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3 Diciembre 2024, Puebla, México.

De vacuna una tarde en busca de la china en Ciudad Universitaria

COVID 19 en 2022 | Crónica | 30.MAR.2021

De vacuna una tarde en busca de la china en Ciudad Universitaria

sobre cualquier especulación, regreso agradecido y admirado por la paciencia con la que todos nos comportamos esta tarde.

A las 6.50 de la tarde Marisol cumple con el prototipo de la enfermera mexicana.que habla en diminutivo.

"Le voy a aplicar la vacunita que es la vacuna de sinovac", me dice con la estricta aplicación de quien ha repartido piquetes desde las 8 de la mañana como quien ha visto pasar innumerables horas de la noche de los hospitales y esta jornada es simplemente un día de campo. La imagino por un momento en uno de sus tantos amaneceres rumbo a su casa, dejando atrás el dolor y la pérdida de la vida de sus pacientitos.

Marisol no es para mí una enfermera anónima. Sé que han transcurrido tres horas para llegar a ella. Y que estoy agradecido.

La cola de las 4.30 se desvanece al anochecer entre con las sombras que se llevan a los abuelitos. 

Yo, que tengo la edad pero todavía no me encuentro entre ellos, me escurro también hacia la noche.

 

1 La cola de las 4.30 (VIDEO)

Decido hacer caso de las instrucciones del registro en línea y aparezco en Ciudad Universitariaquince minutos antes de mi turno de las 4.30. Voy hecho a la idea de que me encontraré peloteras y desorden. La realidad me ubica en mi sitio: la cola para la vacuna son muchas colas, la de las 4.30 pero antes la de las 3.40 y después la de las 5 y más allá la de las 5.20 y si me apuran la de las 6. Estamos sobre el puente que permite el acceso a las instalaciones de la universidad.y el desorden no lo es tanto: las colas que se forman muy pronto se mueven, y mientras camino siguiendo la ruta de la 4.30, unos metros abajo, sobre la lateral de la calle y pegada a la cerca de la universidad, discurre la cola-pelotera de quienes se han registrado para la vacuna en el Centro de Convenciones. 

Así que aquì estoy, en mi propia cola y con la pelotera que me absorve decidido a vacunarme con la china.

 

2 La cola no se mueve, pero ya tengo dos nuevas amistades. (VIDEO)

Susana nació en Mazatlán hace 63 años. Su familia migró a Guadalajara y ella terminó en Puebla para convertirse en una académica experta en temas de diseño digital y, hasta la fecha, da clases en la Ibero Puebla. Francisco nació en Lara Grajales hace 60 años y es un experto conocedor de su región en los llanos de San José Chiapa. La conversación de las tres próximas horas recorrera nuestras infancias y memorias de buenos y malos tiempos, y sostendrá una impresión que no es difícil encontrar en personas de nuestras edades: que muchas cosas han cambiado para mal. Por ejemplo, la seguridad pública en Lara Grajales a raíz de la implantación de la armadora AUDI. Antes, me dice Francisco, un borrachito podía amanecer donde lo tumbó la guarrapeta sin temor de que lo desvalijaran. Ahora ni se te ocurra.

La cola no se mueve en estos minutos hacia las 5 de la tarde. El tráfico se empeña en convertir el ambiente en algo que todos los que esperamos no queremos sentir: amontonamiento y caos. 

 

3 La bandita oaxaqueña y la memoria del terruño. (VIDEO)

Susana le da unas monedas a los musicos Hermanos Vega de San Miguel Ahuetitlàn, de Huajuapan de León. Alguien les pide Dios nunca muere, y nos complacen. El clarinete acompaña al contingente de las 4.30 que ha empezado a moverse. Platico con dos mujeres que vienen de Amalucan, en el norte de la ciudad; me muestran sus registros, y sí, el sistema les permitió el registro y aqui van muy tranquilas con sus tapabocas de flores.

 

Dos abuelitas de Amalucan en la vacuna del sur.

 

4 Contra el desorden lo que nos salva es el movimiento (VIDEO)

La cola se mueve y confirma que hay una mecánica allá en la Arena que opera bien. Somos muchos los que caminamos como si en un parque estuviéramos. Imagino a los vacunadores extrayendo una a una las jiringuitas y dando las instrucciones de comportamiento post vacuna. Yo tengo tiempo para preguntarlea un Servidor de la Nación por la tardanza y él lo achaca a los vacunados que han llegado mucho antes de la hora de su registro y han congestionado el sitio. Tal vez. Yo intento elaborar sumas y tiempos en el movimiento de las filas, pero no logro nada. 

Me manda un mensaje el sociólogo Carlos Figueroa, que como yo ha pasado varias horas en la parálisis de las colas.

"Finalmente pese a las fallas organizativas pude entrar. En total pasé 6.30 horas en el lugar.  Tengo 68 años y tengo buena salud y fortaleza pese a mis comorbilidades. Pero fue penoso ver a ancianos y ancianas frágiles y vulnerables en medio de esa multitud, con el sol abrasante y las largas filas morosas. Pésima organización en la parte de afuera de las instalaciones y mucho orden en la parte de adentro de la Facultad de cultura física de la BUAP. Para los que no  se han vacunado les ruego lleven todos sus papeles y busquen a las personas que llevan carteles con la hora que les toca. Hoy eso no funcionó y por ello hubo un desorden mayúsculo, será bueno si llevan un/a acompañante joven que los ayude y los releve en la fila. Llevense un banquito, cubre bocas y una sombrilla. La vacuna que me pusieron es la Sinovac, china y según me dijo una doctora muy amable es muy eficiente para las cepas brasileña y  sudafricana del virus.  Guarden con celo su comprobante y estén pendientes de la convocatoria para la segunda dosis que será en 28-30 días. La vacuna es indolora y a unas dos horas de habermela puesto me siento  muy bien, el brazo no me duele."

 

 

 

5 Finalmente, Marisol y la china  en el minuto 28.30 de este último video (VIDEO)

Si la cola se mueve el tiempo no se siente. Así ha sido en la ultima hora en la que paso a paso al fin llegamos a la Puerta 4, frente a la llamada Arena. Al antiguo polideportivo le llegò su reja de modernidad. Al fondo, un edificio reluciente que ya debe albergar a la Rectoría. Por un instante rompo el trajín de los pensamientos vacunos y miro esa torre como nuevo símbolo de la universidad pública. En medio del covid, me digo, tenemos que asegurar que esta nuestra principal institución se decida a encabezar un verdadero debate colectivo sobre un futuro poco alentador para la sociedad poblana. Esa sí será la verdadera modernización que tanto se reclama.

Me traen de regreso el parloteo de las jóvenes que organizan la entrada al descampado que rodea a la Arena. Revisan nuestras hojas de registro. Una veintena de policias, ellas y ellos, todos con ganas de irse nos ven pasar hacia una nueva cola en la que la de las 4.30 se recompone. Nos alinean en la calle interna que corre paralela al Boulevar Valsequillo y nos gana el temor de que el tiepo vuelva a detenerse. Nos pasan a una sillería enorme pero vacía y en la que no estaremos ni cinco minutos. Lo valorado arriba --que la vacunación ocurre a piquetes encarrerados-- se confirma. Pronto los organizadores nos encaminan hacia un serpentín enlonado frente al redondel de la Arena que seguro fue un oasis para los que por aquí pasaron a mediodía. Ni tiempo tenemos para detenernos a tomar agua, aunque Francisco sí logra llenar un cucuruchito de un garrafón. Ya no platicamos. Ya no aburro a mi entorno con malos chistes. Ya el paso es ligero. Vamos directo hacia Marisol, la vacunadora de la cola de las 4.30 con su jeringa y su china.

 

 

Espera

 

Puede ser una imagen de una o varias personas y personas sentadas

Ahí estamos al final después de recibirf la china. Francisco y Susana acompañaron mi tarde. No les escuché una queja. 

El encanto se rompe en la espera. Escucho la primera queja  en toda la tarde y viene de un hombre enojado porque no le entregan su comprobante de vacuna. Ccomo nosotros, hace tiempo que pasó la media hora de espera. Francisco lo conforta, le dice sin empacho que eso no le hará bien a su presión arterial. Yo pienso que esta tardanza es fácil dentender. Estamos detenidos por un ineficiente sistema de registro, un  papeleo a mano --por ningún lado aparecen las computadoras-- a cargo de tres jóvenes universitarias ya visiblemente aturdidas; una vez vacunados, nos sientan en una sillería a esperar por alguna reacción; las chicas recogen los documentos para registrar en unas formas CURP y teléfonos. No hay computadoras, todo se llena a mano. Ese proceso, en mi caso, se lleva casi una hora. Averiguo con una de las muchachas que  el equipo responsable de hacer esa tarea se redujo a la mitad cuando fue nuestro turno, lo que lo hizo que el papeeo sea mucho más tardado.

A las 7.45 tenemos nuestro papel en la mano. 

Puede ser una imagen de una o varias personas e interior

Marisol, que ha terminado de disolver a la cola de las 4.30, no se queda en la soledad. Busca su propio mundo en su celular.

 

Finalmente llego a casa 8.15. En resumen, me llevó cuatro horas obtener mi vacuna. Algunos corrieron con mejor suerte.

Y otros no, pues llegaron con dos y hasta tres horas de anticipación y salieron junto conmigo. Es un hecho que en otros sitios del país han logrado organizar mejor este complicado proceso. Al final, sigo pensando que funcionaría mejor el sistema del abecedario. No acabo de entender por qué no lo siguen en Puebla, pero probablemente se deba a que el número de vacunas es mucho menor al total de los que esperan ser vacunados. 
 
Pero ahora, sobre cualquier especulación, regreso agradecido y admirado por la paciencia con la que todos nos comportamos esta tarde.