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26 Abril 2025, Puebla, México.

Sobre  Vargas Llosa y la transformación del intelectual a lo largo del siglo XX  / Juan Carlos Canales

Cultura | Ensayo | 14.ABR.2025

Sobre  Vargas Llosa y la transformación del intelectual a lo largo del siglo XX  / Juan Carlos Canales

Diario de trabajo, 14 de abril, 17.00 Hs. 

 

1.Es cierto, con la muerte del escritor peruano llega a su fin en America Latina el modelo de intelectual que, inspirado en Zola se extiende hasta Sartre; un modelo de intelectual cuya condición estructural es haberse liberado de las ataduras cortesanas para ganar su libertad bajo la lógica del mercado. Y, a partir de ahí, disponer de un cúmulo de conocimientos de carácter universal para reflexionar sobre las condiciones morales de la sociedad . Es posible que muchos encuentren en Montaigne un antecedente importante del intelectual moderno, pero repito: lo que define estructuralmente a este es el mercado.
Para Zola, el núcleo de la discusión pública gira en torno  a las condiciones de explotación de la clase obrera y, principalmente, por el caso Dreyfus y el antisemitismo creciente en Europa a finales del siglo XIX y principios del XX.

La revolución rusa fue un detonante importante para establecer los polos del debate ideológico entre los intelectuales del siglo XX y, aún más importante, el ascenso del fascismo para llevar a mayores extremos dichos polos. Es en este momento particular donde la criba entre los defensores incondicionales  de la URSS -vista  como la única posibilidad de detener el fascismo-  y los críticos del totalitarismo soviético y de la “moral revolucionaria”   llega a su máxima expresión en la polémica entre Sartre y su silencio cómplice,  frente a Camus y su negativa a aceptar violencia alguna como medio para alcanzar un fin. Una figura primordial en este debate pero menos conocida es Raymond Aron, así como la de otros intelectuales minimizados principalmente  por el peso de  Sartre y, en menor término, pero no menos importante, la de Merleau Ponty. 

La guerra fría continuó esas  tensiones ideológicas pero ante un nuevo escenario: las guerras coloniales y las luchas hegemónicas  regionales, de Corea a Cuba. El XX  Congreso del PCUS, y la información que se destapó del stalinismo marcó un nuevo momento para el distanciamiento, o  abandono, de muchos de aquellos que abrazaron, en un momento, el socialismo. Sin duda, las figuras más relevantes de este debate fueron C. Castoriadis y C. Lefort y, en otra tesitura, Octavio Paz, cuya crítica al compromiso del escritor y a la sobreideologización de la obra artística,   ya se había dejado ver desde la Guerra civil española.

2. Es importante señalar que a partir de las explosiones atómicas de Hiroshima y Nagasaki, la figura del intelectual sufre un nuevo desplazamiento; del intelectual universal, encarnado en Sartre,  a los especialistas en un ámbito de saber: los físicos y matemáticos como los principales garantes del debate público y, en especial de la problematizacion entre ciencia y moral, a partir del desarrollo  de la energía atómica. 
A su vez, este modelo sostenido en el especialista, volvería a sufrir un nuevo giro por el desarrollo de la genética y de la gran revolución teórica de la biología sobre el genoma humano. Esta serie de desplazamientos provocará que gran parte de la discusión sobre el destino humano vuelva a centrarse en la Cibernética y en la Inteligencia Artificial. 

3. La revolución cubana recibió el apoyo incondicional de prácticamente toda la intelectualidad latinoamericana - y mundial-  y entre ellos,  por supuesto, Vargas Llosa. A contrapelo, podría contarse con los dedos de una mano aquellos que rechazaron o vieron con escepticismo el triunfo revolucionario. Sin embargo, a medida que la  propia  revolución y su aparato de estado pretendió imponer un modelo de creación, amparado en el realismo socialista, o se hizo reacia a las más elemental crítica, también la fractura con los intelectuales internos y externos se hizo más obvia. El punto más álgido de este debate lo alcanzó el caso Padilla,sin que podamos  desconocer, el antecedente del  caso de Cabrera Infante o el de Lezama Lima y muchos más de esa generación, perseguidos, incluso, por sus preferencias sexuales: CON LA REVOLUCIÓN, TODO; CONTRA LA REVOLUCIÓN, NADA”. ( FIDEL ).

4. El destino de muchos intelectuales cubanos marcó, a su vez,  la ruptura de cientos de intelectuales alrededor del mundo con la revolución, entre ellos , Vargas Llosa, pero también, la de figuras como  Juan Goytisolo y Hans Magnus Enzensberger. Es posible que en el continente latinoamericano, sólo dos figuras de la relevancia de Cortázar y García Márquez se hayan mantenido impasibles ante el drama de los intelectuales cubanos.

5. El desencanto que provocó en toda una generación el destino de la revolución cubana y, posteriormente, la nicaragüense, así como los excesos de la propia izquierda durante las dictaduras latinoamericanas,o de movimientos como Sendero Luminoso,  explican, en parte, las posiciones políticas y estéticas de una figura como Vargas Llosa, igual que el desencanto de la Revolución  rusa y su camino hacia el totalitarismo, marcó a toda una generación nacida hasta la segunda mitad de siglo.

Ahora bien, y lo subrayo, el rechazo de Vargas Llosa a los populismos de izquierda, no justifica su apoyo a populismos de derecha, como en el caso de Bolsonaro, o a K. Fujimori, o bien su defensa estrictamente formal de la democracia. 
Como lo señalé ayer, la compleja y rica travesía liberal de Vargas Llosa tiene como centro la “ miseria del historicismo” de Popper y, sin duda, a otro de los más importantes críticos de los “enemigos de la libertad”, y del “determinismo histórico”, I. Berlin.
6. Es por eso que me parece imposible e inútil separar la obra literaria de Vargas Llosa, de su obra política y ensayística; una y otras están marcadas, en gran medida por un denominador común: una visión del poder. J.Canales