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26 Abril 2024, Puebla, México.

Contemplar el norte desde la comunidad alfarera de Mata Ortiz. Barro y pincel / Sergio Mastretta

Cultura | Reportaje | 4.DIC.2022

Contemplar el norte desde la comunidad alfarera de Mata Ortiz. Barro y pincel / Sergio Mastretta

TERCERA Y ÚLTIMA PARTE

 

Mundo Nuestro. Juan Quezada Celado, Premio Nacional de Artes 1999, fundador de la cerámica de Mata Ortiz, falleció el viernes 2 de diciembre pasado en un accidente automoliístico a la edad de 82 años. En su memoria dedicamos este reportaje.

 

Lienzo

 

Aquí la vista no alcanza para marcar los límites. La cañada que esconde a la Cueva de la Olla está en el territorio del ejido de Ignacio Zaragoza que mide nada más 36,518 hectáreas. Lo mínimo, si acaso, está en su número de habitantes: 101 en la última cuenta del IEGI.  El valle al que bajamos desde la sierra por una carretera en caracol, lo encierran legalmente en las 45,418 hectáreas del ejido de Mata Ortiz, un poblado que en la misma cuenta oficial no pasa de 1,021 pobladores.

La tarde del domingo 13 de noviembre regresamos de la Cueva de la Olla hacia el pueblo de Casas Grandes. Quedan atrás el bosque y la sierra. De la vuelta a la pradera y sus pastizales entrecortados por lomeríos bajos. De nuevo la mirada se pierde en el campo abierto. Norte pleno el que se extiende a la vista y a la historia: qué difícil plantar las barreras de la propiedad de la tierra para entender los procesos sociales en los que se fincan las economías indígena y colonial, base esta última de las haciendas que serán desmanteladas por la guerra civil que conocemos como revolución mexicana. ¿Identifican un “de aquí hasta allá” los grupos nómadas, por ai del 700 D.C., cuando establecen los primeros campos de cultivo y los reconocen como propios y no de otros? ¿Dónde empieza y termina el territorio Paquimé en el año 1,300, hasta dónde cuidaban sus clanes con sus vigías y sus humaredas? ¿Quién dice “hasta donde la vista alcance” para imponer la posesión del hacendado Luis Terrazas seiscientos años después? ¿Fueron esas difusas mojoneras de la propiedad porfirista las que se reclaman para el reparto agrario con el que se fundará el ejido de Mata Ortiz, por ejemplo?

 A Paquimé la destruyó un invasor alrededor del año 1340, más o menos cuando los aztecas eran unos nómadas arrimados a los que no les dejaron los vecinos dominantes en el valle de México más tierra que la que pudieran montar sobre troncos a medio lago. Comercio y guerra, sobre esas bases las reglas.

Regresamos a la llanura de Juan Mata Ortiz. La vista se distiende en el lienzo del pastizal reseco en el que pasa la vida la comunidad alfarera.

 

Familias alfareras 3 / Adilene Figueroa y Miguel López

 

Con Adilene Figueroa y su esposo Miguel López entendemos lo que hacían los artesanos de Paquimé con la tierra. Miguel, como todos los alfareros en Mata Ortiz que cumplen con cada uno de los pasos del proceso, va al monte a buscar un banco de barro blanco, rojo, bayo, rosa; lo trae en su camioneta en costales y en el patio de la casa lo tritura y pone en remojo en un juego de tinajas para filtrarlocon una malla de tela de cortina, poco a poco,  para asegurar que no quede grumo alguno; con el lavado filtra también el barro necesario para producir la pintura que no deberá tener impureza alguna. Así, cuando las manos de la pareja de ceramistas moldean la pieza en turno la plasticidad del barro les permite levantarla sin problema, delgada y firme para el proceso de lijado y pulido.

 

El alfarero Miguel López.

 

Adilene Figueroa se distingue por los arreglos florales de sus piezas. Las mariposas vuelan en el cerco redondo de sus jarrones. Pero ella y su esposo Miguel López cumplen con una función que ya es vital en Mata Ortiz, producen ollas y vasijas que venden crudas a otros artesanos. Este trabajo apunta a una contradicción particular en la comunidad: ¿el valor de estas obras de arte reside meramente en la pintura característica de la cerámica de Mata Ortiz o no se debe prescindir de la creatividad que se expresa en su estricta forma? Es costumbre en Mata Ortiz que la pieza la firma quien la pinta, pero es un hecho también que la diversidad de formas y estilos esculturales identifican a esta comunidad alfarera, igual las que reproducen las formas características de Paquimé que las que han innovado hasta ser calificadas estrictamente como piezas de arte moderno.

 

Los jardines de Adilene Figueroa. Foto de Mundo Nuestro.

 

Adilene firma sus piezas y con ellas ha ganado concursos locales y nacionales. Pero cuando explica todo el proceso de producción artesanal que siguen ella y Miguel López para la producción de decenas de piezas que serán pintadas por otros artesanos no deja de expresar la emoción que siente cuando se entera que alguna de ellas obtiene algún reconocimiento.

“Son mis manos las que produjeron esas piezas –dice--, aunque yo no las haya pintado.”

 

 

Familias alfareras 4

 

Pieza elaborada por la pareja de ceramistas Gerardo Tena Sandoval y Norma Hernandez de Tena. Foto de Native Amerian Pottery.

 

El Maestro Gerardo Tena trabaja en la mesa del comedor de su casa. Usa lentes y sobre ellos versa la conversación pues es un hecho que la repercusión que sobre su vista tiene la filigrana geométrica que pinta en la avecilla que ha pulido con esmero es uno de los principales problemas para la comunidad alfarera de Mata Ortiz. Siete cabellos tiene el pincel, tomados de un mechón de la más pequeña de sus hijas. Los ha montado sobre lo que fuera una pluma VIC, y logra con ellos el más estricto y fino pincel. Traza una línea tras otra en apuntes breves y repetidos que toman cuerpo en cuadros y crucecitas que emplazarán el plumaje de un pavo real.

 

El ceramista Gerardo Tena Sandoval. Fotos de Mundo Nuestro.

 

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La vista se pierde en la llanura de Mata Ortiz. Los ojos alfareros la guardan en el trazo sobre el barro pulido da cuerpo al campo llano de la imaginación del artista.

 

En Memoria de Juan Quezada Celado (1940-2022)