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27 Abril 2024, Puebla, México.

Dale, dale, dale, no pierdas el tino. Escribir: ¿placer o suplicio?  / Revista Elementos BUAP

Cultura /Universidades | Crónica | 16.FEB.2024

Dale, dale, dale, no pierdas el tino. Escribir: ¿placer o suplicio? / Revista Elementos BUAP

Pegarle a la piñata, representa el acto de escribir un enunciado acertado a lo que la temática del documento requiere.

Por:  Carlos Arturo Aguirre Salado
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Escribir puede ser un placer o un suplicio. Cuando se tiene la idea clara de lo que se quiere decir, escribir puede ser un proceso emocionante y hasta cierto punto estimulante. Pero cuando se tiene que escribir, y lo que se desea describir es una nebulosa de ideas, el problema se complica.

     En vísperas de las fiestas decembrinas, en las posadas nos invitan a pegarle a la piñata para recoger los dulces una vez que salen volando después del golpe de gracia; la escritura es algo similar. Cada oración que se logra escribir representa el acto de mover el palo con la intención de pegarle a la piñata, ya sea con el logro de pegarle, o simplemente con el movimiento realizado con la mera intención de pegarle.

     Pegarle a la piñata, representa el acto de escribir un enunciado acertado a lo que la temática del documento requiere. Cuando solo movemos el palo, sin lograr pegarle a la piñata, el símil se establecería con aquellos enunciados que si bien hablan del tema de interés, carecen de una estructura objetiva.

     Escribir bien implica quitarse el velo de los ojos, ver la piñata, contemplarla y pensar en el momento justo para darle el primer golpe contundente que la cimbre. Esto sería equiparable a la selección de una oración corta, que exprese sin miramientos y de forma certera aquello que se desea comunicar.

     El siguiente golpe a la piñata podría ser con la misma fuerza que el anterior, pero tal vez la piñata se mueva y no lo daremos con la misma precisión o certitud. Sin embargo, este segundo golpe tendrá que ser para complementar el primer golpe contundente que se le dio a la piñata. Esto ilustra la cascada de enunciados que se deben seguir escribiendo para nutrir el párrafo que se está construyendo, y en el que ciertamente la última oración tendrá que ser contundente, como el sello de oro del párrafo para que quede completo y estructurado. Estas reglas generales para escribir permiten visualizar al proceso de escritura de una forma creativa y apasionante, donde cada palabra encuentra un porqué de su ubicación dentro de la oración, y la oración dentro del párrafo, y más aún, el párrafo dentro del documento completo.

     Cuando un profesor recibe un texto de su estudiante como evidencia de una tarea, ensayo, reporte, etc., es probable que pueda ver cómo esos palos de ciego le quieren dar a la piñata; es decir, esos movimientos con la intención de pegarle a la piñata que se materializan en las líneas que leemos. Sabemos que va por ahí, pero el mensaje en concreto que debería tener cada párrafo, no lo vemos. Se habla del tema, las palabras clave están ahí, pero a la hora de leerlas en conjunto surge una pregunta en la mente del lector: ¿qué es lo que quiso decir? El trabajo del mentor consiste en entrar a esa nebulosa de términos relacionados, cual niño que toma sus bloques de Lego para lograr construir algo lógico y estructurado.

     Entonces, ¿cómo podemos escribir de una forma clara y concisa?, ¿será que tengamos que tener una cualidad innata para lograrlo? Sin duda, escribir es una empresa no sencilla pero tampoco imposible. Escribir de forma clara implica seleccionar palabras acordes con el campo del conocimiento que nos ocupe para referirnos a objetos de estudio, materiales, metodologías, procedimientos, y resultados. El primer paso para lograrlo es empaparse de la jerga empleada en el campo del conocimiento, para lo cual se deben leer los documentos más influyentes que traten sobre el tema en cuestión. Escribir de forma concisa es expresar brevemente, sin rodeos, hechos contundentes, apoyados en los resultados obtenidos después de haber aplicado la metodología seleccionada.

     Escribir bien es una cualidad con la que no se nace, sino que se va adquiriendo con el tiempo, ya sea al arrastrar el lápiz, al presionar las teclas o, mejor aún, al dictarle a la computadora, para después editar lo dictado.

     Pero entonces, ¿cómo logro escribir bien? La respuesta es... escribiendo. ¡Pero no se me ocurren ideas!, Entonces, lee. Escucha lo que otros autores dijeron sobre el tema que desees desarrollar, tal vez después de ejercitar el pensamiento a través de la lectura de sus escritos tendrás algo que decir a través de la escritura.

     Podrás crear un diálogo virtual entre lo que los autores te quisieron decir y lo que tú deseas expresar en estos momentos en el formato de escritura científica, para que finalmente se logre una fluidez propia de las ideas.

     Lo primero que logramos escribir no pareciera tener los finos detalles encontrados en la escultura “El pensador”, creada por Auguste Rodin (Morey, 1918); sin embargo, un proceso de reorganización de ideas, de afinación del pensamiento, solamente se obtendrá con un desarrollo iterativo que redunde en la perfección, en la delicadeza de lo bello.

 

ESTRATEGIAS PARA LA ESCRITURA CIENTÍFICA Y NO MORIR EN EL INTENTO

 

En el proceso creativo de escritura es importante tener una imagen clara de lo que se desea expresar. Tal vez ya tenemos la imagen en nuestra mente, pero vaciarla a simples y llanas letras puede ser un proceso no tan sencillo. Es por ello que aquí comparto algunas estrategias útiles para la realización de escritura analítica.

     Es sencillo caer en la tentación de buscar un término en Google, encontrar un documento de cualquier fuente en Internet, y desear utilizarlo como información primordial para realizar los primeros bosquejos del tema que se desea desarrollar. En Internet abunda información verificada y no verificada. ¿Cómo saber si la información que estamos leyendo es verificada? No lo sabemos. Sin embargo, el uso de plataformas para la búsqueda de información especializada (Web-of-Science o Scopus, por ejemplo) será fundamental para conseguir literatura revisada por pares (arbitrada) que nos permita encontrar aquellos artículos de investigación relacionados con el tema de interés, y que, si los ordenamos por relevancia o número de citas, obtendremos en el primer 20 % de los mismos, el 80 % del conocimiento de la temática, según la ley de Pareto (Ferone et al., 2018).

     Si leemos los documentos arbitrados más influyentes y relevantes, seguramente mejoraremos nuestra posibilidad de tener un conocimiento de base pertinente para poder representar en el texto, más rápido y mejor, el mapa mental del tema que deseamos describir.

     Normalmente, un texto que vemos publicado en un documento viene en blanco y negro. Sin embargo, los procesadores de texto o lectores de formato PDF actuales nos ofrecen una variedad de herramientas que nos permiten colorear el texto de manera interactiva. Podría mencionar tres lógicas para usar colores en la tarea de identificar puntos clave de un documento: 1) identificación de la pertenencia/pertinencia de los enunciados con respecto a las diferentes secciones del manuscrito; 2) identificación del tipo de enunciados que nutren el párrafo, como oración de apertura de la idea, complemento de la apertura de la idea, ejemplos de la idea y oración de cierre, y 3) para el caso de los textos en inglés, es importante asegurar la perfecta comprensión de las ideas expuestas, de la jerga del lenguaje empleada en el área del conocimiento, por lo que aquí el color puede ser usado para la identificación del papel que juega cada término dentro de la oración (principalmente sustantivo, verbo, preposición).

     La primera idea que venga a nuestra mente probablemente carezca de detalles, pero si la escribimos le daremos la oportunidad a nuestra mente de perfeccionarla en el texto. El proceso de escritura analítica se resume en la siguiente secuencia iterativa: escribir, leer, reorganizar; volver a leer lo escrito, escribir un poco más, reorganizar nuevamente, y volver a leer lo escrito, mejorándolo en cada iteración, hasta que no haya algo que mejorar. Dejemos de entregar lo primero que escribimos. Leámoslo siguiendo el compás o ritmo que nos marcan los signos de puntuación, y si no hemos colocado alguno de ellos, aún lo podemos hacer. Aprovechemos el poder de los signos de puntuación, principalmente el del punto (seguido y aparte) y la coma, para darle énfasis, estructura, e incluso un estilo y sello propio a nuestra escritura científica.

 

¿CÓMO EVALUAR SI UN PÁRRAFO TIENE ESTRUCTURA?

 

Otro ejemplo navideño del que se podría extraer una metáfora sobre el proceso de escritura es el árbol de navidad. Un párrafo bien escrito tiene un mensaje claro que dar. Una forma de identificar este mensaje dentro de un párrafo es pensar que estamos observando un árbol de navidad en todo su esplendor. La primera oración debe ser el tronco de ese árbol de navidad, es decir, la idea principal en un tono enfático. La segunda oración (primera rama del árbol de navidad) deberá redactarse para complementar la primera oración del párrafo. La tercera oración (segunda rama del árbol de navidad) complementará desde otro enfoque a la primera oración. La cuarta oración (tercera rama del árbol de navidad) complementará desde otro ángulo a la primera oración.

     Tal vez alguien preguntará: ¿y dónde se van a colocar las esferas de dicho árbol navideño? Esas esferas serán la materialización de los datos duros (datos cuantitativos) que podemos encontrar en fuentes diversas de información como anuarios, artículos científicos, libros, y nos pueden servir para incrementar el contenido de información de nuestro párrafo; de esta manera daremos al lector un aire de frescura y novedad al compenetrarse en la información que está leyendo.

     La creatividad con la que se pueda ir construyendo ese párrafo en forma de árbol de navidad y la riqueza de datos duros que se le vayan incorporando harán que se trate de un párrafo digno de ser mantenido en una hoja de papel. Una última oración de desenlace u opinión propia, aunque en formato impersonal, no le vendría mal a nuestro párrafo para enfatizar al lector sobre lo que nosotros realmente pensamos de lo que acabamos de compartir en las líneas anteriores. No existe un número mínimo o máximo de oraciones que deban ir en un párrafo de un texto científico. Sin embargo, se debe privilegiar la sencillez, la estructura, la claridad de las palabras y la no redundancia. Entre cuatro y seis oraciones sería un número óptimo para la construcción de un párrafo de un texto científico (The Upwork Team, 2022). El autor es libre de tomar este ejemplo; sin embargo, lo que siempre se debe privilegiar es la precisión del mensaje escrito.

 

¿POR QUÉ UN TEXTO BIEN ESCRITO PUEDE TAMBIÉN SER INEFICAZ?

 

Escribir bien no solo es lograr un texto libre de errores gramaticales. A veces, aunque esté escrito de manera impecable, un texto puede no cumplir el propósito principal de comunicar de manera clara y persuasiva. Un texto bien escrito puede ser ineficaz si no se tiene en cuenta al público objetivo, si carece de una estructura clara o si se pierde en detalles irrelevantes. La clave está en lograr un equilibrio entre la calidad de la escritura y la capacidad de transmitir el mensaje de manera efectiva.

 

¿QUÉ SIGNIFICA “ESCRIBIR BIEN” EN CIENCIA?

 

Escribir bien en el contexto científico implica desarrollar de manera profunda la habilidad de comunicación escrita de la forma más clara, apoyada en hechos o datos reales, y mantener un estilo conciso al presentar alguna temática, metodología, descubrimiento, argumentación, etcétera. En la difusión y divulgación de la ciencia se trata de compartir conocimientos y descubrimientos de manera comprensible para los demás.

     Así que debemos evitar el uso de palabras complicadas que solo confundan a los lectores. La ciencia se basa en la evidencia y el razonamiento lógico. Por lo tanto, al escribir, debemos respaldar nuestras afirmaciones con datos, estudios y experimentos relevantes. No basta con expresar opiniones o ideas vagas, sino que debemos presentar pruebas sólidas que respalden nuestros planteamientos. Los artículos mejor escritos son los que tienen mayores posibilidades de ser aceptados para publicación y, eventualmente, de ser más citados  (Sawyer et al., 2008).

 

¿ESCRIBIR BIEN SIGNIFICA LO MISMO PARA TODAS LAS ÁREAS DEL CONOCIMIENTO?

 

No. Hynninen y Kuteeva (2017) analizaron las opiniones de 27 investigadores finlandeses y suecos que se dedican a la historia y a las ciencias de la computación, y encontraron que los historiadores consideran que un escrito es bueno cuando es bonito y elegante; mientras que los especialistas en ciencias de la computación coincidieron en que un buen escrito es aquel que es claro y lingüísticamente correcto. Según los historiadores, un texto bonito o bello es aquel que tiene la capacidad de comunicar emociones, despertar la imaginación y crear una experiencia estética memorable, mientras que un texto elegante es aquel que se caracteriza por un vocabulario cuidadosamente seleccionado, estructuras sintácticas bien construidas, claridad y concisión, coherencia y fluidez, así como por la expresión de un estilo personal y original. La elegancia en un texto refleja la habilidad del escritor para comunicarse de manera sofisticada y refinada, dejando una impresión duradera en el lector.

     Para el caso de los especialistas en ciencias de la computación, un texto claro debe tener una estructura organizada, un lenguaje sencillo y breve, ser coherente, fluido y sin ambigüedades. El término “lingüísticamente correcto” se refiere a que las estructuras gramaticales, la sintaxis, el vocabulario y la puntuación utilizadas en el texto sean apropiadas y coherentes. Estas características parecen diametralmente opuestas, pero no lo son.

 

Figura 1. Texto bien escrito. a) Historiadores y b) Ciencias de la Computación. Elaboración propia con ideas de Hynninen y Kuteeva (2017).

 

     A todas luces, se pueden conjuntar los adjetivos bonito, elegante, claro y la expresión lingüísticamente correcto, para obtener textos que resulten efectivos para lectores en el área de las ciencias sociales (Figura 1a), pero también resulta interesante ver que se puede lograr un texto claro, elegante y lingüísticamente correcto para especialistas en ciencias duras (Figura 1b).

 

¿CÓMO LOGRAR LA MÁXIMA CLARIDAD, PRECISIÓN Y CONCISIÓN EN LA ESCRITURA CIENTÍFICA?

 

La claridad se alcanza utilizando un lenguaje sencillo y directo, evitando palabras complicadas, tratando de expresar nuestras ideas de manera simple y estructurada. La precisión se logra al respaldar nuestras afirmaciones con hechos y evidencia confiable. No nos quedemos solo en generalidades, sino proporcionemos detalles específicos y datos concretos que respalden nuestros argumentos. Recordemos que la ciencia y cualquier otro campo requiere de una base sólida de evidencia para respaldar las afirmaciones que se realicen. Evitemos la redundancia y el relleno.

     Eliminemos las palabras o frases que no aporten información relevante. Mantengamos breves nuestras oraciones y párrafos. Utilicemos el recurso del punto y seguido para acortar oraciones y darles un mayor énfasis.

     Asegurémonos de que cada palabra cuente y contribuya a la comprensión global de nuestro mensaje. Además, es útil revisar y editar nuestra escritura, por lo que, después de terminar el primer borrador, conviene que descansemos unos días antes de volver a revisarlo en busca de posibles mejoras. Leamos nuestro texto en voz alta para detectar confusiones o frases complicadas. Pidamos a otras personas que lo lean y nos brinden comentarios honestos. El tener una perspectiva externa puede ayudarnos a identificar áreas de oportunidad en nuestro escrito.

     Si el idioma de la escritura es nuestra lengua madre, llevamos una ventaja. Pero si es otro idioma, estaremos en una posición de cierta desventaja. Ljutić (2022) menciona que los artículos escritos por personas que no dominan la lingua franca (i.e., inglés), contienen una pobre argumentación y un limitado poder de convencimiento, vocabulario académico deficiente y una escasa conciencia de escritura enfocada en el lector.

     Estas, sin embargo, son habilidades que definitivamente se pueden desarrollar y consolidar con la práctica; siempre, en caso de duda, podemos utilizar los servicios editoriales que ofrecen las mismas revistas de investigación para mejorar nuestros escritos.

 

¿POR QUÉ EL ABUSO DEL EMPLEO DE ADJETIVOS Y ADVERBIOS ES PERJUDICIAL PARA LA ESCRITURA CIENTÍFICA?

 

La escritura científica debe ser lo más neutral posible. Existen tres formas de dar un mensaje. La forma positiva u optimista, la forma negativa o pesimista, y la forma neutral o imparcial (Medhat et al., 2014).

     Cuando escribimos un reporte técnico o un trabajo de investigación, debemos privilegiar el uso del estilo neutral, para que los datos duros obtenidos como resultado del procesamiento de la información hablen por sí solos.

     Si caemos en el uso excesivo de adjetivos y adverbios, corremos el riesgo de introducir sesgos en el mensaje que se desea comunicar.

     La escritura científica se basa en la consistencia de las evidencias y la lógica de los razonamientos, más que en palabras intensas y frases llenas de adornos.

 

¿QUÉ ESTÁN HACIENDO LOS PROFESORES PARA QUE APRENDAMOS A ESCRIBIR?

 

Existe una gran cantidad de documentos que estudian el tema de la escritura desde diferentes enfoques. Sin embargo, uno de los documentos más notables es “The writing spiral” de Traci Giuliano1, publicado en Frontiers in Psychology, en el cual se ofrece una guía para la escritura y se lleva de la mano al estudiante enseñándole los aspectos necesarios para lograr que sus escritos terminen en productos listos para enviar a una revista de investigación (Giuliano, 2019).

     La tarea de escribir es una empresa compleja que muchas veces está influenciada por temas motivacionales. Por ejemplo, Sanders-Reio et al. (2014) estudiaron el efecto de las creencias relacionadas con la eficacia, el miedo y el desempeño previas a la escritura.

     Ellos encontraron que existe una conexión afectiva entre lo que se piensa sobre el hecho de escribir y la escritura en sí. También encontraron que el desempeño de la escritura está relacionado con la disposición del estudiante a recibir retroalimentación del escrito, probablemente fomentado por la creencia de que los buenos escritores escriben bien a la primera.

     Ellos también recomiendan una serie de técnicas para disminuir el efecto negativo de estos lastres emocionales y creencias negativas en torno a la escritura; una de las estrategias recomendadas por estos autores es escribir menos y leer más.

     Y la más interesante que ofrecen es tener menos miedo a cometer errores gramaticales, ya que se pueden generar altos niveles de ansiedad que podrían ser contraproducentes; tales errores, sin duda pueden ser corregidos en sesiones posteriores con las personas involucradas en el escrito.

     Otro tema interesante en el proceso de escritura es la percepción de autoeficacia. Cuando se está motivado se pueden lograr grandes cosas, como un escrito listo para publicar.

     La autoeficacia se puede cultivar a través de cuatro aspectos fundamentales: a) teniendo experiencias previas de desempeño, v.gr., si se ha escrito algo con anterioridad y se ha logrado el objetivo, entonces tales experiencias reforzarán la percepción de la autoeficacia, b) observando experiencias en personas modelo, v. gr., si se contemplan perfiles de personas con características o perfiles similares y se observa que han tenido un buen desempeño en la escritura, resulta motivador para confiar en alcanzar el logro propio, c) palabras de motivación recibidas por otros sobre la confianza de que se logrará el objetivo, v. gr., si se reciben palabras alentadoras por parte de personas significativas para la persona que debe escribir, se logra consolidar el sentimiento del logro de la meta, y d) vigilando los estados fisiológicos y emocionales de quien debe escribir, los cuales se pueden clasificar en negativos (como fatiga, dolor y estrés) y positivos (como sentirse saludable y relajado) (Van Blankenstein et al., 2019).

 

CONCLUSIÓN

 

Tomar los renglones como oportunidades valiosas para decir lo que se quiere es algo que se debe disfrutar. La escritura de las ideas debe, por tanto, ser el medio para apropiarnos del espacio de las mismas ideas imprimiendo nuestra personalidad y nuestra esencia.

     Debemos evitar a toda costa lo superfluo o lo meramente ornamental. Si le permitimos a nuestra imaginación nutrirse con un poco de creatividad para discutir de una forma novedosa y osada nuestros resultados, y lo compartimos de una forma estructurada, también valdrá la pena leer esos renglones.

     Cada espacio, cada coma, cada punto y coma, cada punto y seguido y cada punto y aparte, tienen un valor incalculable a la hora de abordar los detalles más finos de un trabajo. Aprovechar al máximo estos recursos de escritura permitirá lograr una escritura cadenciosa, interesante y estructurada. Animémonos, entonces, a escribir sobre nuestro tema de forma relajada, pero a la vez estructurada, dándole a los hechos el privilegio de dirigir nuestras ideas. Recordemos que el principal medio de expresión de la ciencia son las palabras. Tal vez así logremos escribir por placer, y no padecerlo como un suplicio.

 

NOTAS

 

1      El documento “The writing spiral” es brindado por el doctor Traci Giuliano en este link https://bit.ly/3PyykTv, y para referenciarlo, se sugiere utilizar el artículo publicado en Frontiers in Psicology.

 

REFERENCIAS

 

Ferone E, Pietroni D, Petroccia S and Alberto AA (2018). Organizational innovation: a systemic approach. International Review of Sociology 28:419-431.

Giuliano TA (2019). The “Writing Spiral”: a practical tool for teaching undergraduates to write publication-quality manuscripts. Frontiers in Psychology 10:915.

Hynninen N and Kuteeva M (2017). “Good” and “acceptable” English in L2 research writing: ideals and realities in history and computer science. Journal of English for Academic Purposes 30:53-65.

Ljutić MC (2022). The art of academic and scientific writing in English. Policija i sigurnost, 31(3):338-347.

Medhat W, Hassan A and Korashi H (2014). Sentiment analysis algorithms and applications: A survey. Ain Shams Engineering Journal 5:1093-1113.

Morey C (1918). The Art of Auguste Rodin. The Bulletin of the College Art Association of America 1:145.

Sanders-Reio J, Alexander PA, Reio TG and Newman I (2014). Do students’ beliefs about writing relate to their writing self-efficacy, apprehension, and performance? Learning and Instruction 33:1-11.

Sawyer AG, Laran J and Xu J (2008). The readability of marketing journals: are award-winning articles better written? Journal of Marketing 72:108-117.

The Upwork Team (2022). How Many Sentences Should a Paragraph Really Have? Recuperado de https://bit.ly/3RllaZ4.

Van Blankenstein FM, Saab N, Van Der Rijst RM, Danel MS, Bakker-van Den Berg AS and Van Den Broek PW (2019). How do self-efficacy beliefs for academic writing and collaboration and intrinsic motivation for academic writing and research develop during an undergraduate research project? Educational Studies 45:209-225.

 

Carlos Arturo Aguirre Salado
Facultad de Ingeniería
Universidad Autónoma de San Luis Potosí
[email protected]