
Sociedad | Crónica | 26.MAR.2025
¡Qué te cuento! Ser del Oriente tiene su toque particular / Malusa Gómez

Ser del Oriente tiene su toque particular. A pesar de ser un colegio católico nunca fue, por lo menos en mis tiempos, un colegio que nos obligara a nada o a una fe específica. Había capilla y misas, pero nadie te veía feo si decidías quedarte en las jardineras de afuera en el chisme.
(Este texto se publicó originalmente en entremas.mx)
Los jesuitas, o Compañía de Jesús, llegaron a México en el siglo XVI, poco después de la conquista española. Su misión se centró en la evangelización y la educación. Establecieron numerosas misiones y colegios, desempeñando un papel crucial en la enseñanza y la formación de las élites criollas.
Se han distinguido -los jesuitas- por ir un paso adelante, lo cual no siempre ha jugado a su favor. Todo lo contrario, les ha traído problemas. Más de una vez se les consideró una piedra en el zapato de poderosos, tanto que han sido expulsados y readmitidos de México.
Reingresaron a México y se instalaron en Puebla en el año 1870. Aquí fundaron el Colegio Católico de Puebla que se ha ido transformando y cambiando de casas y de nombre hasta llegar al que conocemos hoy como Instituto Oriente en la colonia San Manuel.
Hagamos un pequeño repaso. Empezó como Colegio Católico de Puebla, después se llamó Colegio del Sagrado Corazón de Jesús, Escuela Comercial Oriente, Instituto Militarizado Oriente, y después la M se convirtió -según decían algunos- en “M de mixto”, pero la verdad es que oficialmente nunca se le dijo así. Para mí y muchos otros, simplemente se volvió “el Colegio”. Así sin más. Como si fuera el único colegio de todo Puebla, y es que para los Ex IO es así, único y entrañable.
Ser del Oriente tiene su toque particular. A pesar de ser un colegio católico nunca fue, por lo menos en mis tiempos, un colegio que nos obligara a nada o a una fe específica. Había capilla y misas, pero nadie te veía feo si decidías quedarte en las jardineras de afuera en el chisme. El deporte siempre fue fundamental para todos. Ser del equipo y representar al colegio en los Inter jesuíticos o en los juegos de zona era todo un honor. ¡Cómo olvidar al Mono, entrenador de básquet, que todavía se le ve por las reuniones de exalumnos! O a Don Gil, toda una autoridad en el mundo del futbol y que más de un campeonato nos hizo ganar. Miguel el entrenador de voly, Chuy la mujer de educación física.
Hay leyendas que sabemos propios y extraños. Personajes que nos marcaron y que le dieron un toque muy especial “al Colegio”. Los capis Fermín y Oscar León; el doc Arroyo y Aportela; Don Pedro Ángel Palou y sus famosísimos concursos de historia; el Tlacuache; Fritz Glockner, a quien también se le ve seguido en las reuniones; Xavier Lamicq; Treviño; el padre Buc; los hermanos que nos alimentaron por años durante el recreo; el Ruso de las nieves y el de las papas y así como un montón de nombres imposibles de poner aquí todos.
Éramos casi el único colegio que la prepa se estudiaba, y la siguen estudiando, por la tarde. Fuimos de los primeros CCH de Puebla con una educación más activa, menos tradicional y por qué no decirlo, bastante relajada. Nos calificaban con las letras S, B y MB.
Los jesuitas lo han hecho muy bien durante siglos. Han educado desde la filosofía humanista y del “Ser para los demás” a las elites del país, todo esto con la idea de hacer un mundo más justo donde quepamos todos de una forma más igual y más equitativa. Sin ser los creadores, los jesuitas formaron parte importante de la famosa Teología de la Liberación. Tenen el centro de derechos humanos Agustín Pro. Según cuentan, el Sub Comandante Marcos es ex alumno de un colegio jesuita en Tampico. Podemos coincidir con él o no, pero no podemos negar que es un hombre sensible ante las injusticias. El cineasta Guillermo Del Toro estudió en el Instituto Ciencias de Guadalajara, y así podríamos nombrar a hombres y mujeres, a los que se les nota el toque de la Compañía de Jesús.
El sábado pasado fue la reunión de exalumnos, la cual convoca a todas las generaciones que hemos pasado por sus aulas, sus canchas, sus instalaciones. Es emocionante regresar, ver lo mucho que ha cambiado. Hoy tiene alberca, gym, estacionamiento de pisos… pero el espíritu sigue ahí. Se siente uno en casa, en un lugar seguro, en el que nos enamoramos, nos peleamos, aprendimos, expusimos, nos formamos. En el que un día hubo una huelga y salieron personajes queridos. En el que un día tuvimos que llevar a nuestros papás a dar más de una explicación, a escuchar alguna queja o a recibir algún reconocimiento. A 40 años de distancia, “el colegio” sigue siendo “el colegio”. Un lugar al que pertenecemos muchos, que sigue creciendo, pero que en el fondo es el mismo que dejé en 1985. (Malusa Gómez)