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14 Marzo 2025, Puebla, México.

Poner el cuerpo en la lucha: crónica de la marcha de la sombrillas rojas en Puebla / Samantha Páez Guzmán

Cultura | Crónica | 10.MAR.2025

Poner el cuerpo en la lucha: crónica de la marcha de la sombrillas rojas en Puebla / Samantha Páez Guzmán

Crónica de la marcha de la sombrillas rojas en Puebla

 

Samantha Páez

 

El sábado 8 de marzo las calles cercanas al mercado 5 de Mayo en la ciudad de Puebla bullen de gente, comerciantas, cargadores de mercancías, ambulantes, compradoras. A unos cuantos metros, en la 14 Poniente, en el interior del Hotel México también hay bullicio, una patrulla y una ambulancia esperan… No se trata de un accidente o un crimen, escoltarán a una manifestación de trabajadoras sexuales.

La fachada color verde del hotel contrasta con las sombrillas rojas que ocupan buena parte de su interior, se trata de una treintena de trabajadoras de la organización Chicas de la 14, quienes repetirán este año la “Marcha de los Paraguas Rojos”, que ocurrió en Italia el año de 2001 cuando el artista Tadej Pogačar los usó para una instalación y después se hizo una manifestación para visibilizar los abusos cometidos contra quienes ejercen el trabajo sexual.

 

 Trabajadoras integrantes de Chicas de la 14 a punto de salir a marchar el 8 de marzo.

 

La marea de sombrillas rojas salió del hotel poco antes de las 11:00 horas, se encaminó sobre la calle 7 norte, lejos de la zona donde típicamente pasan las marchas por la conmemoración del Día Internacional de las Mujeres: El Gallito, zócalo y bulevar 5 de mayo. Los hombres de los negocios aledaños se asomaban, incrédulos de lo que estaba pasando, algunos se reían nerviosos, otros grababan con su celular.

Un señor con cabello blanco y mandil negro, quizás cargador, les dijo cuando las vio: "júntense más, que dios me las bendiga". Un hombre, arriba de sus 50 años, le preguntó a otro: “¿y por qué es esto?”, mientras seguía con la mirada a las Chicas de la 14, el otro le respondió: “es el día de la mujer”.

Las trabajadoras sexuales, con sus sombrillas y pancartas en mano, caminaron sobre la avenida 5 de mayo hasta la calle 12 poniente. Una de ellas decía las consignas con un megáfono y las demás la repetía: “el 8 no es de fiesta, es de lucha y de protesta”. Un vendedor ambulante las vio y le dijo a la mujer que estaba a su lado: “hijas de su…”.

No se atrevió a más, las trabajadoras iban rodeadas de personal de la Comisión de Derechos Humanos, algunas policías municipales y personas aliadas, desde las maestras que les ayudan a terminar sus estudios hasta integrantes de Voces y Caminos (Vocam), quienes les dan acompañamiento psicológico y jurídico. También algunas activistas.

 

Comerciantes de la avenida 5 de mayo observan la marcha de las trabajadoras sexuales.

 

En esas calles llenas de comercio formal e informal, de personas que van y vienen, algunos las evitaban apresurando el paso, otros paraban sus actividades y las veían directamente. En la 12 Poniente, las esperaba sus compañeras, en sus pancartas pedían que el cese a los operativos contra el trabajo sexual y respeto sus derechos laborales.

Dos de ellas comentaron que agentes de la Fiscalía General del estado de Puebla no las dejan trabajar, las han detenido alegando que la prostitución no es legal en el estado. Si bien en Puebla la trata de personas sí es un delito, porque consiste en obligar y beneficiarse del trabajo sexual de otras personas, esto no incluye a las trabajadoras independientes y que están allí por voluntad propia. Es por ello que gritaron una y otra vez: “venimos a marchar por nuestro derecho a trabajar”.

 

Se unieron al contingente trabajadoras sexuales de la calle 12 Poniente.

 

La marcha de las sombrillas rojas se detuvo en otros dos puntos antes de llegar a El Gallito, en el Paseo Bravo: el primero es un edificio frente a la plazuela Sor Juana Inés de la Cruz, en la 4 Poniente, y el segundo es un inmueble color blanco en la 6 Poniente, del cual salieron varios hombres casi corriendo y agachando la mirada, mientras ellas repetían fuerte: “escucha, hermana, aquí está tu manada”.

 

 Las integrantes de Chicas de la 14 se solidarizan con trabajadoras sexuales de la plazuela Sor Juana.

 

Mariela González, presidenta de la organización Chicas de la 14, explicó que en esos sitios también se ejerce el trabajo sexual, pero las personas “encargadas” no permitieron que las trabajadoras se sumaran a la marcha, ni siquiera les dejaron darles información o pegar un cartel.

 

Varios hombres salieron huyendo del inmueble pintado de blanco, en cuanto el contingente empezó a gritar consignas.

 

A pocos metros del Paseo Bravo, un comerciante quiso llamar la atención de las manifestantes: “tacos de canasta calientitos, acércate güera”. Una diversidad de mujeres, desde los 50 hasta los 20 años, delgadas o rollizas, con cabello largo de diferentes colores, en short, minifalta, jeans o mallones, una de ellas incluso llevando de la mano a su hijo pequeño, lo ignoraron.

En El Gallito la marea roja se reagrupó, porque otra manifestación fue convocada: feministas marcharían hasta el zócalo para exigir justicia por el asesinato de Cecilia Monzón. Durante esa pausa, una joven mujer contó que era la primera vez que marchaba en toda su vida, a través del cubrebocas se coló una sonrisa y jugueteó un poco con la cartulina rosa en la cual alguien escribió con letras moradas y brillantes la frase: “nos queremos vivas, libres y sin miedo”.

 

Joven trabajadora sexual sostiene una pancarta.

 

No pasó mucho tiempo para que el contingente carmesí retomara el camino sobre la avenida Reforma. Una madre e hija se frenaron al verlas pasar, la madre cuestionó: “¿y esta manifestación?”. Más adelante el grupo se topó con varias policías estatales que resguardaban edificios. El megáfono sonó: “a la policía le decimos: somos malas, podemos ser peores, somos malas, podemos ser peores y al que no le guste, se jode, se jode”.

Al escuchar los gritos y los cantos, las dependientas vestidas con sus uniformes de colores, los encargados de los comercios cercanos, se asomaron a calle y antes de que las trabajadoras sexuales pasaran enfrente, cerraron las cortinas metálicas. Un miedo injustificado se les veía en la cara.

 

 

Una mujer salió a la calle para observar la manifestación de trabajadoras sexuales.

 

Ellas avanzaron sin hacer caso y se detuvieron poco antes del zócalo, allí pidieron el reconocimiento del trabajo sexual como trabajo y la no discriminación. Y es que mientras en 2013 y 2014 eran los policías municipales quienes las levantaban de las calles con violencia, ahora son los policías ministeriales.

A los pocos minutos las portadoras de las sombrillas rojas se colocaron frente al Ayuntamiento, mientras de fondo se escucha una canción: “Yo todo lo incendio, yo todo lo rompo, si un día algún fulano te apaga los ojos…”. El contingente de madres y familias de personas desaparecidas se cruzó con ellas y siguió hasta la plaza de armas, donde colocaron flores blancas en el llamado árbol de la esperanza.

 

La marcha de las sombrillas rojas terminó en el Palacio municipal.

 

Como acto final, las Chicas de la 14 exigieron justicia para las trabajadoras sexuales y pusieron sus pancartas en las puertas del Palacio municipal. A lo lejos, se oían los gritos de miles de mujeres, una marcha más se acercaba. Las trabajadoras se tomaron las últimas fotos con sus sombrillas rojas y luego se dispersaron.

 

Las manifestantes dejaron sus pancartas en la puerta del ayuntamiento de Puebla.