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1 Diciembre 2024, Puebla, México.

El agua en la literatura de la imaginación / Revista Elementos BUAP

Cultura | Crónica | 14.JUL.2024

El agua en la literatura de la imaginación / Revista Elementos BUAP

Gabriela A. Vázquez Rodríguez
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La ecocrítica es el campo de análisis que surge de la confluencia entre la preocupación ambiental y la crítica literaria. Nacida de la hibridación, reconoce que la literatura es un medio para la enseñanza y la práctica de la complejidad, y considera a la naturaleza no como mero escenario en el que sucede una historia, sino como un sujeto, más que como un objeto. La ecocrítica aporta una mirada no antropocéntrica de la naturaleza desde la otredad extrema que esta supone; además, al retomar el papel de los relatos en la construcción de nuevos imaginarios, busca deconstruir la idea de que la naturaleza es una mera pila de recursos más o menos listos para su aprovechamiento.

     Uno de los géneros preferidos para el abordaje ecocrítico es la ciencia ficción, que es una vertiente de lo que el escritor mexicano Alberto Chimal denomina simplemente “literatura de la imaginación”. La ciencia ficción ofrece un escenario para que se explore, desde un presente que se antoja cada vez más tambaleante, el vértigo que produce el porvenir. Numerosas plumas alrededor del mundo han engendrado inquietantes versiones de futuros posibles, que más desazonan en tanto más se enraízan en los males reconocibles del presente, entre los cuales se encuentra, por supuesto, el deterioro ambiental. De hecho, la exploración de la relación que la especie humana ha entablado con la naturaleza, atravesada por las tecnologías, está en el origen mismo de la ciencia ficción, que Isaac Asimov ubica en Frankenstein, de Mary Shelley.

     En la introspección y prospección que la ciencia ficción hace acerca de la relación sociedad-naturaleza no faltan las catástrofes, de las que pueden distinguirse tres tipos: las de origen terrestre (o cósmico), las causadas por alienígenas y las que resultan de la humanidad misma (Bastien van der Meer, 2018). En los escenarios derivados de estas catástrofes literarias, el agua aparece como elemento cuya escasez o demasía aporta un dramatismo adicional. Por una parte, quienes vivimos en zonas en donde la disponibilidad del agua es un problema cotidiano, podemos sentirnos interpelados por la enorme vulnerabilidad de nuestra especie frente a la falta de este recurso; por otra parte, esta vulnerabilidad no es menor cuando el agua se presenta en torrentes incontrolables, tal y como ocurre, por ejemplo, en los eventos climáticos extremos que caracterizan al Capitaloceno.1

     Dado que la ecocrítica puede referirse al agua no solamente como el recurso indispensable que es, sino poniendo en valor su dimensión social y su protagonismo en la memoria e identidad de los pueblos, es un elemento valioso de lo que se ha denominado “la cultura del agua” (Martos-Núñez, 2012). Los estudiosos de la cultura del agua reconocen realidades hídricas complejas con una perspectiva histórico-cultural que no puede provenir solo de los estudios tecnocientíficos; conceden importancia a los usos sociales, al patrimonio intangible vinculado al agua, a la simbología, la memoria e imaginarios colectivos. En este trabajo se hará una aproximación ecocrítica a la literatura de la imaginación que se ha referido al agua. Después de presentar un breve recuento de los símbolos asociados al agua, nos enfocaremos en dos textos de sendas escritoras latinoamericanas: el cuento “Como quien oye llover”, de Andrea Chapela (Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio, Almadía, 2020) y la novela corta Distancia de rescate, de Samanta Schweblin (Almadía, 2014). Se analizará cómo estas escrituras, en las que el agua es protagonista, retoman las preocupaciones ambientales de nuestro tiempo, mientras ofrecen una mirada crítica al deterioro que el Capitaloceno impone sobre ciertos paisajes y cuerpos.

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