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18 Abril 2024, Puebla, México.

Sobre el asesinato de Liliana Lozada de Jesús / Editorial

Sociedad | Opinión | 24.ENE.2022

Sobre el asesinato de Liliana Lozada de Jesús / Editorial

Tres semanas después la encontraron muerta en un paraje cercano a Tenextpec, en Atlixco.

Liliana Lozada de Jesús murió asesinada algunas horas después de su desaparición el pasado 3 de enero. El descubrimiento de sus restos el viernes quebró de tajo el aliento profundo que llamamos esperanza.

No queremos tomar ahora el infructuoso camino que seguimos los medios ante la violencia: acudir a las cifras de feminicidios en Puebla y en México y denunciar el fracaso del sistema judicial y de seguridad pública para reclamar por enésima vez la indolencia de las autoridades. Y pensamos en ello mientras en la prensa nacional gana las primeras planas el asesinato de una mujer periodista en Tijuana y un reportaje de Alianza de Medios y la red de corrupción política en el nort de Veracruz tras el asesinato de otra mujer periodista. 

Los crímenes se suceden uno tras otros. Algunos reclaman por su violencia la atención pública por unos días. Luego desaparecen en esa sucesión de pesares que cada día sumen más en la indiferencia a la sociedad mexicana.

Vale ahora más mirarse en un espejo, y tras el rostro de angustia e impotencia que refleja la insondable capacidad de violencia de la sociedad humana, encontrar el más severo de los interrogantes y para la que no existen respuestas a la mano: ¿en qué hemos fallado?

Para responder a esa pregunta con las consecuencias morales que contempla sólo hay un camino: asimilar que la muerte de Liliana, y la de miles de jóvenes mujeres asesinadas por la violencia machista, es la muerte propia.