Política | Opinión | 17.MAR.2024
Surrealismo electoral poblano / Ruby Soriano
Los primeros 15 días del arranque de elecciones federales en el país nos han dado mucha tela de dónde cortar, pero nada como en Puebla, donde el surrealismo se ha apoderado de un proceso electoral donde los distintivos han sido las incongruencias, golpeteos, jaloneos, estampas bizarras, doble discurso y uno que otro show propio de la política ficción.
La primera estampa fue ver al candidato morenista a la gubernatura, Alejandro Armenta Mier entregándole regalitos de talavera al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas con quien sostuvo un encuentro que el equipo de comunicación del ex senador replicó como estampitas, afirmando que Cárdenas acompañaría a Armenta en algunos actos campaña.
Cuatro días después, de visita por Puebla, el líder moral de izquierda categórico negó lo divulgado por Armenta y su equipo. Cárdenas cerró el tema diciendo: “No estoy en campaña”.
La siguiente estampa le corresponde a la presidenta de Comité Directivo Estatal de Morena Olga Romero cuyo papel ya raya en lo indigno frente al trato que le dan a su investidura.
Está de más señalar que quienes mueven los hilos de las negociaciones, cochupos, candidaturas, enjuagues, palomean listas y amarran acuerdos, son los integrantes del equipo armentista. A Olga la requieren como pantalla institucional y para que salga a dar ruedas de prensa con un guion a cuestas.
Es tal el papelón de “Monina” que el pasado sábado, casi la tenían arrinconada los militantes puros que se apersonaron en las oficinas morenistas para manifestar su indignación frente al arribo de tanto priismo que tienen desbordadas las instalaciones y quienes hoy reciben los mayores privilegios.
La tercera estampa del surrealismo electoral poblano podemos llamarla “El fenómeno del Huipil y los huaraches”.
A algunos políticos como Néstor Camarillo se les cayó el teatro al querer defender su candidatura como parte de la cuota que se otorga a la población indígena. Pero a esta desfachatez le siguió la “priista” Nadia Navarro quien literal también se agandalló una pluri indígena para una diputación federal por Zacapoaxtla.
La ambición de estos personajes navega de acuerdo a la temporada, donde si hay que ponerse un disfraz, lo harán con tal de amarrar hueso.
Y como si esto no rayara en el surrealismo crudo, de pronto reaparece el llamado “Toñín” (Antonio Martínez Fuentes) quien fuera señalado por el extinto gobernador Miguel Barbosa, como presunto huachicolero. Y nos da la sorpresa que su hija (Guadalupe Martínez) cobijada por el PSI buscará candidatura a alcaldesa por Quecholac.
Pero el tema escaló luego que el llamado Toñín lanzó un video donde “advertía” que procedería en contra de los medios de comunicación que estaban difundiendo la foto de su hija y cuestionando su postulación.
Un exceso por supuesto fue exhibido y notificado a Artículo 19.
Pero como en este surrealismo todavía hay para mucho más, en el lado panista tienen lo suyo.
El distrito 9 local tiene sobre él una extraña nube negra. Mónica Rodríguez y Blanca Jiménez se bajaron de la contienda. Se habló de presuntas amenazas, pero creo que más bien, tomaron sus precauciones.
Y como no había quien se aventara el tiro, Augusta Díaz de Rivera, lanzó a su pupila, Pily Morán.
El acto me parece de maldad “sorora” pues sólo basta escuchar a la “candidata” y no es por darle la razón a Javier Lozano, pero la mandaron a una masacre electoral.
Y sin embargo en ese distrito 9, hay otra mujer que puede hacer más que un papel digno. Rosa María Soto de Movimiento Ciudadano una imagen fresca que, en una de esas, da buenas sorpresas.
La rebatinga neomorenista sigue en marcha. Bajan candidatos, suben a otros, bloquean a inconformes, vuelven a subirlos.
Queda claro que los errores que se han cometido al interior de Morena Puebla traerán costosas facturas, donde insisto, el ajuste de cuentas será letal.
@rubysoriano @alquimiapoder
