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27 Abril 2024, Puebla, México.

Padura en las cañerías de la sociedad cubana / Carlos Figueroa Ibarra, sociólogo

Literatura |#555 | 2020-08-07 00:00:00

Padura en las cañerías de la sociedad cubana / Carlos Figueroa Ibarra, sociólogo

Carlos Figueroa Ibarra

Voces en los días del coronavirus

Carlos Figueroa Ibarra, sociólogo

 

En estas vacaciones de mi trabajo universitario, en realidad he estado agobiado con el trabajo domiciliario. La pandemia ha hecho cotidianas las reuniones virtuales de trabajo, las conferencias y eventos por zoom, las clases y asesorías por esta y otras aplicaciones. La única entretención que he tenido ha sido leer dos novelas de Leonardo Padura, "Herejes y "La transparencia del tiempo". Estoy comenzando "La novela de mi vida". Hace un tiempo "El hombre que amaba los perros" me dejó boquiabierto. En estas últimas dos semanas confirmé mi admiración por este enorme novelista cubano, una suerte de Balzac injertado en Kundera, un escritor que en realidad termina siendo un gran sociólogo. Debe leer a Padura cualquiera que quiera saber las múltiples contradicciones y paradojas que ha generado en Cuba su condición de isla, el bloqueo, el periodo especial, el derrumbe soviético y el asedio imperialista.

No me gustan mucho las novelas policíacas, pero estas de Padura son distintas, son verdaderos exámenes sociológicos de la reaparición en mi amada isla de las clases y barreras sociales, de la pobreza y los nuevos ricos, de los barrios marginales y de las casas y aún zonas residenciales lujosas, de la corrupción y oportunismo en las distintas esferas políticas, de las creencias religiosas, los inmigrados y sus secuelas, la migración hacia afuera y hacia el norte así como la interna del oriente de Cuba, hacia La Habana. Y en medio de todo eso, se encuentra Mario Conde, un ex-policía convertido en un detective informal, desencantado y desordenado, fuerte fumador y bebedor empedernido de ron y café. Viviendo en las entrañas de la patria de Martí, Conde ve desde afuera mucho de lo que en su país acontece. Distante del discurso oficial, es lo suficientemente inteligente y ético como para ser un vulgar reaccionario. Cómo policía y después como investigador freelance, Mario Conde se mete en las cañerías y bajo mundo de la sociedad cubana y tiene incursiones ocasionales en su élite política y en su naciente élite económica. Y con ello nos ofrece un retrato estremecedor de la Cuba de ahora.

Les comparto mi reflexión y dos fotos de tres Paduras, un desayuno y una taza de café. Ese café y desayuno que con un cigarrillo suele disfrutar Mario Conde en las páginas de las novelas de la zaga policiaca. El cigarrillo se los debo porque a diferencia de él, yo detesto fumar.