SUSCRIBETE

18 Octubre 2024, Puebla, México.

Israel y Palestina: Sin salida / Harold Meyerson (Sin permiso)

Mundo | Opinión | 21.OCT.2023

Israel y Palestina: Sin salida / Harold Meyerson (Sin permiso)

Sin permiso. Harold Meyerson es un veterano periodista de la revista The American Prospect, de la que fue director, ofició durante varios años de columnista del diario The Washington Post. Considerado por la revista The Atlantic Monthly como uno de los cincuenta comentaristas más influyentes de Norteamérica, Meyerson pertenece a los Democratic Socialists of America, de cuyo Comité Político Nacional fue vicepresidente.

 

La embestida homicida de Hamás supone otro golpe mortal más al nacionalismo palestino, que refuerza a los halcones israelíes. Las potencias exteriores (sobre todo los Estados Unidos) deberían imponer una solución de dos estados.

Hay una cosa que tienen en común Israel, la Autoridad Palestina y Hamás: ninguno de ellos permite votar a los palestinos.

Mientras que los ciudadanos árabes de Israel pueden votar y votan en las elecciones israelíes, la negativa de Israel a permitir la creación de un Estado palestino priva de hecho a los palestinos de Cisjordania y Gaza del derecho de voto en la cuestión primordial de su vida colectiva. Aun así, la Autoridad Palestina y Hamás gobiernan, en cierto modo, en sus respectivos territorios, pero no lo hacen democráticamente. La Autoridad Palestina no ha celebrado elecciones desde 2006 para no arriesgarse a una derrota, y desde que Hamás tomó el poder en Gaza en 2007, tampoco ha celebrado elecciones y ha reprimido a la oposición interna. Los habitantes de Gaza no han podido votar sobre los ataques actuales, ni sobre ninguno de los muchos que ha habido antes, ni a favor o en contra del gobierno sectario que los llevó a cabo.

La justificada furia que los palestinos sienten hacia Israel y su ocupación sin duda impulsaría a muchos de ellos a apoyar los ataques actuales si se les diera a elegir, pero otros llegarían a la conclusión de que la respuesta militar de Israel, así como buena parte de la respuesta política del mundo, no harían más que empeorar las cosas. Si se les hubiera dicho de antemano que Hamás iba a asesinar y secuestrar a niños y ancianos, y que lo iba a transmitir al mundo a través de las redes sociales, algunos habrían llegado a la conclusión de que esas respuestas militares y políticas, que con toda seguridad iban a ser más devastadoras que las anteriores, hacían de estos atentados una idea que supone un profundo autosabotaje. Y, como los palestinos no son menos ni más humanos que nadie, algunos simplemente se habrían horrorizado ante tal violencia, como también se horrorizan cuando las fuerzas armadas israelíes matan niños en Cisjordania.

Pero Hamás no convocó un cónclave ni encargó una encuesta. Simplemente siguió adelante.

Como persona que ha apoyado la creación de un Estado palestino a lo largo del último medio siglo, la respuesta de una serie de occidentales que coinciden conmigo en esta cuestión ha sido tan exasperantemente estúpida como moralmente ruinosa. El argumento en favor de la estatalidad palestina se corresponde con el argumento generalmente evidente de por sí en favor de la autodeterminación nacional, pero se ve enormemente disminuido cuando se vincula a la barbarie deliberada de Hamás. Los manifestantes pro-palestinos en las calles de Nueva York y otras ciudades, por el mero hecho de haber salido a la calle ahora, han establecido ese vínculo con más fuerza de la que jamás podrían hacerlo quienes se oponen a la idea de una nación palestina. ¿Creían que la opinión pública norteamericana iba a ser más receptiva a la causa palestina debido a los asesinatos de Hamás? Si es eso lo que han creído, probablemente crean también que la respuesta inmediata de los norteamericanos a Pearl Harbor fue derogar la Ley de Exclusión Oriental [legislación de 1924 que restringía la inmigración asiática].

Los palestinos tienen enemigos reales, pero con amigos como éstos, sus escasas perspectivas de conseguir un Estado se reducen cada vez más.

Sus verdaderos enemigos -los partidos israelíes de extrema derecha y centro-derecha, que dominan la Knesset- han hecho que los 56 años de ocupación israelí de los territorios palestinos sean aún más opresivos y violentos en los últimos años. Esas fuerzas se han fortalecido en Israel con cada intifada sucesiva, mientras que la izquierda israelí favorable a dos estados se ha reducido a una pequeña parte del electorado. En la actual coyuntura actual, es imposible prever que israelíes y palestinos vayan a resolver este conflicto por sí mismos o, para el caso, que hagan otra cosa que intensificarlo. Una vez que la actual tanda de matanzas de civiles haya seguido su espantoso curso, los Estados Unidos y otras naciones con los medios para hacer cumplir las fronteras y proporcionar ayuda financiera deberían hacer todo lo posible para obligar a una solución de dos estados. Habrá algunas poblaciones, como los colonos israelíes de Cisjordania, a las que habrá que trasladar, y merecen que así sea (en el caso de los colonos, dentro de las fronteras internacionalmente reconocidas de Israel). Cualquiera que siga creyendo que un Estado único de israelíes y palestinos es una opción viable tendrá que creer que los peores casos de violencia de los colonos en Cisjordania y los asesinatos en masa de Hamás de los últimos días son una tontería, ya que serían hechos cotidianos en un Estado unificado.

Fuente: The American Prospect, 10 de octubre de 2023