8M en Puebla: marchan las mujeres jóvenes por un país distinto, mejor / Sergio Mastretta

Una marcha de mujeres jóvenes la de esta tarde en la ciudad de Puebla. Feroces, festivas, felices. Algo de esas emociones las contienen. Así las he visto a lo largo de la caminata desde el Paseo Bravo hasta el insulso edificio de la Fiscalía en la 31 Oriente. La movilización identifica claramente sus motivos: no más violencia machista. Yo cargo un interrogantes irresoluble en lo inmediato: ¿que tiene que ocurrir en nuestro país para que los hombres dejen de matar a las mujeres?

Sirve este cartel pegado en el costado de la catedral para mi búsqueda de respuestas.

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Paseo Bravo. 8 de marzo por la tarde. Una masa de mujeres jóvenes se apretuja en la calle Reforma y sobre los andadores frente al templo de Guadalupe. Una vez más marchan las mujeres en Puebla. Miles y miles, ya otros harán la cuenta. De momento, ser testigo.

La liga del celular no es buena, fracaseré en en el intento de ofrecer una crónica en vivo de este revuelo femenino que me acompañará por las calles del centro. Seguro somos centenares los que ahora mismo intentamos imágenes que den cuenta de este que es el principal ajuste de cuentas contra la sociedad machista en México. Pero hay una imagen que se sobrepone a todas: el sonido agudo, enojado y feliz a un tiempo. Es el reclamo de las mujeres contra la violencia que viven. Sin más.

Las consignas en aluvión. Escribo algunas en facedbook:

Señor, señora, no sea indiferente, se matan las mujeres en la cara de la gente.

No somos histéricas, somos históricas.

Soy la madre de la niña que jamás vas a tocar.

Solo algunas que se gritan, que se leen, que te apabullan.

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La consigna es la única que personaliza a una autoridad. Viene de la familia de Paulina Camargo Limón, desaparecida en el año 2015. Estoy seguro de que no la escuchará el gobernador en turno, Céspedes:

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Es histórica la marcha, me digo. Tan potente como la del 2020, pero ahora se la llevan las jóvenes, una generación nacida en los últimos treinta años, a lo mucho. Una generación que no tiene en la política a sus heroìnas. No saliò hace dos semanas a defender el INE. Pero ha salido esta tarde en defensa de su vida.

Contemplo esta fotografía que me envía mi amiga Flor Coca Santillana. En los rostros y en el cartel está la respuesta que busco:

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La marcha da vuelta en la 3 Sur, de ahí irá hasta la 5 Poniente y tomará hacia Congreso. Pasará por el costado de Catederal y por Los Sapos. Y luego, por el Boulevard del río hasta la Fiscalía. No pasarán por el Zócalo.

"Hay otra marcha en el zócalo", me dice una chica que dirige el tráfico. "No queremos que haya choques..."

Para allá me dirijo.

En el Zócalo otra marcha terminó hace rato y se convirtió en tertulia. También son muchas las mujeres, ya también son en mayoría absoluta muy jóvenes.

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En la esquina de Catedral y la 5 Ote otra imagen. Un grupo de mujeres reza al paso del canto de las mujeres, el de Justicia, justicia, justicia.

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Me doy tiempo de subir un video en el Face, que por un momento funciona. Y confirmo aquí lo que ahí digo: mucho mejor país tendríamos si lo gobernaran las mujeres...

Lo que distingue todo esto es el entusiasmo. Y que son muchísimas. Pero hay un enojo nada escondido, que resuena en todas estas consignas en gritos agudos. Escribo esto en el celular después de leer esta consigna en un cartel recién pegado en una estación del Metrobús en el Bulevar:

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Ellas han estado a todo lo largo del recorrido, Muy pocos policías varones. Las veo ocultas en sus cascos y sus escudos. También son jóvenes. También sufren el machismo. Sé lo que viven en los cuarteles y los abusos cotidianos de sus comandantes. Sé de sus horas enteras en las guardias callejeras sin tener un lugar para ir al baño. Sé que la violencia que combaten la sufren igual que las obreras en los talleres y fábricas. También son mujeres violentadas. También llevan el corazón en la mano.

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Al final, a la misma hora en que siguen llegando contingentes a  la esquina de la 31 y el Bulevar, el ambiente es festivo. Feroces y felices, así se sienten. Pero también se dan tiempo para recordar  con todo cuidado a qué han venido. Una por una, por sus nombres y su pueblo natal, las mujeres asesinadas en lo que va de este 2023. Lo consigno en video:

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Era de esperarse. El contingente sigue llegando al costado de la Fiscalía, justo a la vera de la estación del Metrobús. Resuenan los golpes acampanados, tres, cuatro, cinco y por fin dos cristales caen en añicos. La masa ruge. Lo de menos. Cuánta furia contenida. Ya encontrará su rumbo organizativo hacia una verdadera transformación democrática del país.

Pero ahora es el momento de las selfies, cartelones con mil mensajes, gritos y risas. Una voz en megáfono intenta resolver el tráfico. No lo logra, el apretujadero está en su punto. Sí que apabulla tanta masa femenina.

Ya se cantó justicia, justicia, ya se leyeron uno por uno los nombres de las mujeres asesinadas en Puebla en lo que va del 2023. La lista es larga. Ya volvieron a cantar justicia, justicia, aquí están las que te van a hacer pagar la cuenta.

Al final de la marcha, dos horas después, cuando ya la masa se diluye en la penumbra y cada quien recupera su nombre y reconoce a su vecina y los ánimos toman rumbo a la soledad, la reflexión de mi hija Ana cierra la noche: “Pensar en lo que ha traído a cada una de nosotras a marchar esta tarde, cada quien para sus adentros lleva su historia, su dolor, de este patriarcado en el que vivimos.”

El país ahí sigue. Pero este día, con este empuje, aunque no lo veamos mañana, es distinto. Es mejor.