Sociedad | Investigación | 4.MAR.2022
Los medios en Puebla, la crisis de la que nadie habla (II) / Luis Alberto Martínez
Un buen amigo, periodista nacional, al compartirme una noticia local sobre desaparecidos, me decía: “Cada vez que en Puebla hacen una nota de este tipo, parece que descubren el agua tibia”; y entonces quise entender el fenómeno, porque no se trata de regañar a los medios y sus salas de redacción, se trata de entender las causas y observar los contextos.
Con cerca de un centenar de portales digitales de noticias activos y con decenas de medios informales utilizando las plataformas sociales como canal principal de emisión de productos noticiosos, está claro que el primer gran reto de los medios es el de atraer atención de las audiencias.
¿Por qué atraerlas? Porque el modelo de negocio imperante en este centenar de medios (y en toda América Latina) aún sigue siendo el de la publicidad, y porque este modelo en su forma más tradicional implica obtener dinero a cambio de impactos, ya sea en contenidos patrocinados o en anuncios publicitarios. Un modelo sumamente competido y en franca decadencia.
De acuerdo a cifras de Comscore, la mayoría de sitios noticiosos en el mundo han experimentado un estancamiento y, en algunos casos, un descenso en su tráfico, ya que en efecto las audiencias están migrando a otros espacios, migración para la cual no están adaptadas las salas de redacción en contenido, formato y procesos.
Los medios locales han tratado de entender su relación con las audiencias y lo han entendido a partir de la inmediatez: llegar primero, publicar primero para atraer la atención primero; y también la han entendido en función de volumen, publicar mucho, publicar de todo para diversificar audiencias.
Para quienes ocupan los puestos directivos, editoriales, comerciales y sobre todo para reporteras y reporteros, la consigna es clara, hablar rápido, hablar de todo (o al menos de lo que más atención atrae) y así es como la agenda propia se somete a la economía de la atención.
La adicción a lo viral y lo rojo
De 96 medios en Puebla, ¿cuántos medios no tienen una sección de Nota Roja? ¿Cuántos se mantienen al margen de las noticias virales, esas de 'lords', 'ladys' y 'memes'? Medios modestos y grandes, serios y relajados, nadie, o casi nadie se atreve a estar fuera de esta agenda. ¿Porqué? porque podría garantizar una cuota suficiente de lecturas para los indicadores de ventas.
La agenda de la nota roja en Puebla está marcada por dos fuentes principales: la desafortunada realidad mexicana de violencia y muerte, y las decenas de boletines diarios emitidos por los tres órdenes de gobierno con reportes de detenciones, operativos y accidentes viales.
Estos temas son abordados superficialmente. Un 'copy/paste' de los comunicados oficiales y pocos, muy pocos se aventuran a profundizar en causas, consecuencias, y contextos. La violencia empuja sus agendas.
Lo "viral", ese imaginario colectivo de las notas sensacionalistas, emotivas, facilitas, que se pescan de las redes sociales, de medios más grandes, que caminan una y otra vez entre sitios de internet, y a las que los medios locales siempre llegan tarde, pero temen no llegar. Subirse al tren es imperativo, porque además se debe cubrir la cuota diaria marcada por el medio. Los protagonistas suelen ser figuras del espectáculo que hacen algo, personas anónimas que hacen el ridículo por algo, memes sobre la conversación digital en turno y uno que otro desatino político.
El monopolio de la agenda de gobierno
Quien paga por publicar suele pagar por callar. Y como lo hemos señalado permanentemente, la dependencia del dinero público somete la agenda noticiosa, creando además malos hábitos en las redacciones y el reporteo de la calle.
La entrevista de abordaje, mejor conocida como "el chacaleo", es el recurso de investigación más frecuente y más sencillo -después de los boletines- para abordar temas de la agenda política y gubernamental. En este espacio decenas de reporteras y reporteros bombardean a la figura política en cuestión, casi siempre con los mismos cuestionamientos coyunturales, y casi siempre con la meta de atender el compromiso comercial y político de su medio. Entre "cuidar" y "destrozar" queda poco espacio para indagar porque entre los empujones y los gritos, tampoco hay espacio para una agenda propia.
La precarización obliga a reporteras y reporteros a enviar la misma nota -con algunas variantes- a diversos medios, o a transcribir la insulsa declaración del funcionario para cumplir el compromiso, o a resaltar el trastabillo de la funcionaria para también cumplir el compromiso.
En Puebla, solo un puñado de medios, casi todos independientes, reconocen claramente conceptos como Periodismo Transmedia, Periodismo de Datos, Periodismo de Inmersión, por ejemplo, y exploran nuevos formatos y narrativas, proponiendo agendas que apuesten a otros mercados y audiencias.
Entonces la oferta informativa de los medios regionales se construye con notas rojas, notas virales, boletines de gobierno y notas complacientes que garanticen la paga del próximo mes.
En esta dinámica obligada por el modelo mayoritario de negocio, no queda mucho tiempo para impulsar una agenda propia para abordar temas, para explicar temas, para explorar formatos. Los medios regionales han entrado en un círculo vicioso que, entre la precariedad, la falta de formación y la relación con el poder, les tiene sumidos en las peores crisis de contenido e información de la historia del periodismo. Vaya contraste siendo la era de la información.
Hasta la próxima.
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