Universidades | Crónica | 3.ABR.2025
"Desentrampar al Consejo Universitario". 1 de febrero de 1989, entrevista con Samuel Malpica ( Crónica 3) / Sergio Mastretta

BUAP 1989-1991, Crónica de una ruptura histórica
Introducción
En 1987 el Maestro en Ciencias Samuel Malpica Uribe gana la rectoría de la Universidad Autónoma de Puebla en sucesión de Alfonso Vélez Pliego. Lo hace con el respaldo de miles de estudiantes que participan en una elección con voto universal, directo y secreto que sustenta el proyecto de universidad democrática, crítica y popular, vigente desde 1973. Con Malpica Uribe inicia la quiebra de ese proyecto de universidad en manos de una izquierda política que encuentra su valor fundamental en la independencia política respecto del Estado, pero su talón de Aquiles en la dependencia económica de la voluntad gubernamental.
La ruptura entre las facciones dominantes de la universidad se produce en enero de 1989, durante el segundo informe del rector Malpica, quien acusa de corrupción a la administración de Vélez Pliego. Siguen dos años de conflicto que incluyen la destitución del rector, la constitución de un triunvirato de gobierno por una de las facciones en el Consejo Universitario y el desgobierno hasta que se celebran nuevas elecciones en abril de 1991, todo ello en medio de múltiples refriegas callejeras como la toma del edificio Carolino por los enemigos de Malpica y el asesinato en circunstancias nunca esclarecidas del profesor Miguel Antonio Cuéllar Muñoz el 22 de diciembre de 1989.
El conflicto termina con la reforma de la ley orgánica que suprime el voto universal, directo y secreto de los estudiantes, y con la recomposición de las relaciones con el poder público estatal. Lo que sigue es la crónica de ese proceso.
Publicamos en Mundo Nuestro nuevamente estas crónicas con el ánimo de contribuir a la discusión colectiva sobre la realidad de la universidad pública en Puebla en el marco del reciente paro estudiantil y las reformas impulsadas por un movimiento que sin duda es un punto de inflexión en la historia de la Beneméita Universidad Autónoma de Puebla.
Crónica 3
Desentrampar al Consejo Universitario: Samuel Malpica
Es el jueves primero de febrero de 1989. Entrevisto a Samuel Malpica, el Rector de la BUAP. Tiene frases contundentes: "Solo con la conducción colectiva y el funcionamiento de las academias se puede desentrampar el Consejo Universitario, terminar con la lucha de facciones y modernizar la universidad. Las academias deben volver a la legalidad, esa es la propuesta de la Rectoría para lograr un Plan de Desarrollo Académico."
Luego viene su propuesta de que el presupuesto para la universidad debe de ser de 200 mil millones de pesos. (Nota del editor: el valor del peso es de antes de la reducción de tres ceros realizada por el gobierno federal en 1993)
Aquí la conversación:
Sergio Mastretta: Tú propones formar los consejos académicos y administrativos, pero en el informe que presentaste no se concreta bien a qué te refieres.
Samuel Malpica: La máxima autoridad de la universidad es el Consejo Universitario, cuando éste no toma determinaciones sobre algún aspecto que hay que resolver, la ley dice que es facultad de la Rectoría tomar las medidas necesarias. Lo que yo estoy planteando es justamente combatir el autoritarismo de la Rectoría. Pero yo quiero dar la oportunidad de que se realucen discusiones académicas al margen del enfrentamiento de grupos políticos. Yo me encontré con la existencia de dos Secretarías, la antigua Secretaría de la Rectoría y la llamada Auxiliar de Rectoría. Lo que no había era algún documento donde se establecieran las funciones de las mismas, entonces, simplemente, les asigné funciones. A la primera, lo administrativo, a la segunda lo académico. La idea no es que sea el rector quien determine las políticas en lo académico y adminstrativo. No por la democracia en sí misma, sino para involucar a las academias para tener garantía de que se van a combatir las posiciiones de grupos políticos o personles en las decisiones del Consejo Universiario. Esa es la idea de la creación de los consejos.
Sergio Mastretta: Los coordinadores plantean de que las escuelas deber tener más autonomía, en lo académico y en lo administrativo, ¿por ahí va tu propuesta?
Samuel Malpica: Eso de la autonomía de las escuelas es delicado, podría implicar la anarquía en la universidad, y eso no puede ser. Debe existir una normatividad centralizada y una descentralización ejecutiva. No se trata de alterar la dinámica de las escuelas, sino de crear el tan urgente plan de desarrollo de la instituición para cada una de las actividades universitarias. Nunca ha existido un plan de desarrollo, y eso es lo que tratamos de construir.
Sergio Mastretta: La oposición afirma que has vetado la realización de de un Consejo Universitario, ¿qué hay de cierto en eso?
Samuel Malpica: No, como señalé en el informe, hemos llamado a sesión del consejo en 19 ocasiones, y existen los citatorios que lo demuestran. El Consejo sí ha funcionado. Respecto a que no se han tratado algunos temas como la situación del Tesorero y muchos otros que están en la agenda, eso no es responsabilidad de la Rectoría sino del propio Consejo. En algunas ocasiones éste ha modificado la orden del día.
Sergio Mastretta: Más allá de la lucha de las facciones, ¿cómo transformar el aparato de gobierno que ahora está normado por el Consejo?
Samuel Malpíca: Lo que nosotros estamos proponiendo es la vuelta de las escuelas a la legalidad. Está contemplado dentro de la ley que deben existir órganos colegiados de gobierno. Esto significa que los maestros tienen que convocar a las reuniones de la academia de profesores para discutir cuáles son las preocupaciones academicas. La ley es muy clara: lo que se debe discutir en las reuniones de consejo de gobierno son los planes de estudio, los programas, los métodos pedagógicos. Deben cobrar vida académica, la cual es casi inexistente en la actualidad.
Sergio Mastretta: ¿Por que sucede esto?
Samuel Malpica: Porque durante muchos años en esta universidad hubo una despreocupación absoluta de la administración central por tratar de exigir que los órganos colegiados de gobierno funcionara. Yo estoy empeñado en que se haga funcionar estos órganos. Las posiciones que salgan de ahi serán las de los universitarios y no de un solo grupo, y serán llevadas al Consejo Universitario evitando así enfrentamientos políticos.
Sergio Mastretta: ¿Qué función tendrían entonces estos órganos?
Samuel Malpica: La conducción cotidiana, por ejemplo la distribución del presupuesto mensual. Al no reunirse para esto es la Rectoría es la que decide. Yo propongo acabar con eso. Para decidir la entrega de las partidas se reunirán los coordinadores de las escuelas con la administración central, en este caso con Planeación, para decidir cuyáles son las prioridades del gasto en cada escuela. De manera colectiva se decidirá la prioridad general. Un caso que es de consenso es la necesidad de modernizar el Departamento Escolar. Ese es uno de los esfuerzos financieros que hay que hacer.
Sergio Mastretta: ¿Lo que propones entonces es que funcione el aparato que ya existe?
Samuel Malpica: De lo que hablo es de conformar esos órganos porque la mayoría de las escuelas no los tienen. Son dirigidos por el coordinador de la escuela, una sola persona, y no por la discusión colectiva. La ley dice que deben existir esos órganos colegiados. Jurídicamente no estoy proponiendo nada nuevo, sino regresar a la legalidad, simplemente.
Sergio Mastretta: ¿Cómo terminar con la dinámica de enfrentamiento entre los distintos grupos?
Samuel Malpica: La única manera es con la participación de todos los universitarios. Ayer estuve en la Escuela de Derecho, en sendas sessiiones de órganos colegiados de gobierno, para demostrar que sí se puede hacer esto. Y tomar las determinaciones que sean de consenso y en sesiones públicas. Ha dado buenos resultados. Hemos llegado a acuerdos por consenso, el año pasado presidí 58 reuniones de esos órganos. Soy el único Rector que se ha preocupado por los órganos colegiados. Y cuando no existían, llamamos a Asambleas Genrales.
Sergio Mastretta. Sin embargo, hay quien dice que al llegar ustedes a la Rectoría tomó el poder de hecho el Partido Revolucionario Socialista...
Samuel Malpica: En efecto, un grupo político universitario arribó al poder, pero no suplantando a los universitarios, sino por voluntad de los mismos y con un programa que hablaba de democracia, y lo estamos cumpliendo.
Sergio Mastretta: La oposición dice que ustedes están controlando cada vez más espacios en la universidad.
Samuel Malpica: No estamos controlando de manera autoritaria más espacios, lo que estamos haciendo es justamente lo contrario: que las escuelas en su conjunto tomen las determinaciones con criterios académicos.
Sergio Mastretta: ¿Cómo interpretas la ruptura con ustedes de un sector de la Unión Popular Democratica?
Samuel Malpica: Para la comunidad universitaria está claro que la UPD no es ese grupo de gente. La UPD es un programa avalado por 24 mil votos que lo hicieron suyo. Hubo dos momentos claves en esa pretendida UPD. el primero, el plantón frente a la Rectoría, según eso para exigirle cuentas. Los 24 mil votos que optaron por nosotros jamás se sumaron a ese pretendido plantón. Fue muy poca gente la que llegó ahí, estuvieron un dia y desaparecieron. El segundo, el día del Informe, y su falta de representatividad se hizo tofavía más evidente. La gente que dice ser de la UPD y que no lo es, se presentó en el radio llamando injustamente a la UPD a presentarse en el informe para interpelar al rector. Todos fueron testigos de que la supuesta UPD quedó reducida a un par de gentes: un consejero que indebidamente quiere seguir siéndolo, porque es un estudiante de la escuela de Arquitectura que ya se recibió, es ilegal que busque seguir sienddo representante. De cualquier manera, lo dejamos intervenir, al principio recibió algunos aplausos de la oposición, al final fue abucheado. Luego intervino otro consejero, para nosotros son dos gentes que no tienen representatividad. No hubo manta alguna, marcha o plantón. En realidad no hubo nada, no tienen el más mínimo consenso.
Sergio Mastretta: ¿Recuperar la vida académica con la participación de todos en asmbleas no es caer en el populismo?
Samuel Malpica: No, no no, lo que se ha perdido en la universidad es lo académico, como lo demuestro en el informe. No existe ni una sola acta de sesión del órgano colegiado de gobierno que por ley deben estar en la Secretaría General, donde haya un acuerdo respecto a los planes de estudio, los programas, etc. Lo que yo estoy proponiendo es muy puntual: el funcionamiento de los órganos colegiados de gobierno, en eso voy a ser intransigente. Para poder funcionar se deben componer de estudiantes y profesores que tendrán que consultar a su base, a sus representados, para llevar sus puntos de vista a los órganos colegiados. La democracia y lo académico deben complementarse.
Sergio Mastretta: ¿Se puede lograr lo anterior a pesar de los bajos salarios de los maestros?
Samuel Malpica: Los salarios existentes afectan mucho la vida académica, esa es una realidad. Necesitamos maestros de tiempo completo, pero con tan bajos salarios no es posible. La mayoría tiene fuentes de ingreso alternativas, lo cual merma su capacidad profesional. Es una preocupación muy fuerte para nosotros elevar los salarios de los profesores.
Sergio Mastretta: ¿No se corre el peligro de que esos órganos suplanten al Consejo Universitario?
Samuel Malpica: No, se trata simplemente de que lleguen al Consejo proposisiones consensadas, un dictamen académico que se turna al Consejo, que es la máxima autoridad, la que decide. Así se van a impedir los enfrentamientos de los grupos políticos en el Consejo. Por lo demás, no queremos que esta dinámica sea impuesta. Es un proceso. Ya tuvimos una primera reunión con los coordinadores de las escuelas donde se discutió, para empezar, cómo vamos a repartir el poco dinero con el que contamos. Es operativo. El Instituto de Ciencias, por ejemplo, ya reunió a su gente y manifestó que su prioridad es que continúe la suscripción a las revistas, y son muchísimos millones de pesos. Esa es una primera experiencia para que se vea que nuestra propuesta funciona.
Sergio Mastretta: ¿Cuál es la estimación del gasto para este año? En 1988 fue de 79 mil millones de pesos...
Samuel Malpica: El nuevo presupuesto es del orden de los 200 mil millones. Todavía no sabemos cuánto vamos a recibir del gobierno. En las reuniones con la SEP nos dicen que nos darán a conocer el monto en los tres primeros meses de este 1989. Nos preocupa que se adopte la misma política del año pasado. Nuestro déficit inmediato, el más sentido, es de 10 mil millones de pesos, y lo tenemos que cubrir para salir de nuestros problemas bancarios.
Sergio Mastretta: ¿Es la deuda con Operadora de Bolsa?
Samuel Malpica: Esa es justamente. Ningun banco nos prestaba, por eso acudimos a la Operadora. Estamos sobregirados. Lo fundamental del déficit se debe al exceso de más de mil plazas fuera del presupuesto. Eso tiene un efecto multiplicador tremendo. En los últimos años de la administración pasada se crearon cientos de plazas y eso fue lo que nos quebró. Nunca se logró el reconocimiento de las mismas, sin ellas el déficit sería mucho menor. Operadora de Bolsa nos está cobrando intereses y hay que pagarlos. Ese es el problema.
Sergio Mastretta: ¿Cuál es la posición de Rectoría respecto a la propuesta del PAN de crear una auditoría externa a la universidad?
Samuel Malpica: La institución es muy seria en la vigilancia de su conducción, como se puede desprender del Informe. Tan seria que cuando se ha encontrado alguna deficiencia lo ha dado a conocer y ha tomado medidas correctivas. El problema del mal funcionamiento financiero existe en toda la sociedad, no soo en la universidad. Nosotros hemos tomdado las medidas para combatirlo. Los eternos enemigos de la universida aprovechan cualquier oportunidad para lanzarse contra ella. La persona que hizo la propuesta del PAN está cometiendo un gran error, existe una norma constitucional que ese señor ignora. Debería de leer el artículo tercero de la Constitución donde claramente se asienta lo que es la autonomía universitaria, lo que propone es violatorio, y bien lo sabe el conjunto de la sociedad.