El viejo árbol, la mujer árbol: memoria totonaca de la naturaleza / Manuel Espinosa Sainos

Nuestras abuelas y abuelos tutunakú dicen que todo lo que existe en el monte tiene dueño. Ese dueño se llama kiwikgolo' y literalmente su nombre significa: el viejo árbol. Cuando una persona caza algún animal para hacer negocio o lo maltrata, kiwikgolo' se enoja y hace su aparición. Una de las versiones dice que a las mujeres se les aparece en forma de un hombre atractivo para seducirlas hasta convencerlas y tener relaciones sexuales con ella, después, descubren que fueron engañadas por kiwikgolo'. En una ocasión, una mujer iba a dejar la comida para los trabajadores del campo, a medio camino se le apareció su marido y la llevó de regreso a casa dejando la comida a medio camino. Por la tarde el marido regresó de nuevo y le preguntó por qué había vuelto al rancho, el hombre dijo que todo el día había permanecido en el trabajo y que nunca había llegado a su casa. Dicen que fue kiwikgolo' quien se le apareció esa mujer. Al igual que kiwikgolo' también existe la kiwichat, la mujer árbol y dueña del monte, es decir, la madre de toda la naturaleza. Al igual que kiwikgolo', kiwichat nos tiene permitido tomar del monte solo lo necesario y se enfurece si tumbamos árboles o matamos animales nomás porque sí, sin ningún control. A los pocos días, se nos puede aparecer en el camino en forma de una bella mujer hasta enamorarnos y acostarse con nosotros. Pasado un tiempo, si no confesamos lo que pasó para buscar tratamiento y aliviar los malestares que provoca, podemos morir. Pero todo esto lo hace para que le mostremos el respeto que merece nuestra madre tierra. A través de una serie de conocimientos como este, nuestros ancestros, desde siempre han cuidado la naturaleza. 

© Texto y foto: Manuel Espinosa Sainos, poeta, traductor y comunicador totonaco.