Sociedad | Opinión | 11.DIC.2024
Usos y costumbres de los pueblos de San Pedro Cholula / Gerardo Pérez Muñoz
El libro de la cronista cholulteca Georgina Tochimani nos sumerge en una multiplicidad de saberes
Si quieres ser universal, habla de tu pueblo, de tu aldea
La frase del epígrafe se le atribuye tanto al escritor y dramaturgo ruso Antón Chejov, como a otro gran novelista ruso, León Tolstoi, quien se supone también dijo: “Quien conoce su aldea conoce el universo”; como saben, León Tolstoi es autor de la famosa novela La guerra y la paz. Quien quiera haya escrito o pronunciado dicha frase, esta encierra un gran significado y trascendencia, no sólo para los escritores o dramaturgos, sino particularmente para los cronistas e historiadores locales o municipales.
En nuestro país le debemos al Dr. Luis González y González la investigación, documentación, estudio, revaloración e interés por conocer la historia de nuestras matrias, la historia de nuestros pueblos, de nuestras comunidades, en contraposición de la gran narrativa de nuestra historia patria; la historia con H mayúscula y su grandes relatos y narrativas. Una historia nacional no pocas veces con su visión unívoca, lineal, sin fisuras y contradicciones y con sus grandes personajes. En 1968 el Dr. González publicó su texto icónico, Pueblo en vilo, que habría una nueva perspectiva para los historiadores y la historiografía. Su texto relata la vida e historia de su pueblo, San José de Gracia, pueblo ubicado en Michoacán. A esta nueva forma de hacer historia, se le ha llamado microhistoria y no por ser micro, es menos importante.
Lo anterior viene a cuento pues recientemente le publicaron su libro a la historiadora y cronista cholulteca, Georgina Tochimani titulado Usos y Costumbres en los pueblos campesinos de San Pedro Cholula, 1950 al año 2000. El texto excede con mucho la periodicidad que nos señala la autora, lo cual lo enriquece de manera importante.
Gina Tochimani, como cariñosamente se le conoce, es oriunda de la comunidad de San Agustín Calvario, San Pedro Cholula. Estudió la Licenciatura y Maestría en Historia en la BUAP. Gina ha desempeñado en su comunidad tanto cargos civiles y administrativos al igual que cargos religiosos, esto es, ha estado inmersa en los sistemas de cargos por usos y costumbres de su comunidad, lo que difícilmente pueden vanagloriarse la mayoría de historiadores y cronistas locales. Justamente es sobre los usos, costumbres y sistemas de cargo, así como de la importancia del tequio- trabajo común- que nos habla el texto de Gina.
El libro se compone de cinco capítulos, los primeros dos es recorrido histórico de la ciudad sagrada y ceremonial de Cholula de la que Gabriel de Rojas escribió lo siguiente: Los indios que de toda la tierra venían por su devoción a visitar el templo de quetçalcoatl porque este era metrópoli y tenido en tanta veneración como lo es Roma en la christiandad y meca en los moros.
Cholula fue conocida en una época como la Roma del Anáhuac. Cholula, ciudad consagrada a Quetzalcóatl, centro religioso y ceremonial con más antigüedad ocupado en forma permanente y en la cual se perpetró el primer gran etnocidio a manos de los conquistadores españoles. En su texto, Gina da cuenta desde las primeras ocupaciones que tuvo el territorio y lo define como un territorio pluri y multicultural en el que habitaron los olmecas, toltecas, chichimecas o zapotecas. Diego de Landa llegó a mencionar que Quetzalcóatl había sido en realidad un mensajero de Cristo y había profetizado la llegada de los conquistadores; narrativa que se mantuvo muy en boga hasta ya entrado el siglo XIX.
El texto lo inicia con las definiciones del nombre de Cholula –lugar de huida donde cae el agua– y realiza una revisión de los altépetl y calpullis y cómo han sobrevivido hasta ahora bajo la fachada de la modernidad, al capitalismo y su cultura (Guillermo Bonfil, Cholula: La ciudad sagrada en la era industrial) hasta la delimitación y conformación político- administrativa del municipio y sus municipios colindantes desde la colonia hasta el XIX, sin soslayar su impronta cultural, religiosa y estamental.
Los otros tres capítulos dan cuenta de la historia, identidad cultural, organización social y sistema de cargos de las comunidades de San Gregorio Zacapechpan, San Francisco Coapan e Ixtlamatitla, actualmente San Agustín Calvario. Es a partir de estos tres capítulos que Gina introduce en los tres, un número considerable de fotografías y planos que dan cuenta de la vida cotidiana de las comunidades y sus cambios a través del tiempo. Así, encontramos fotografías de viejas haciendas y ranchos, glifos, planos, pinturas religiosas, fotografías del trabajo comunitario-tequio, ceremonias religiosas y civiles; personajes de las comunidades, bodas, danzas, entre muchas otras fotografías más. En realidad, es un acervo y archivo visual que rebasa con mucho el mero registro histórico y se constituye como parte importante de la antropología visual.
El texto de la Mtra. Tochimani no es un estudio meramente histórico; nos sumerge en una multiplicidad de saberes. Va de la historia con H mayúscula, pasando por la historia social, la sociología, la etnohistoria, la antropología, la antropología visual, el estudio de las toponimias y los mapas, la geografía, etc. En el texto encontramos la espiritualidad y la religiosidad popular de los cholultecas, entre otros saberes y conocimientos que forman parte de su acervo y patrimonio cultural material e inmaterial. Es un libro muy bien nutrido de bibliografía y entrevistas que, considero, fue una lástima que algunas de ellas no las haya insertado en el mismo.
Es un texto que nos habla de un pasado remoto, desde la época prehispánica, pero que está presente en la vida cotidiana de los habitantes de los barrios y pueblos que conforman el municipio de Cholula. Nos habla de su fortaleza sociocultural, sustentada en su sistema de cargos y el amor y arraigo a la tierra. Habitantes que siembran palabras y semillas, escribió Patrick Johanson, citado por Gina. De la llegada ¿imposición? de la Virgen de los Remedios, primera imagen religiosa venerada en la Nueva España, desde la caída de Tenochtitlán, llamada virgen de la conquista y defensora de los españoles y patrona de la lluvia y las tormentas. Virgen a la que se le edificó una ermita (1594) para ser adorada, justamente arriba del Tlachihualtépetl (Cerro hecho a mano) Su nuevo templo, después de la destrucción que causó un terremoto, fue bendecido por el gobernador del Estado, Ignacio Romero Vargas, a quien según parece, lo tenían sin cuidado las leyes juaristas de Reforma y de la separación Estado-Iglesia. Tiempo atrás, en 1714, San Pedro Cholula fue catalogada como República de Indios.
Es también un texto que aborda la historia regional, por ejemplo, cuando nos sumergen en el análisis de la delimitación de los pueblos de Xoxtla, Coronango, Tonanzintla, Calpan, Tezmoltitlan y Malacatepec y aterriza en el estudio de la microhistoria analizando tres comunidades: San Gregorio Zacapechpan, San Francisco Cuapan y San Agustín Calvario. Gina nos da una visión amplia del paso de altépetl (cerro-agua, comunidad) a la conformación de los calpullis (barrios) y sus posterior delimitación y conformación desde ser corregimiento en la Conquista a ser declarado municipio pasando por una minuciosa descripción de sus manifestaciones culturales y organización social y dentro de esta, el papel que jugaba y juega la familia como transmisora de conocimientos y de valores.
Es así que se refiere a los Huehuetlatollis o Consejo de los Ancianos y pone de manifiesto como en la época antigua se referían a los niños como joyas sin precio. Nada que ver con nuestra modernidad mercantil actual. Tochimani nos previene que actualmente los jóvenes se niegan a conocer y continuar con dicho legado cultural y que son cada vez más, presa fácil de las modas y de las formas de vida moderna. Lo anterior se ve en la pérdida de la lengua nahua y otras tradiciones, por poner un ejemplo.
Es un texto que refleja la tensión existente en una sociedad, entre la tradición y la modernidad. En otra parte del texto, Gina nos ilustra acerca de la fecha en la que el Congreso del Estado nombró a la ciudad o ¿distrito?, Cholula de Rivadavia en honor del héroe argentino, Bernardino Rivadavia, en 1895. Sin embargo, no da cuenta de si ya se retiró formalmente, por parte del Congreso del Estado o Cabildo de Cholula, el nombramiento de Rivadavia y mucho menos, cuándo se retiró la estatua que había de este personaje en la Plaza de la ¿Concordia?
En otra parte del texto, Gina introduce una cita del Mtro. Hernández Flores (Disputas del territorio rural: la Cholula prehispánica frente a la expansión de la Puebla colonial) que menciona lo siguiente: La tierra es un recurso productivo indispensable, pero es también algo más que eso, es un territorio común que forma parte de la herencia cultural recibida de sus antepasados. Estoy convencido que si los campesinos de la región de las Cholulas volvieran a nacer, campesinos volverían a ser, por ese gran cariño y amor que le tiene a su tierra, a su agua y su territorio; por ello la han defendido y la defienden hasta con sus vidas.
Es un texto que nos da una radiografía e imagen muy fidedigna de lo que la Dra. Lourdes Arizpe llama continuum cultural –prácticas, saberes, tradiciones, creencias o valores culturales que existen en una sociedad o espacio geográfico y que se transmiten de generación en generación–, que podemos sintetizar en lo que actualmente conocemos como Patrimonio Cultural Inmaterial. Patrimonio siempre amenazado. Gina también dirige su mirada a la relación material y simbólica de los habitantes con la naturaleza, con sus cerros sagrados y ceremoniales como lo es el Zapotecas, que a la par, son también su boticas y almacenes de alimentación. Este patrimonio vivo lo podemos ver, oler y palpar en el Altepeilhuitl o Fiesta del Pueblo, dedicada a San Gabriel Arcángel, la Tlahuanca o Fiesta de la Embriaguez o el Trueque, práctica de origen prehispánico
No me queda más que recomendarles ampliamente la lectura de Usos y Costumbres en los pueblos campesinos de San Pedro Cholula. Una mirada histórica de 1950 al año 2000, de la Tlacuilo, de la Maestra en Historia, Georgina Tochimani Tochimani. La edición del libro fue gracias, entre otros respaldos, al Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias, (PACMYC) de Culturas Populares e Indígenas, del gobierno federal.