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7 Noviembre 2024, Puebla, México.

Los beneficios de la banca, un expolio generalizado, El caso de España

Economía | Opinión | 16.FEB.2024

Los beneficios de la banca, un expolio generalizado, El caso de España

Revista Sin Permiso

 
Miembro del Comité de Redacción de Sin Permiso

Como casi cada año cuando se conocen los beneficios del sector financiero se publican unos cuantos artículos, se hacen algunos comentarios y se suele pasar a otra cosa, aceptando como normal lo que es un escándalo. Efectivamente, el capitalismo convierte en habitual lo que es un expolio para la inmensa mayoría de la población.  

No exageramos. Según la Real Academia la acción y efecto de expoliar tiene las siguientes acepciones: “expoliación, robo, estafa, fraude, despojo, usurpación, privación, expropiación, confiscación, afano”. De una manera u otra casi todas se ajustan al funcionamiento del sistema financiero. Supuestamente su función social sería la de intermediario, recoger y/o disponer el dinero para prestarlo a un interés justo que facilitara el funcionamiento de la economía general del país y de las personas. Pero bajo el capitalismo, y más aún en esta etapa de globalización, los bancos utilizan el capital para que rinda un beneficio privado y se convierten en el Drácula de la sociedad, desangrando todo lo que tocan.

Una parte del expolio fue la concentración bancaria que transformó el sistema financiero español en un monopolio controlado por las 6 entidades que cotizan en el IBEX, Santander, Caixabank, BBVA, Sabadell, Bankinter y Unicaja. Desde la crisis de 2008, 37 entidades bancarias, la mayoría cajas de ahorro, fueron absorbidas por las 6 mencionadas. No lo hicieron generosamente, sino que el Estado puso alrededor de 101.500 millones de euros para salvar el sistema financiero en su conjunto. No se ha recuperado nada. La banca puede tener año tras años escandalosos beneficios, pero no devuelve nada al Estado. ¿Cómo habría que llamarlo?  ¿Robo, estafa, fraude? Los gobernantes dijeron que el rescate no costaría un euro a las arcas públicas, pero la promesa no se cumplió. Pronto lo olvidó el PP y tampoco lo recuerda el actual gobierno de coalición.

El sector financiero ha utilizado esta concentración para dejar sin servicio a miles de personas en la España vaciada y en las grandes ciudades la concentración de oficinas se transforma en menos servicios y más colas. Desde 2008 se han perdido más de 110.000 empleos y se han cerrado más de 25.000 oficinas. En ese mismo orden, la digitalización representa que ahora buena parte del trabajo bancario lo hace por internet el propio cliente, es decir es cada vez más social pero el beneficio es privado.

El año 2023 los bancos cerraron el balance con 26.088 millones de beneficios, un 26% más que el año anterior, que también fue de récord. Si analizamos los datos comprobamos que el margen de intereses (la diferencia entre lo que cobran a empresas y particulares y lo que pagan por tener depositado el dinero) suma un total de 83.400 millones, un 19,8% superior al 2022. Un ejemplo concreto de abuso financiero.   

La explicación es bien sencilla: con la excusa de detener la inflación el Banco Central Europeo decidió aumentar el precio del dinero sabiendo que el principal beneficiario serían los bancos. Éstos no tardaron en repercutir ese aumento en las cuotas de las hipotecas y en los créditos a empresas y particulares. Y los beneficios se multiplicaron. Otro capítulo importante de la usura es el de ingresos por comisiones que cobran a los clientes. Ascendió a más de 25.000 millones.

Si hacemos las cuentas, el sistema financiero absorbió de la economía de las empresas y de las personas más de 100.000 millones. ¿No es eso un expolio? De esa cantidad hay que restar los gastos de explotación, que incluyen los salarios de las y los trabajadoras de banca, el mantenimiento de los locales, etc.… pero también los generosísimos salarios que cobran los equipos directivos. Unos 200 ejecutivos cobran más de un millón de euros al año, encabezados por Ana Botín del Santander que ronda los 12 millones, Carlos Torres que supera los 8 y así el resto, además de otros pagos y generosas aportaciones a fondos de pensiones.  

Mediante el silogismo un banquero siempre es un banquero, se puede añadir: generoso para subir los tipos de interés en préstamos e hipotecas y avaro a la hora de pagar intereses. Según la patronal de la pequeña y mediana empresa CEPYME: “El tipo de interés medio de los nuevos préstamos se elevó en España, en el segundo trimestre (2023), a 4,36%, su mayor valor desde 2008; su incremento interanual, de 292 puntos base, es el mayor, al menos, desde 2000”. Conforme avanzó el año llegó a rozar el 5%.

En cuanto a los préstamos personales que los bancos ofrecen a sus clientes pueden oscilar entre el 5,9% al 13,95% que ofrece el Santander en función del importe y el plazo o el 6,5% del BBVA para pequeñas empresas.

A mediados del año pasado, Nadia Calviño, la que fue vicepresidenta económica del gobierno, solicitó información a la CNMV (Comisión Nacional de Mercado de Valores) de por qué “La banca está trasladando más lentamente que en ocasiones anteriores y en el resto de Europa la subida de tipos de interés a los pasivos”. No tuvo mucho éxito. La gran banca apenas paga intereses por el dinero depositado por los clientes. Todo para su bolsillo.

Detrás de cada movimiento económico el banco usurero espera para cobrar su generosa comisión. Sea una familia que necesita comprar una vivienda, una pequeña empresa para invertir, un pequeño agricultor que tarda meses en cobrar su producción o incluso una gran empresa que necesita financiación…todo pasa por la banca. Y en eso consiste el expolio, en parasitar el conjunto de las actividades económicas. No decimos que el dinero tenga que ser gratuito, sino que se limite el robo que afecta a la población y a la economía de un país. Por eso una banca pública es la respuesta positiva a una actividad que afecta y de la que depende la sociedad que, sin embargo, tiene que soportar la carga de la apropiación privada.

Uno de los elementos característicos del capitalismo en la globalización es la exportación de capitales, es decir el expolio de otros países, y la banca española no podía ser menos. De los 11.076 millones de beneficios del Santander, 8.700 son de otros países. De los 8.019 de BBVA, 5.200 vienen de fuera. Es bastante inferior en el resto de bancos españoles con limitadas inversiones a nivel internacional.

Los ejecutivos bancarios suelen decir que una parte de esos beneficios revierten en la sociedad a través del pago de dividendos (lo que se paga al accionista). No sé si todavía queda algún iluso que se lo crea. De los miles de millones que se reparten (actualmente ronda el 50% de los beneficios) la mayor parte los acumulan los accionistas que tienen miles y miles de acciones y solo una pequeña parte va al particular que tiene sus ahorros invertidos en acciones bancarias.

A pesar de esta barbaridad de beneficios la patronal bancaria se queja del pequeño impuesto extraordinario que les impuso el gobierno, como es habitual pusieron el grito en el cielo sobre las amenazas para la economía. El ejercicio no les ha ido nada mal, de los 26.088 millones solo tendrán que pagar alrededor de 1.000.  

Y puestos a explotar la patronal tampoco se queda corta con sus trabajadores y trabajadoras. Cuando en la negociación del convenio colectivo los sindicatos han pedido unos aumentos salariales que compensen las pérdidas de años anteriores y que estén en relación a los beneficios, les han contestado que los beneficios irán sobre todo a los accionistas. Por eso el día 8 de febrero unos miles de delegados sindicales de todo el Estado se manifestaron en Madrid y preparan una huelga del sector.

Por activa y por pasiva toda la ciudadanía está afectada. Una banca pública mejoraría la salud económica. Menos comisiones y mejores condiciones crediticias facilitarían una economía menos dependiente. Más impuestos a los beneficios permitirían más medidas sociales, por ejemplo, la puesta en marcha de una renta básica universal para combatir la desigualdad y la pobreza. Si la banca expolia a todo un país habrá que pensar qué hacer con el expoliador.