Universidades /Política | Opinión | 28.MAR.2025
Diario de trabajo: Sobre el paro en la BUAP, aviso de incendio / Juan Carlos Canales

Un manifiesto invitando a recuperar instalaciones universitarias alerta una instigación a violencia
Había prometido no escribir más sobre la universidad por la única razón de no repetirme. Ya he dicho y escrito, desde hace mucho, lo suficiente sobre las amenazas que se ciernen sobre la vida universitaria; amenazas -no sobra decirlo- que no son distintas a las que se ciernen sobre el resto del país (un ejemplo es el triste espectáculo que contemplamos esta semana en la Cámara de Diputados, en torno al desafuero de Cuauhtémoc Blanco).
Sin embargo, la circulación de un manifiesto firmado “por toda la universidad”, invitando a la recuperación de las instalaciones universitarias me obliga a alertar del peligro que conlleva por ser una franca instigación a la violencia y abrir de par en par las puertas de la institución a grupos de choque, esos sí, ajenos completamente a ella y cuyo origen y peligrosidad desconocemos, amén de ser una coartada para acabar con todo movimiento futuro de crítica y resistencia.
Entiendo que en algunas unidades académicas el diálogo y la posibilidad de resolución del conflicto han llegado a un punto muerto, sea por incapacidad de las partes o por una apuesta perversa de alguna de ellas para prolongar el mismo, sin saber a quién beneficia. Pero sigo creyendo que la mayor responsabilidad en el rumbo que ha tomado el conflicto depende enteramente de la administración central cuya estrategia no ha variado sustancialmente desde su inicio.
Igualmente, hago público mi rechazo a la demanda plebiscitaria de renuncia de la rectora por la simple razón de que su salida podría aumentar la inestabilidad en la universidad, agudizando la lucha por el poder que asoma detrás de las legítimas demandas estudiantiles. Y, en términos estrictamente éticos, las formas plebiscitarias anulan, al menos simbólicamente, al otro.
Como tampoco creo que el voto directo y universal por sí mismo, garantice una mejora a nuestra vida democrática. Lo ideal sería que durante el periodo que resta de la actual administración se preparen, con el concurso de todos, y en un estricto marco jurídico, las reformas necesarias para una transición que garantice la mejora sustancial (sobre todo en materia democrática, como transparencia, rendición de cuentas, etc.) de la vida universitaria. Lo anterior –subrayo-, no significa que brinde el menor apoyo a la que he considerado una de las más lamentables administraciones de nuestra historia educativa como tampoco significa exculpar a anteriores administraciones de su contribución a la situación a la que hemos llegado en nuestra casa de estudios. Y como tampoco significa exculpar de la responsabilidad, de grado, a todos los que hacemos la institución por las condiciones que privan.
Por último, debería ser una exigencia, esa sí, de todos los universitarios, para que se investigue el origen de dicho panfleto y se haga responsable a sus creadores por un claro instigación a la violencia. En momento como el que vivimos en el país, una invitación así adquiere un rostro siniestro