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6 Mayo 2024, Puebla, México.

Mis pasos por Barcelona. 2 / Malusa Gómez

Sociedad | Crónica | 26.FEB.2022

Mis pasos por Barcelona. 2 / Malusa Gómez

(Esta crónica fue publicada orignalmente en la evista Algarabía)

Recorrer Barcelona es un placer. Para donde veas hay algo digno de admirar. Es una ciudad monumental, llena de rincones, fachadas, portones, balcones, detalles que la hacen única. Es famosa y conocida por ser cuna del Modernismo y como seguramente este término lo escucharemos continuamente, me gustaría definirlo un poco, echando mando de lo que los que saben dicen de él.

Hablaremos específicamente del Modernismo Catalán, ya que este movimiento no es exclusivo de estos lares, fue una corriente de finales del siglo XlX y principios del XX que se hace presente en todo Europa (Art Nouveau, Jungendstil, Sezession, etc.), pero en Cataluña adquiere una personalidad propia y diferente.

Si bien se trata principalmente de arquitectura, se le ve también en otras manifestaciones artísticas como por ejemplo el diseño. Las características básicas -así como para principiantes, es decir yo-, son la presencia de elementos naturales tanto en materiales como en figuras. Veremos pájaros, mariposas, hojas de árboles, flores, frutas, etc. Adornos en las piedras y en las cerámicas y sobre todo la presencia de animales fabulosos y de gran tamaño.

Estos detalles están en las fachadas, balcones, ventanas, faroles, bancas de parques, entradas del metro. Hay detalles por todos lados, es cuestión de ir poniendo atención.

Y como ya les contaba en la historia anterior, publicada aquí mismo. Las baldosas o mosaicos de las banquetas son una de esas características del modernismo que veremos y pisaremos todo el tiempo.

Hay cinco tipos diferentes de baldosas, pero la más famosa es la Rosa de Barcelona, que hoy no solo anda por los suelos -banquetas- sino que ya es un ícono plasmado en camisetas, bolsas, tazas, joyería o cualquier suvenir que se les ocurra.

Pero como todo en la vida, las baldosas tienen su historia, ahí les va:

Se piensa que el origen del diseño, de la Rosa de Barcelona, es del arquitecto modernista Josep Puig i Cadafalch, pues él lo utilizó en 1900 para pavimentar la entrada de carruajes de la famosa Casa Ametller, pero en realidad nadie sabe si eso es cierto o son simplemente diseños parecidos. Se cree que las baldosas que diseñó Josep Puig se inspiraron en la flor del almendro, porque el apellido burgués Amatller coincide fonéticamente con Ametller, que significa almendro en catalán.

Cuando la ciudad empezó a crecer, específicamente la zona conocida como Eixample, el Ayuntamiento convocó a diseñadores para que propusieran los nuevos mosaicos, entre las características que se pedían eran que los materiales fueran naturales y anti-derrapantes, porque en experiencias anteriores no había sido así y mas de uno fue a dar al suelo en épocas de lluvia.

Hay cinco modelos y, es curioso no se detiene a poner juntas las del mismo modelo, algunas veces las revuelven, en México seguramente nos parecería un parche terrible, pero se ve que aquí eso no es muy importante o que nadie se fija -más que las ociosas como yo, que suelen ir buscando detalles en el suelo-, mala costumbre pues se podrán imaginar que además de baldosas y cosas curiosas, suelo toparme con elementos asquerosos que preferiría no ver.

Los modelos son todos con figuras geométricas: la rosa, pastillas de chocolate, circunferencias concéntricas, rombos con cuatro círculos y círculos sencillos. Pueden verlas en las fotos que agregamos a este texto. Todas son bonitas, pero sin duda la ganadora es la Flor de Barcelona, pues la mercadotecnia se ha encargado de volverla un referente de la ciudad.