SUSCRIBETE

20 Abril 2024, Puebla, México.

El parto de María y el nacimiento del niño Jesús en la escenificación del arte tradicional / Emma Yanes Rizo

Cultura /Naturaleza y sociedad /Sociedad civil organizada | Crónica | 23.DIC.2022

El parto de María y el nacimiento del niño Jesús en la escenificación del arte tradicional / Emma Yanes Rizo

Déjame que te cuente

 

El nacimiento con ofrendas y danzas de Zenaida Rafael Julián, de Ocumichu Michoacán.

 

En las interpretaciones iconográficas, sobre todo bizantinas, hasta el siglo XIII el parto de María dando a luz al niños Jesús, llegó a ser interpretado con dolor y el niño, en ocasiones desnudo, era recibido por comadronas, ya que el origen del dolor durante el parto, como se documenta en el Génesis,  proviene del castigo impuesto a Eva por su desobediencia a Dios: “Multiplicaré los sufrimientos de tus embarazos; darás a luz a tus hijos con dolor”. (Génesis 3, 16).[1]

La descripción de parteras o comadronas en los Textos Sagrados es recurrente, como bien indica el trabajo de Catalina Fajardo y Ana Belén, La Figura de las matronas en los textos sagrados. Según comentan las autoras en el Génesis “se describe el parto complicado de Raquel, mujer de Jacob, que falleció en el parto, y el nacimiento de Benjamín”. De igual manera, agregan “En otra cita del Génesis, se recoge el nacimiento de los gemelos de Tamar, nuera de Judá, y se describen las maniobras que la partera hace en este parto”. A su vez, indican “en el libro del Éxodo, se recoge la forma de parir de las hebreas sobre dos piedras y que las comadronas eran mujeres en edad reproductiva. Incluso se cita el nombre de dos parteras: Sifrá y Púa.” A su vez, comentan, en el Libro del Éxodo, también se alude a las comadronas diciendo que “ellas asistirán a la parturienta y remontarán su moral” (Éxodo 18).[2] De igual manera la labor de las parteras es descrita en los Evangelios Apócrifos, en particular el que se refiere a Ana, al dar a luz a María, la futura madre de Cristo.[3]

Respecto al nacimiento de Jesús en el Protoevangelio de Santiago, se hace constar la presencia de dos parteras: Salomé y Zelomi, que testifican la santidad de María, al tiempo de le ayudan al cuidado del niño. Dice el texto:

Y he aquí que una mujer descendió de la montaña, y me preguntó: ¿Dónde vas? Y yo repuse: En busca de una partera judía. Y ella me interrogó: ¿Eres de la raza de Israel? Y yo le contesté: Sí. Y ella replicó: ¿Quién es la mujer que pare en la gruta? Y yo le dije: Es mi desposada. Y ella me dijo: ¿No es tu esposa? Y yo le dije: Es María, educada en el templo del Señor, y que se me dio por mujer, pero sin serlo, pues ha concebido del Espíritu Santo. Y la partera le dijo: ¿Es verdad lo que me cuentas? Y José le dijo: Ven a verlo. Y la partera le siguió.[4]

 

Por su parte, la propuesta iconográfica del parto de la virgen sin dolor, así como considerar innecesaria la asistencia en el parto de las comadronas, para buscar una imagen de mayor santidad de María, es resultado del texto Revelaciones (1492) de Santa Brígida de Suecia. A partir de entonces la iconografía en la natividad, el rostro de María luego de la concepción refleja serenidad, el niño aparece fajado y lleno de luz y las parteras o comadronas desaparecen de la escena.[5] Esa fue la versión del nacimiento que llegó a nuestro país en el siglo XVI, pero que parece ser cuestionada de manera natural, varios siglos después por el arte popular. No sólo por la presencia de comadronas, también por la insolita representación del parto en sí mismo como un hecho tan real como el que ha concebido cualquier mujer e incluso con las posiciones tradicionales de dicho evento en los pueblos orginarios, ya que se presenta a la Virgen pariendo recostada o en cuclillas.      

 

Nacimiento elaborado por Lorenzo Salvador, de San Agustín Oapan, Guerrero.  

 

Una de estas representaciones fue presentada en el Concurso de Nacimientos del 2019 del Fonart, por Lorenzo Salvador, de San Agustín Oapan, donde María, recargada hacia atrás, recién parió al niño, que permanece desnudo frente a ella, José la observa con un pequeño lienzo en la mano. La obra es de barro natural, decorada con tintes naturales y consta de once piezas.

 

Detalle de El Nacimiento con ofrendas y danzas, de Zenaida Rafael Julian. Ocumicho, Michoacán.

 

Ese mismo año se premió en el mismo concurso el nacimiento con ofrendas y danzas de Zenaida Rafael Julián, de Ocumichu Michoacán, pieza de barro con pinturas acrilicas en la que María con su tunica azul aparece dando a luz al niño Jesus, José la acompaña tomándola de la mano y la criatura es recibida por una mujer partera, que en realidad es también un ángel.

 

 

Nacimiento mazahua y partera, de Oralia Romero Salvador en el Estado de México.

 

En el concurso del 2022, por su parte, la artesana Oralia Romero Salvador, del estado de México, presentó en muñecos textiles su obra Nacimiento mazahua y partera, en el que la Virgen da a luz al niño en cuclillas y es acompañada por José y la partera correspondiente. A la pregunta del porqué de su obra, la artesana respondió: “ porque eran gente del pueblo, así debió ser.“

Siglos de discusiones teológicas se desvanecen así por el sentido común de las artesanas y artesanos de México.

 

 

Notas 

 

[1] Catalina Fajardo Flores y Ana Belén Gabarre Asin, La figura de las matronas en los textos sagrados, publicado 28 de abril 2013, p. 1.

http://enfeps.blogspot.com.es/2013/04/la‐figura‐de‐la‐matrona‐en‐los‐textos.html. Pá 

 

[2] Ibídem, pp.2-3

[3] Ibídem, p.4

[4] Ibídem, p. 5.

[5] Sandra de Arriba Cantero, “La imagen de San José en la Navidad: Una evolución iconográfica”, pp.503/04.  En La Natividad: Arte, religiosidad y tradiciones populares, Coord, por Francisco Javier Campos y Fernández de Sevilla, 2009, p. 505.