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8 Mayo 2024, Puebla, México.

Pensar, con Víctor Hugo, en el tiempo implacable / Carlos H. Rodríguez Giacinti.

Cultura | Poesía | 28.FEB.2024

Pensar, con Víctor Hugo, en el tiempo implacable / Carlos H. Rodríguez Giacinti.

Tú no estás para saberlo ni yo para contártelo, pero mañana 29 de febrero de 2024 es mi cumpleaños. Como lo relato en el artículo del mes pasado sobre el Año Bisiesto, quienes nacimos precisamente en año bisiesto sólo tenemos día de cumpleaños una vez cada cuatro años y, será tal vez por eso, que llevamos una concepción del tiempo diferente a la mayoría de las personas. Sin embargo, lo sabes muy bien, el tiempo es implacable y nos deja impresa su huella día a día, lenta e imperceptiblemente, seamos o no bisiestos. Ese embate del tiempo y algo de experiencia nos dejan con frecuencia pinceladas de sabiduría y experiencia que, a estas edades quiere uno transmitir, si no a los hijos, a las generaciones que marchan detrás de nosotros. Es por ello, por lo que me fue inevitable releer el poema de Víctor Hugo “Poniéndome Viejo” (otros lo traducen como: No, no me estoy poniendo viejo o ¿Me estoy poniendo viejo?) del cual me he permitido solamente poner algunos fragmentos de dicho poema que, a mi muy personal modo de ver, describen con mayor precisión el mensaje que hoy quiero transmitir. Carlos H. Rodríguez Giacinti.       

 

 

¿Poniéndome viejo?

 

Te estás volviendo viejo_ -me dijeron-, _has dejado de ser tú, te estás volviendo amargado y solitario.

No, respondí; me estoy volviendo sabio.

He dejado de ser lo que a otros agrada para convertirme en lo que a mí me agrada ser, he dejado de buscar la aceptación de los demás para aceptarme a mí mismo, he dejado tras de mí los espejos mentirosos.

Me estoy volviendo asertivo, selectivo de lugares, personas, costumbres e ideologías.

He dejado ir apegos, dolores innecesarios, personas, almas, y corazones, pero no es por amargura es simplemente por salud.

Dejé de vivir historias y comencé a escribirlas, hice a un lado los estereotipos impuestos, dejé de ocultar mis heridas, ahora llevo un libro que embellece mi mente.

Me olvidé de idealizar la vida y comencé a vivirla.

Llevo en el alma y en el corazón la inocencia de quien a diario se descubre. Llevo en las manos un capullo que al abrirse expandirá sus alas a otros sitios inalcanzables para aquellos que sólo buscan lo material.

Llevo en mi rostro la sonrisa que se escapa traviesa al observar la simplicidad de la naturaleza, llevo en mis oídos el trinar de las aves alegrando mi andar.

Me estoy volviendo selectivo, apostando mi tiempo a lo intangible, reescribiendo el cuento que alguna vez me contaron, redescubriendo mundos, rescatando aquellos viejos libros que había olvidado.

Me estoy volviendo más prudente, he dejado los arrebatos que nada enseñan, estoy aprendiendo a hablar de cosas trascendentes, estoy aprendiendo a cultivar conocimientos, estoy sembrando ideales y forjando mi destino.

Es que también los domingos hay que despertar temprano, disfrutar el café sin prisa y leer con calma un poemario.

Se camina lento para observar la torpeza de los que a prisa andan y tropiezan con el descontento.

A veces se guarda silencio, simplemente porque no a toda palabra hay que hacerle eco.

Estoy comenzando a vivir lo que realmente me interesa.

 

Poniéndome Viejo, Victor Hugo (Fragmentos).