SUSCRIBETE

2 Diciembre 2024, Puebla, México.

Toda pasión concluida

Sociedad |#c874a5 | 2019-10-13 00:00:00

Toda pasión concluida

Verónica Mastretta

Vida y milagros

 

Image result for Victoria Sackville toda pasión concluida

 

Esa mujer callada y observadora, discreta e inteligente, tan admirablemente educada y tan impetuosa en el fondo de su corazón, miraba el cadáver de su marido tendido en la cama, mientras pensaba en la decisión que tomó al casarse con él en 1850, antes de cumplir dieciocho años. Habían estado juntos mucho más de sesenta. Al aceptar casarse con él había hecho a un lado sus verdaderas pasiones, que eran la libertad, la soltería y la pintura. Vivió toda su vida atada al destino de un hombre de poder y de mundo, guardando celosamente para sí misma las perplejidades y deseos que sintió en su juventud, opacando su verdadero yo. Él había sido, entre otras cosas,  virrey en la India y primer ministro de Inglaterra, el protagonista en todo y ella un accesorio perfecto. Sus quehaceres le habían demandado ser esposa de tiempo completo. Había cumplido a cabalidad con el compromiso que hiciera hacía tantos años. Mientras observaba a su marido, que ni muerto había perdido la compostura, aunque sí la calidez a veces fingida de su personalidad, hacía planes para los meses o  pocos años que aún tendría por delante. Serían solo para ella los días por venir. Y sus planes se centraban en recuperar  y reconstruir en su memoria a la persona que verdaderamente debió ser. 

 

Image result for Victoria Sackville

Mientras está a solas por última vez con su marido, en la sala de la casa hacen planes para ella, sin consultarla, sus hijos, yernos y nueras: 
 
--¡Qué extraordinaria es mamá, qué bien se ha comportado! Pero Mamá no necesita vivir en esta casa tan grande. Puede venderla y vivir con cada uno de nosotros por temporadas de tres meses al año. Nos puede ir dando parte de su pensión mientras nos visita. Es un magnífico arreglo para ella y para todos. No tendremos que preocuparnos de quien la cuida ni de mantener una casa, que ya sin papá, no tiene razón de conservarse. De todos modos ella siempre ha vivido en su nube y no tiene ni idea de cómo gobernarse a sí misma.  
  
Lo que ninguno sabe es que esa anciana de  joven corazón y carácter oculto, ha decidido ya qué hacer con su vida sin pedir opiniones.
 
Pasados los días de duelo, reúne a sus hijos y les comunica que rentará una casa que vio y le gustó hace treinta años en la campiña cercana a Londres. Que solo se llevará con ella a su viejísima dama de compañía, y que buscarán a alguien joven que las ayude eventualmente. Que no requerirá de visitas frecuentes de sus hijos, que no desea visitas infantiles ni de adolescentes, para quienes la vida de una anciana no tiene ni interés ni importancia. Ninguno toma en serio lo que su madre dice, hasta que cumplidamente lleva a cabo su plan. Les entrega todo lo que tiene de valor como quien suelta un lastre, y los autoriza a vender la casa en que habita, conservando solo lo indispensable para su nueva vida.
 
En unos cuantos días ha hecho por primera vez su voluntad. Encuentra la casa que viera hace treinta años milagrosamente disponible para ella. Su viejo casero y el contratista que hará los arreglos de la casa se convertirán en su primer círculo de amigos y le darán el respeto, reconocimiento y autoridad que no gozó con su familia. Ya instalada se dispone a emprender la aventura más grande de su vida, el regreso a sí misma. Para ello contará con la inesperada aparición de un hombre soltero, de humor ácido, con una mente sagaz e inteligente, quien al conocerla a los 35 años, vislumbró en ella a una personalidad incomprendida, en secreta rebeldía, y no solo a una bella mujer tratada como el accesorio de un hombre poderoso. Ese joven viajero, excéntrico y vagabundo, con una sola mirada la había inquietado como nadie, descubriendo el camino a una habitación de su ser que ella ocultaba cuidadosamente hasta de sí misma. Él había cometido la audacia de mirarle el alma. Cincuenta años después regresaría para recordárselo y ponerla a prueba otra vez.    
 
Así empieza y camina la novela Toda pasión concluida,  de Victoria Sacksville West (1892-1962) publicada en 1931.  Se considera que su novela es un estudio literario sobre la vejez, pero a mí me parece un agudo y profundo viaje hacia el espíritu y carácter de cada  ser humano, del que muchas veces perdemos contacto desde muy temprano en la vida. ¿Nacemos con una brújula que nos lleva al conocimiento de nosotros  mismos, aunque de manera frecuente, ciegos a las señales, elegimos el error como carta de navegación? ¿Necesitamos ayuda y tiempo para mirar cuidadosamente las señales que nos llevan al conocimiento de quien realmente somos? A veces la vida y sus retos son  solo obstáculos que nos apartan de nosotros mismos, distracciones buscadas porque no nos atrevemos a mirar. 
 
Victoria Sacksville fue una excelente poetisa, una aristócrata inglesa refinada y culta, ajena a la superficialidad de su ambiente social. Fue una amante de la jardinería , una narradora inteligente, extraordinariamente amena, profunda e inquietante. Alguien que sí se atrevió a mirar hacia adentro de su alma.