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28 Marzo 2024, Puebla, México.

8M en Toluca: marchar para sentirse bien con una misma / Stella Cuéllar

Sociedad /Sociedad civil organizada /Justicia | Crónica | 8.MAR.2023

8M en Toluca: marchar para sentirse bien con una misma / Stella Cuéllar

 

Hoy me sentí muy feliz. Fui a la marcha y estrené mi muleta, mi muleta verde, herencia de la madre de Maria Velasco Marquez, una muy querida amiga de Irene Almeida. Su primera dueña también fue una mujer fuerte, de lucha incansable; una mujer que rompió paradigmas y prejuicios. Hoy su muleta se hizo verdaderamente mía, aunque ya la había usado el otro día para una caminadita no tan larga. Hoy pude caminar con ella con más facilidad y seguridad. Hizo mucho calor, y el contingente de discapacitadas, que fue el segundo, solo después del de familiares, fue pequeño, casi diría que minúsculo, quizá por eso muchos se acercaron a sacarnos fotos. El grupo estuvo formado por una mujer en silla de ruedas, que empujaba su hija. Las dos muy aguerridas. También una chica jovencita en silla de ruedas, que al parecer la usará solo mientras se restablece; yo, con mi muleta verde, y en el contingente sumaron también a una joven mujer sobreviviente de cáncer de mama. Ella no era discapacitada, y al principio no se sintió conforme, pero fue muy grato que la sumaran a nosotras, y creo que para ella, después de todo, también fue agradable.
 
 
Puede ser una imagen de 10 personas, personas de pie y al aire libre
 
La inmensa mayoría de las mujeres que participaron hoy en la marcha en Toluca eran jovencitas, muy jovencitas, veinteañeras. Me parecieron respetuosas, afectivas y solidarias, pero muy firmes y bien organizadas. Todas muy claras en sus motivos, que son comunes. Entre ellas el trato es fraterno, y eso es muy lindo.
 
 
Tardamos mucho tiempo en salir, pero mientras esperábamos el arranque hubo cantos, gritos de consignas; abrazos y también risas.
Karix Villanueva me vio y se acercó a saludarme. También Ramsés Mercado me saludó de lejos. Y vi a otra chica que trabajó con Migue en los tiempos de Alfa… Esos encuentros me hicieron sentir local y no como una extranjera, como suelo sentirme aquí.
Una amiga de Migue, Jean, que es de las organizadoras, me ayudó a ubicar a mi contingente y me encargó con la responsable del mismo. Eso fue padrísimo. Porque es claro que todas se cuidan, o más precisamente, juntas nos cuidamos.
 
Puede ser una imagen de 1 persona, monumento y al aire libre
 
A mí me gustó mucho la sensación de sentirme tan arropada y cuidada, y qué bueno que fue así, porque hubo un momento, cuando estábamos frente al palacio de gobierno, que las chicas, a punta de martillo, lograron romper los alhambres que amarraban las vallas, y tiraron algunas, para quedar de frente con la policía. Se vinieron los empujones y los gritos y yo quedé enmedio. La chica que cuidaba mi contingente, al ver que entre los empujones me lastimaron la mano, se apresuró a sacarme de ahí y llevarme un poco más atrás.
No sé ni cómo fue que quedé enmedio de la trifulca, pero, como dicen las chicas: “¡La policía no me cuida, me cuidan mis amigas!”, y así me sentí, rodeada de amigas, en una ciudad que nomás no acabo de conocer, pero que en estos actos comienzo a hacerla un poco mía.
 
Puede ser una imagen de 5 personas, personas de pie y al aire libre
 
Como a las 2 de la tarde, cuando anunciaron que comenzarían ya otras actividades, yo me retiré. Ya me sentía cansada, pero muy feliz.
 
Fue extraño no saber bien a bien cómo regresar a mi carro. Yo salí y seguían llegando montones de mujeres. Para no caminar a contraflujo, tomé por una calle paralela, en la que ya no había ninguna mujer, pero seguía flanqueda por policías. Caminé en medio de la calle, sola, con mi muleta verde, mientras todos me miraban, un tanto extrañados, como si yo fuera parte de un desfile y ellos, con sus cascos y escudos, los expectadores. Cuando llegué al final, movieron una valla para que pudiera salir.
 
Regresé a casa sintiéndome muy bien conmigo misma, y si Irene hubiera logrado que su tío recibiera la atención médica que desde ayer, pese a su gravedad, le han negado, el día habría sido perfecto.