SUSCRIBETE

16 Septiembre 2024, Puebla, México.

Enrique Condés Lara y el esfuerzo crítico de la historia: La fundación de la Liga Comunista 23 de Septiembre

Cultura /Sociedad | Reseña | 5.SEP.2024

Enrique Condés Lara y el esfuerzo crítico de la historia: La fundación de la Liga Comunista 23 de Septiembre

Sobre la presentación del libro

Enrique Condés Lara contempla a la veterana audiencia que que lo escucha, y sintetiza la razón que lo llevó a realizar esta enorme investigación sobre la guerrilla mexicana de los años setenta:

"Explicar a los jovenes de hoy, que no estan aquí, el intento de nuestra generación de cambiar el mundo."

Y yo pienso en la obligación del historiador de cumplir con el esfuerzo crítico de la historia.

Porque a la presentación de su libro La fundación de la Liga Comunista 23 de Septiembre esa mañana en el edificio Presno no ha asistido ninguna persona menor a los treinta años. La mayoría de quienes lo escuchamos nacimos en las décadas de los cuarenta y cincuenta. Representamos de muy diversas formas a esa generación de jóvenes que decidió que para enfrentar al ogro filantrópico --diría Paz-- del Estado Mexicano no quedaba más remedio que la lucha armada. Cuánto, si no es que todo, de esta historia ignoran quienes nacieron en los últimos trenta años mexicanos.

Lo escucho y me sorprendo por la tarea dificilísima que se ha propuesto Enrique: explicar el país de entonces que llevó a muchos jóvenes de nuestra generación a creer que la única salida revolucionaria era la lucha armada. Si ahora mismo el país es incomprensible en su violencia y caos, qué trabajo resulta de este propósito de remontarse a los sueños trágicos de unos muchachos y muchachas que dieron la vida porque imaginaron un pais distinto, justo y bueno.

Pienso en mi propia ruta: la intentona jesuita y la opción preferencial por los pobres, en mis años más jóvenes, la inserción en el movimiento obrero después. Al final, el periodismo. Pero siempre el sueño de ayudar a construir un mejor mundo.

Pero Enrique describe la opción que tomaron otros jóvenes de mi edad en aquellos años.

En las primeras líneas de su disertación afirma la responsabilidad crítica que debe asumir todo historiador si quiere ir al fondo de los problemas que analiza.

Escribo a la carrera algunas frases que Enrique desliza: 

Ir más allá de la versión simplista de que nosotros somos los buenos y el Estado es el malo. No entendimos la fuerza del Estado con su base social construída desde la alianza del grupo gobernante con el sindicalismo y el agrarismo que surgieron de la revolución mexicana. No vimos, no supimos entender esa fuerza social del Estado. Vivíamos en el activismo sin ser concientes de la absoluta ausencia de la clase obrera y los campesinos. No luchamos por la democracia sino por la revolución. Nos propusimos la ruptura total. No lo vimos. No fue falta de cultura y conocimiento. El problema fue no saber qué queríamos. Fuimos el radicalismo de clase media ilustrada desvinculada de la clase obrera. Y creamos organizaciones sin experiencia de la ilegalidad y de la vida clandestina.

Son los años de la guerra sucia. Mis años jóvenes también, y los de todos los que escuchamos a Enrique proponer una lectura crítica de los acontecimientos que sin duda ayudaron a transformar a la sociedad mexicana amarrada al autoritarismo priista.

Qué tiempo se propone explicar Enrique. El que perfila en el arranque del texto introductorio del libro:

Los años sesenta pasados fueron los de la protesta y lucha de millones de jóvenes de buena parte de la tierra que querían cambiar al mundo. Inconformes con el que vivían, se expresaron de muchas maneras, algunas de ellas insólitas e innovadoras; tomaron las calles, parques y avenidas, se posesionaron de universidades, hicieron enormes
concentraciones, innovaron lenguajes y señales, llevaron su crítica a los hogares, escuelas y centros de convivencia, cambiaron formas de vestir y gustos musicales, se enfrentaron a policías y soldados, muchos fueron a la cárcel, otros fueron asesinados. Fueron años de rebelión y de esperanzas que dejaron una profunda huella y desencadenaron procesos de
orden social, político y cultural muy variados que, más de 50 años después, siguen sorprendiendo y llamando la atención.

El proceso por el que cientos, tal vez un par de miles de jóvenes decidieron que no había otro camino para enfrentar al régimen represivo que cerró el puño contra los estudiantes el 2 de octubre de 1968. Presenta en la introducción sus nombres:

Fue el tiempo y el ambiente en el que se gestaron y tomaron forma organizaciones guerrilleras como el Frente Urbano Zapatista, (1970), los Guajiros (1971), Lacandones (1969),
Unión del Pueblo (1970), Fuerzas Armadas de la Nueva Revolución (1971), Procesos-Organización Partidaria (1971), Comandos Armados del Pueblo (1969), Liga de Comunistas
Armados (1970), Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo (1972), Frente Revolucionario de Acción Socialista (1970), Fuerzas de Liberación Nacional (1969), Liga Comunista 23
de Septiembre (1973). Al respecto, la Agencia Central de Inteligencia (cia) en su reservado boletín interno (The National Intelligence Daily) anotó: “Aproximadamente 15 grupos guerrilleros han aparecido desde 1971”.

En el escenario estaban presentes también agrupamientos guerrilleros que, sin embargo, respondían a otra dinámica yotros orígenes: la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria
(acnr), capitaneada por Genaro Vázquez Rojas; el Partido de los Pobres (pdlp), que encabezó Lucio Cabañas Barrientos —fueroncorolario de una larga historia de problemas agrarios, abusos yrepresiones a maestros y campesinos en el estado de Guerrero—; el Movimiento 23 de Septiembre, heredero del Grupo Popular Guerrillero, jefaturado por Arturo Gámiz quien intentó tomar por asalto el cuartel militar de Ciudad Madera en septiembre de 1965, y de su continuador el Grupo Guerrillero Popular “Arturo
Gámiz”, de Óscar González Eguiarte —fueron respuesta a crímenes y excesos de latifundistas madereros de Chihuahua—, y el Movimiento de Acción Revolucionaria, entrenado en Corea del Norte.

Del conjunto, los más importantes eran el Partido de los Pobres y la Liga Comunista 23 de Septiembre. El primero, por la simpatía que generaba en diversos medios Lucio Cabañas y su causa; la segunda, por su tamaño —tuvo presencia y actividad en unos 20 estados de la República—, su duración —contada de sus primeros pasos en 1971 a su desaparición en 1983— y sus particulares características que la hicieron distinta y confrontada con las demás.

Dejo que Enrique describa el alcance de su análisis sobre el significado de este proceso histórico:

La fundación de la Liga Comunista 23 de Septiembre analiza tanto las circunstancias políticas nacionales como las de algunas entidades de la República —Jalisco, Nuevo León, Sinaloa, Distrito Federal, Chihuahua— que llevaron a cientos de jóvenes, básicamente clasemedieros, a tomar las armas en contra del gobierno en los inicios de los años setenta. La investigación incluye aspectos no examinados o que han sido tratados superficialmente en estudios previos como el análisis de su táctica y proyecto general, imprescindibles para
comprender y valorar el desarrollo y características específicas de la Liga Comunista 23 de Septiembre.

No es posible juzgar con seriedad a esta agrupación guerrillera pasando por alto las posiciones políticas y convicciones que determinaron sus actuaciones y los resultados que
arrojaron, apelando en exclusiva al expediente de “la brutal represión”.

El trabajo no es una glorificación, pero tampoco una denostación de la LC-23 de Septiembre. Despojado del romanticismo y superficialidad que impregnan bastante de lo que se
ha publicado sobre el tema, La fundación de la Liga Comunista 23 de Septiembre no es un simple recuento de actividades, de enfrentamientos, de muertos, desaparecidos y encarcelados;lo que hace es ahondar en el estudio de los procesos y sustentos ideológicos, teóricos y políticos que desembocaron en la constitución de una organización pertrechada con un bagaje de ideas y políticas singulares, diferentes y contrapuestas a los postulados por las demás organizaciones de acción armada, despojando de cualquier halo épico los comportamientos, motivaciones, excesos y profundas convicciones de sus autores.

Habrá polémica por lo que se dice aquí. Pero muchas cosas quedarán claras y se entenderán, que de eso se trata; de ser así, habremos dado un paso en la necesaria comprensión
de una difícil y amarga etapa de la vida reciente del país.

No asistió jóvenes a la presentación de este libro. Cuanto les ayudaría leerlo.