Universidades | Opinión | 18.MAY.2021
Dos concepciones del patrimonio cultural en la BUAP

Dos obras que podrían dañar la riqueza del edificio Carolino y una zona con valor paleontológico
Lo que se quiere hacer con el Carolino y con el Eco-campus revela dos concepciones del patrimonio cultural que privan en la BUAP: la que defiende la cultura y la que la mercantiliza.
El jueves 29 de abril del presente año fueron presentados ante el Honorable Consejo Universitario de la BUAP dos proyectos arquitectónicos en su primera fase que afectan al Eco-campus Valselquillo y al Edificio Carolino. El proyecto fue aprobado por dicha instancia universitaria por mayoría contra ocho abstenciones y un voto en contra.
En el caso del referido Eco-campus, la etapa 1 implica adecuar dicho espacio para actividades como senderismo, rapel y ciclismo. Se planea construir un estacionamiento con espacio para 42 vehículos, un jardín botánico, un mirador, un laberinto, un paradero de autobuses, área de esparcimiento, un lago artificial y bebederos de agua potable. Parecería que se trata de convertir ese espacio universitario además de un área para la realización de actividades académicas referidas a agroecología, semiconductores y módulos de demostración y capacitación de manejo sustentable de tierras, también en un área de entretenimiento y paseo turístico.
En lo que se refiere al Edificio Carolino la etapa 1 aprobada por el Consejo Universitario implicaría hacer una excavación en el subsuelo a efecto de colocar una instalación hidráulica y también una excavación de un metro de profundidad para construir un cuerpo artificial de agua de aproximadamente 300 mil litros. En pocas palabras se trata de hacer del primer patio de ese edificio icónico para la universidad y patrimonio de la humanidad, una suerte de espejo de agua con propósitos ornamentales.
En el tercer patio se planea instalar una estructura para poner un techo a efecto de convertir esa zona en un área protegida del sol y de la lluvia. Puede uno conjeturar que aunque el proyecto indica que el propósito de convertir el Edificio Carolino en un “centro cultural”, en realidad se piensa combinar ese propósito con la instalación de un lugar para reuniones sociales. Como es sabido, el uso que tenía desde hace años este edificio colonial ha terminado. El motivo es que las diversas oficinas administrativas que allí funcionaban, tienen nuevas sedes en la gran Torre de Rectoría de 21 niveles que se ha construido en el campus central de la BUAP.
El Dr. Francisco Vélez Pliego, Director del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” y también la Dra. Citlalli Reynoso Ramos, arqueóloga investigadora del Posgrado de Estudios Socioterritoriales del referido instituto, han cuestionado a dichos proyectos. Sendos oficios han dirigido a la secretaría General de la BUAP, Mtra. Guadalupe Grajales Porras y a la Dra. Laura Ledesma Gallegos, directora del Consejo Nacional de Arqueología y al Honorable Consejo Nacional de Arqueología, razonando su oposición a dichos proyectos.
Un argumento central contenido en el oficio del Dr. Vélez Pliego es que entre las comisiones que dictaminaron los proyectos no se encuentra la Comisión para la Protección y Preservación del Patrimonio Cultural Universitario del Consejo Universitario, la cual por ley debe velar por la preservación y protección de dicho patrimonio. Tanto el oficio del Dr. Vélez Pliego como principalmente el de la Dra. Reynoso Ramos, argumentan que no se considera que tanto el Eco-Campus como el Edificio Carolino se encuentran asentados en terrenos en cuyo subsuelo existen vestigios paleontológicos y arqueológicos. Agregan que éstos podrían ser dañados irreparablemente o quedar inaccesibles para futuras investigaciones. En el caso del Edificio Carolino un proyecto como el que fue aprobado por el HCU, podría también originar daños irreversibles de carácter arquitectónico.
La zona de Valsequillo, en donde está ubicado el Eco-campus es un reconocido repositorio paleontológico, rico en fósiles de flora y fauna del período Pleistoceno, elementos cruciales para estudiar las variaciones del paleoclima. La zona tiene vestigios también para entender el poblamiento humano temprano en América con ocupaciones que van del Pleistoceno Superior al primer momento de las sociedades prehispánicas (el Período Formativo, anterior al Clásico y Posclásico). En el caso del Edificio Carolino en el primer patio, se encuentran indicios de que la parte más antigua de la aldea del Período Formativo encontrada debajo de la Casa del Mendrugo, continúa en el subsuelo de dicho edificio.
La controversia que han generado los proyectos arquitectónicos del Eco-campus y el Edificio Carolino, revelan dos concepciones del patrimonio cultural que privan en la BUAP. La que se opone a dichos proyectos concibe a dicho patrimonio como fuente de conocimiento científico de frontera y también como un recurso de difusión científica para la ciudadanía. En cambio, los proyectos aprobados por el HCU están teñidos del espíritu neoliberal que mercantiliza los sitios arqueológicos, los patrimonios arquitectónicos y los convierte en recursos lucrativos sin importar el daño irreversible que puede ocasionar al patrimonio cultural.
Ejemplos de esa concepción los hemos tenido en Puebla y he aquí algunos ejemplos: el Teleférico que terminó destruyendo la Casa del Torno, la brutal remodelación de los Fuertes de Loreto y Guadalupe, la Estrella de la Fortuna que se quería ubicar en el Centro Histórico y el parque temático proyectado en la zona sagrada aledaña a la pirámide de Cholula. El neoliberalismo ha instalado la lucha mercancía contra cultura. Al parecer la BUAP no es territorio ajeno a dicha lucha.