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28 Marzo 2024, Puebla, México.

La argumentación invencible de la lengua en México

Literatura |#555 | 2016-03-29 00:00:00

La argumentación invencible de la lengua en México

Super User

 

 

Mundo Nuestro. Raúl Dorra nació en 1937 en San Pedro de Jujuy, Argentina. Es uno de los muchos exilados argentinos que llegaron a Puebla tras el golpe de Estado del 25 de marzo de 1976. Aquella tragedia nos legó a uno de los más importantes pensadores sobre la lengua y la literatura en el mundo.

En el marco de su ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua en agosto pasado presentamos este texto que forma parte de su discurso de aceptación, y que bien revela la ruta mexicana que siguió la construcción de su pensamiento por el análisis del lenguaje poético.

Aquí una perspectiva de sus principales publicaciones:

Los extremos del lenguaje en la poesía tradicional española (1981), De la lengua escrita (1982), La literatura puesta en juego (1986), Hablar de literatura (1989), Profeta sin honra (1994), Entre la voz y la letra (1997), La retórica como arte de la mirada (2002), Con el afán de la página (2003), La casa y el caracol: para una  semiótica del cuerpo (2005/2006), Aquí en este destierro, (1967), Sermón sobre la muerte (1977), Los trabajos y las horas de Damián (1979), La canción de Eleonora (1981), La tierra del profeta (1997), Ofelia desvaría (1999) y La canción de Eleonora (nueva versión 2002).

 

A mí, que llevo exactamente cuarenta años de vida en México, lo que nunca deja de sorprenderme es que esta suerte de continuo regodeo en la producción de giros idiomáticos y piruetas argumentativas esté tan extensamente repartido en su población y alcance prácticamente por igual a todas las clases sociales que la integran. Yo podría decir que casi no he encontrado mexicano o mexicana despojados de agudeza verbal, aunque muchas veces la posición social que ocupan, o la profesión en que se desempeñan, los obligue a una conducta retraída y un habla cautelosa o protocolar. Me explico mejor: en los medios en que me muevo he encontrado a menudo, y por causas diversas, a personas cuya comunicación se muestra afectada por la inhibición o la timidez. Y sin embargo, por los años que llevo de observar conductas y sobre todo modalidades de habla, yo estoy siempre seguro de que esa persona –funcionario, estudiante o prestador de servicios– en cuanto se encuentre en una situación en la que se sienta relajado, en cuanto se afloje la corbata o aun encorbatado se beba algunas copas, se convertirá en una fuente de dichos ingeniosos y argumentaciones invencibles…