de su peregrinar entre muchos territorios que las organizaciones criminales eligen para cavar fosas y abandonar a sus ejecutados, Ceci se ha convertido en una avezada buscadora que usa su olfato, su vista, sus manos para detectar dónde se pueden hallar restos humanos.

Alguna ocasión, grupos criminales la rodearon durante una búsqueda y le arrebataron su celular. Valiente, esta madre buscadora los encaró mirándolos a los ojos y les dijo: “Ahí no vas a encontrar nada más que recuerdos. Ya me quitaron todo, por lo menos no me quiten lo único que conservo”.

Ceci no quiere justicia ni venganza, sólo que la dejen vivir para seguir buscando. Esta mujer señala la urgencia de pacificar a un país en guerra.

Desde hace semanas, combina sus jornadas de búsqueda con pequeños viajes por diferentes regiones del país para llevar su historia de vida, narrada en su libro: Crónica de la desesperación.

Ella seguirá buscando y pide a las mujeres que tienen hijos o familiares desaparecidos que salgan a buscarlos. Ceci ha enfermado de tanto aspirar el polvo y la tierra de esos territorios áridos donde la muerte se huele a kilómetros, sin embargo, su camino aún es largo.

Ceci Monzón sigue esperando justicia

A casi un año diez meses del feminicidio de Cecilia Monzón, activista y abogada penalista el riesgo de la injusticia ronda su recuerdo.

Hoy jueves 7 de marzo de 2024, es un día clave para toda la familia Monzón, quienes, a través de Helena, hermana menor de Cecilia, se han mantenido dando una dura batalla con los vacíos legales y las erráticas acciones que a veces son el pan nuestro de cada día en el sistema de impartición de justicia mexicana.

Quienes conocimos a Cecilia Monzón supimos de una mujer que siempre tenía en sus manos un caso por resolver. Feminista y activista a favor del género, Cecilia empezó a librar esas eternas y desgastantes batallas por la pensión alimenticia para su hijo, sólo que su deudor alimentario era el político priista Javier “N”.

El 22 de mayo de 2022, Ceci fue ejecutada por dos hombres a bordo de una motocicleta.

A partir de entonces inició la férrea batalla que tomó en sus manos, Helena Monzón, hermana de Cecilia.

Gracias a la visibilidad que ha mantenido para que se haga justicia al feminicidio de su hermana y al respaldo de varios colectivos de mujeres activistas, se logró aprobar en varios Congresos Legislativos del país, La Ley Monzón que garantiza a menores en orfandad por el feminicidio de su madre, quedar a buen resguardo, sin el riesgo de que su patria potestad quede en manos de un padre con presunción de feminicidio.

Gracias a lo anterior, hoy el pequeño hijo de Ceci Monzón se encuentra en España bajo la tutela temporal de su familia materna.

Después de varios meses, las alertas se encendieron este miércoles 6 de marzo luego que la familia Monzón a través de un comunicado informó sobre la resolución de amparo en revisión del Tercer Tribunal Colegiado en materia penal del Sexto Circuito de San Andrés Cholula, que ordena celebrar una audiencia para decidir sobre la liberación del feminicida intelectual de Cecilia Monzón, Javier “N”.

El caso Monzón refleja el calvario de una familia que casi a lo largo de año y medio ha tenido que estar marcándole el paso a la justicia mexicana para frenar tantos vacíos y gazapos legales en un caso que tendría que haberse cerrado desde hace mucho con una implacable sentencia.

Las voces de apoyo para Helena y su familia están más vigentes que nunca. El feminicidio de Ceci Monzón no tendría que estar en riesgo de atraer la impunidad.

Para Helena y su familia estos días serán muy largos, pero también con el ímpetu de evitar que la memoria de Cecilia siga en espera de recibir justicia.

Por Ruby Soriano

Recapitular historias de vida de miles de mujeres mexicanas siempre será una alta prioridad, sobre todo para reflejar cómo siguen dando la batalla para visibilizar no sólo un movimiento, sino la legítima consigna de lograr garantías de justicia, seguridad, empleo, derechos humanos, salud, decisión sobre sus cuerpos y la visibilidad de ser libres para evidenciar la vulnerabilidad en la que se encuentran muchas de ellas.

En manada o solitarias, hay mujeres que están hilando una revolución para exigir justicia.

En escenarios distintos, las historias de dos mujeres trastocan el derrotero de la ignominia entre la ausencia de un estado de derecho y su permanente búsqueda, para hallar una paz que siguen anhelando.

Por un lado, Ceci Patricia Flores Armenta, líder de las Madres Buscadoras de Sonora sigue en la búsqueda de sus dos hijos desaparecidos.

Con implacable valentía encara a los rostros del sicariato del crimen organizado en México para pedirles que no la maten, sólo que la dejen seguir buscando.

Por otro lado, navegando entre México y España, Helena Monzón abandera una batalla de justicia para el feminicidio de su hermana, la activista y abogada Cecilia Monzón.

Logró el resguardo de su pequeño sobrino; apuntaló con el activismo feminista La Ley Monzón y sin embargo, hoy lanza un llamado de alerta ante el riesgo que el presunto feminicida intelectual de su hermana, quede en libertad.

Ambas mujeres son dos imágenes icónicas en el México de hoy, donde construyen el camino para hallar esa justicia extraviada y la indolencia de un Estado Mexicano que se ha encargado de invisibilizar a sus mujeres con o sin luchas.

Crónica de la desesperación

Desde 2015 Ceci Flores Armenta inició la búsqueda de su hijo Alejandro que desapareció camino a Los Mochis, Sinaloa. Cuatro años después, la pesadilla regresó, luego que grupos criminales se llevaron a su hijo Marco Antonio.

A partir de entonces Ceci emprendió el peregrinaje por cientos de predios, terrenos, fosas. A veces con pala en mano y guantes, otras veces, a mano limpia rascando la tierra y hallando en los últimos 9 años miles de restos humanos que han servido para identificar a personas desaparecidas.

Ella decidió dejar de vivir –como ella lo narra- quizá con la esperanza de hallar a sus dos hijos. Casi una década transcurrió desde que Ceci empezó a organizar este colectivo de Madres Buscadoras que fue el modelo para ser replicado en todo el país, por otras mujeres que también buscaban a sus desaparecidos.

La vida transcurre y esta valerosa mujer encontró en la escritura de su libro, una catarsis para contar lo duro que es una vida siempre buscando a quienes no sabes dónde los hallarás.

Al paso del tiempo y de su peregrinar entre muchos territorios que las organizaciones criminales eligen para cavar fosas y abandonar a sus ejecutados, Ceci se ha convertido en una avezada buscadora que usa su olfato, su vista, sus manos para detectar dónde se pueden hallar restos humanos.

Alguna ocasión, grupos criminales la rodearon durante una búsqueda y le arrebataron su celular. Valiente, esta madre buscadora los encaró mirándolos a los ojos y les dijo: “Ahí no vas a encontrar nada más que recuerdos. Ya me quitaron todo, por lo menos no me quiten lo único que conservo”.

Ceci no quiere justicia ni venganza, sólo que la dejen vivir para seguir buscando. Esta mujer señala la urgencia de pacificar a un país en guerra.

Desde hace semanas, combina sus jornadas de búsqueda con pequeños viajes por diferentes regiones del país para llevar su historia de vida, narrada en su libro: Crónica de la desesperación.

Ella seguirá buscando y pide a las mujeres que tienen hijos o familiares desaparecidos que salgan a buscarlos. Ceci ha enfermado de tanto aspirar el polvo y la tierra de esos territorios áridos donde la muerte se huele a kilómetros, sin embargo, su camino aún es largo.

Ceci Monzón sigue esperando justicia

A casi un año diez meses del feminicidio de Cecilia Monzón, activista y abogada penalista el riesgo de la injusticia ronda su recuerdo.

Hoy jueves 7 de marzo de 2024, es un día clave para toda la familia Monzón, quienes, a través de Helena, hermana menor de Cecilia, se han mantenido dando una dura batalla con los vacíos legales y las erráticas acciones que a veces son el pan nuestro de cada día en el sistema de impartición de justicia mexicana.

Quienes conocimos a Cecilia Monzón supimos de una mujer que siempre tenía en sus manos un caso por resolver. Feminista y activista a favor del género, Cecilia empezó a librar esas eternas y desgastantes batallas por la pensión alimenticia para su hijo, sólo que su deudor alimentario era el político priista Javier “N”.

El 22 de mayo de 2022, Ceci fue ejecutada por dos hombres a bordo de una motocicleta.

A partir de entonces inició la férrea batalla que tomó en sus manos, Helena Monzón, hermana de Cecilia.

Gracias a la visibilidad que ha mantenido para que se haga justicia al feminicidio de su hermana y al respaldo de varios colectivos de mujeres activistas, se logró aprobar en varios Congresos Legislativos del país, La Ley Monzón que garantiza a menores en orfandad por el feminicidio de su madre, quedar a buen resguardo, sin el riesgo de que su patria potestad quede en manos de un padre con presunción de feminicidio.

Gracias a lo anterior, hoy el pequeño hijo de Ceci Monzón se encuentra en España bajo la tutela temporal de su familia materna.

Después de varios meses, las alertas se encendieron este miércoles 6 de marzo luego que la familia Monzón a través de un comunicado informó sobre la resolución de amparo en revisión del Tercer Tribunal Colegiado en materia penal del Sexto Circuito de San Andrés Cholula, que ordena celebrar una audiencia para decidir sobre la liberación del feminicida intelectual de Cecilia Monzón, Javier “N”.

El caso Monzón refleja el calvario de una familia que casi a lo largo de año y medio ha tenido que estar marcándole el paso a la justicia mexicana para frenar tantos vacíos y gazapos legales en un caso que tendría que haberse cerrado desde hace mucho con una implacable sentencia.

Las voces de apoyo para Helena y su familia están más vigentes que nunca. El feminicidio de Ceci Monzón no tendría que estar en riesgo de atraer la impunidad.

Para Helena y su familia estos días serán muy largos, pero también con el ímpetu de evitar que la memoria de Cecilia siga en espera de recibir justicia.

"Ceci Flores, líder de las Madres Buscadoras de Sonora y Helena Monzón son los mejores referentes para situar en este 8 de marzo a dos Mujeres de Acero librando batallas y realidades en distintos planos, pero eso sí, con la esperanza intacta."

Por Ruby Soriano

Recapitular historias de vida de miles de mujeres mexicanas siempre será una alta prioridad, sobre todo para reflejar cómo siguen dando la batalla para visibilizar no sólo un movimiento, sino la legítima consigna de lograr garantías de justicia, seguridad, empleo, derechos humanos, salud, decisión sobre sus cuerpos y la visibilidad de ser libres para evidenciar la vulnerabilidad en la que se encuentran muchas de ellas.

En manada o solitarias, hay mujeres que están hilando una revolución para exigir justicia.

En escenarios distintos, las historias de dos mujeres trastocan el derrotero de la ignominia entre la ausencia de un estado de derecho y su permanente búsqueda, para hallar una paz que siguen anhelando.

Por un lado, Ceci Patricia Flores Armenta, líder de las Madres Buscadoras de Sonora sigue en la búsqueda de sus dos hijos desaparecidos.

Con implacable valentía encara a los rostros del sicariato del crimen organizado en México para pedirles que no la maten, sólo que la dejen seguir buscando.

Por otro lado, navegando entre México y España, Helena Monzón abandera una batalla de justicia para el feminicidio de su hermana, la activista y abogada Cecilia Monzón.

Logró el resguardo de su pequeño sobrino; apuntaló con el activismo feminista La Ley Monzón y sin embargo, hoy lanza un llamado de alerta ante el riesgo que el presunto feminicida intelectual de su hermana, quede en libertad.

Ambas mujeres son dos imágenes icónicas en el México de hoy, donde construyen el camino para hallar esa justicia extraviada y la indolencia de un Estado Mexicano que se ha encargado de invisibilizar a sus mujeres con o sin luchas.

Crónica de la desesperación

Desde 2015 Ceci Flores Armenta inició la búsqueda de su hijo Alejandro que desapareció camino a Los Mochis, Sinaloa. Cuatro años después, la pesadilla regresó, luego que grupos criminales se llevaron a su hijo Marco Antonio.

A partir de entonces Ceci emprendió el peregrinaje por cientos de predios, terrenos, fosas. A veces con pala en mano y guantes, otras veces, a mano limpia rascando la tierra y hallando en los últimos 9 años miles de restos humanos que han servido para identificar a personas desaparecidas.

Ella decidió dejar de vivir –como ella lo narra- quizá con la esperanza de hallar a sus dos hijos. Casi una década transcurrió desde que Ceci empezó a organizar este colectivo de Madres Buscadoras que fue el modelo para ser replicado en todo el país, por otras mujeres que también buscaban a sus desaparecidos.

La vida transcurre y esta valerosa mujer encontró en la escritura de su libro, una catarsis para contar lo duro que es una vida siempre buscando a quienes no sabes dónde los hallarás.

Al paso del tiempo y de su peregrinar entre muchos territorios que las organizaciones criminales eligen para cavar fosas y abandonar a sus ejecutados, Ceci se ha convertido en una avezada buscadora que usa su olfato, su vista, sus manos para detectar dónde se pueden hallar restos humanos.

Alguna ocasión, grupos criminales la rodearon durante una búsqueda y le arrebataron su celular. Valiente, esta madre buscadora los encaró mirándolos a los ojos y les dijo: “Ahí no vas a encontrar nada más que recuerdos. Ya me quitaron todo, por lo menos no me quiten lo único que conservo”.

Ceci no quiere justicia ni venganza, sólo que la dejen vivir para seguir buscando. Esta mujer señala la urgencia de pacificar a un país en guerra.

Desde hace semanas, combina sus jornadas de búsqueda con pequeños viajes por diferentes regiones del país para llevar su historia de vida, narrada en su libro: Crónica de la desesperación.

Ella seguirá buscando y pide a las mujeres que tienen hijos o familiares desaparecidos que salgan a buscarlos. Ceci ha enfermado de tanto aspirar el polvo y la tierra de esos territorios áridos donde la muerte se huele a kilómetros, sin embargo, su camino aún es largo.

Ceci Monzón sigue esperando justicia

A casi un año diez meses del feminicidio de Cecilia Monzón, activista y abogada penalista el riesgo de la injusticia ronda su recuerdo.

Hoy jueves 7 de marzo de 2024, es un día clave para toda la familia Monzón, quienes, a través de Helena, hermana menor de Cecilia, se han mantenido dando una dura batalla con los vacíos legales y las erráticas acciones que a veces son el pan nuestro de cada día en el sistema de impartición de justicia mexicana.

Quienes conocimos a Cecilia Monzón supimos de una mujer que siempre tenía en sus manos un caso por resolver. Feminista y activista a favor del género, Cecilia empezó a librar esas eternas y desgastantes batallas por la pensión alimenticia para su hijo, sólo que su deudor alimentario era el político priista Javier “N”.

El 22 de mayo de 2022, Ceci fue ejecutada por dos hombres a bordo de una motocicleta.

A partir de entonces inició la férrea batalla que tomó en sus manos, Helena Monzón, hermana de Cecilia.

Gracias a la visibilidad que ha mantenido para que se haga justicia al feminicidio de su hermana y al respaldo de varios colectivos de mujeres activistas, se logró aprobar en varios Congresos Legislativos del país, La Ley Monzón que garantiza a menores en orfandad por el feminicidio de su madre, quedar a buen resguardo, sin el riesgo de que su patria potestad quede en manos de un padre con presunción de feminicidio.

Gracias a lo anterior, hoy el pequeño hijo de Ceci Monzón se encuentra en España bajo la tutela temporal de su familia materna.

Después de varios meses, las alertas se encendieron este miércoles 6 de marzo luego que la familia Monzón a través de un comunicado informó sobre la resolución de amparo en revisión del Tercer Tribunal Colegiado en materia penal del Sexto Circuito de San Andrés Cholula, que ordena celebrar una audiencia para decidir sobre la liberación del feminicida intelectual de Cecilia Monzón, Javier “N”.

El caso Monzón refleja el calvario de una familia que casi a lo largo de año y medio ha tenido que estar marcándole el paso a la justicia mexicana para frenar tantos vacíos y gazapos legales en un caso que tendría que haberse cerrado desde hace mucho con una implacable sentencia.

Las voces de apoyo para Helena y su familia están más vigentes que nunca. El feminicidio de Ceci Monzón no tendría que estar en riesgo de atraer la impunidad.

Para Helena y su familia estos días serán muy largos, pero también con el ímpetu de evitar que la memoria de Cecilia siga en espera de recibir justicia.

Ceci Flores, líder de las Madres Buscadoras de Sonora y Helena Monzón son los mejores referentes para situar en este 8 de marzo a dos Mujeres de Acero librando batallas y realidades en distintos planos, pero eso sí, con la esperanza intacta.

@rubysoriano         @alquimiapoder

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