COVID 19 en 2022 | Crónica | 8.FEB.2021
Una carta a media pandemia / Verónica Mastretta, ambientalista, escritora
La pandemia saca a relucir lo más luminoso y lo más oscuro de la humanidad
Voces en los días del coronavirus
Acabo de ver tu correo. Qué bueno que me escribas para contarme historias de familia. Son los más preciosos recuerdos que uno puede atesorar; compartirlos ayuda a sanar muchas cosas, tales como lealtades mal entendidas o errores cometidos y que se repiten; también sirven para valorar y ver con claridad los aciertos y talentos extraordinarios que se van pasando de generación en generación. Creo que es muy valioso que tengas las memorias y escritos de tu tatarabuela. Valdría la pena darles una buena editada. Hay personas que se dedican a eso. Yo conozco a una persona extraordinaria y además muy sencilla que edita escritos familiares de maravilla. Es importante conservar las historias, que bien contadas y ordenadas, serán un tesoro para nuestros hijos, nietos y de vidas futuras que no alcanzamos a imaginar.
Con respecto a la pandemia, yo salgo a mis tareas y obligaciones indispensables, visito la casa que fue de mi mamá, que es un lugar seguro, y tengo la fortuna de vivir en un lugar donde hay muchísimo campo. Entre esos tres lugares me muevo. A la calle y al mercado siempre con cubre boca. Hasta ahora la he librado. Mis nietos son el riesgo que corro. Tienen seis años y a cada rato se quedan a dormir. Su presencia, su vitalidad, su curiosidad y sus risas son indispensables para la salud mental. Es un riesgo asumido con conciencia. No se los impongo a otros porque después de verlos, me guardo. Un año sin verlos para mí hubiera sido algo que no estaba dispuesta a hacer. La he librado. Y tampoco soy nerviosa ni hipocondriaca. A las enfermedades, cuando las he tenido, trato de no nombrarlas, mejor las sobrelleva uno hablando de otra cosa. Así fue cuando tuve cáncer. En cuatro meses finiquité el asunto y a otra cosa. Nunca regresé al doctor, porque en caso de recaer, no tenía yo ningún interés de bordar de nuevo sobre el asunto, ni estaba dispuesta a caer en tratamientos absurdos que te matan primero que la enfermedad. Ya pasaron 17 años de eso. ¿Del Covid qué puedo decirte? pienso poco en él , a los locos, poco caso , y el Covid está loco. Y como lo está, trato de no retarlo usando el cubre boca cuando tengo que salir, de ahi en fuera no le dedico casi nada de mi tiempo mental porque sería un vampiro de energia inahotable. De política mejor ni hablamos. Ya no entiendo nada, y mira que me interesaba el tema, pero ya me quedé muda. Mi refugio ha sido la música, desde luego no a los niveles de un gran conocedor, pero a diario, mientras hago yoga, oigo música como la que tu me has recomendado. Cada día alguna obra de arte, una belleza que te cura la mente y el alma. El otro refugio han sido los libros. Ordené mi librero. Doné muchos libros a una biblioteca de San Martín Texmelucan porque que tienen perfectamente ordenada y reluciente. Me dio gusto ver la foto de los libros que yo ya no podría releer ocupando un nuevo lugar y viajando hacia nuevos lectores. Me quedé con los libros que realmente me han cautivado y que marcaron mi vida. He releído cosas extraordinarias y una de las que más me emocionó de nuevo fue El amor en los tiempos del cólera. Solo recordar la historia y la conducta del malvado perico que cuando se escapa y se trepa a un árbol provoca la muerte de uno de los héroes de la novela, ya es en sí memorable. También releí Mal de Amores, de mi hermana Ángeles, una novela que se desarrolla entre 1895 y 1940, básicamente en la ciudad de Puebla, aunque te lleva de la mano por muchos lugares claves del México de la revolución . Es la historia de una mujer que vive toda su vida dividida entre dos amores. La ciudad que narra ya no existe, pero la recreó de una manera entrañable. Preciosa. También me he dado tiempo de leer cosas nuevas, pero se nota que ya soy una persona mayor, porque los libros del siglo XIX y del XX me atrapan y me transportan a un mundo desparecido por completo. Lo que no cambia es la condición humana. Esa ahí está, sacando a relucir en esta pandemia la parte más luminosa y también la más oscura de lo que somos como especie.
Voces en los días del coronavirus 2020
Besar sin miedo / Verónica Mastretta
Verónica Mastretta: Gracias por escribirme y hablarme de música y de cómo va llevando un científico esta extraña época de cautivos inesperados. Nada como una carta escrita con dedicación para saber de los demás, y los correos por este medio son los más cercano a ellas. Pocas cosas fueron tan emocionantes y bonitas en la vida como recibir una carta de alguien querido entregada por el cartero. Ahora aparecen brillando en la pantalla de la computadora.
Voy a escuchar de nuevo a Brahms y más a Schumann. A mi la querencia me regresa demasiado a Mozart, a Bach y desde luego a Chopin. Me recuerdan a mi mamá porque es la música que más le gustaba. Es bonito tener mamá. Es horrible no tenerla.
Me dio gusto saber de ti, nos escribimos pronto. Recuperemos las cartas y junto con ellas la calidez y la cercanía de una conversación entre ausentes
[1:42 a. m., 8/2/2021] Verónica Mastretta: Te mando mi escrito para que lo subas con algunas correcciones . QUEDÓ PADRISIMO EL NUEVO FORMATO Y CONTENIDO DE MUNDO NUESTRO!