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16 Septiembre 2024, Puebla, México.

Presidenta, haga caso a la Guardia Nacional / Rubén Aguilar Valenzuela

Gobierno /Justicia | Opinión | 2.SEP.2024

Presidenta, haga caso a la Guardia Nacional / Rubén Aguilar Valenzuela

Señora presidenta electa, Claudia Sheinbaum, seguramente usted ya sabe, como lo sé yo, que días atrás el alto mando de la Guardia Nacional (GN) hizo llegar al alto mando de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) una propuesta de como incorporarse a esa dependencia.

Lo que la GN plantea es pasar a control de la Sedena bajo la figura de un órgano desconcentrado, lo que de acuerdo a su análisis jurídico, técnico y operativo evitaría muchos problemas, para el Ejército y la propia Secretaría.

Ahora, la GN tiene 120 000 efectivos y el Ejército 65 000. La GN, de incorporarse como un cuerpo dentro de la estructura del Ejército, sería ya la más grande e iría aumentando en los próximos años. En cambio, el Ejército se quedaría con los actuales efectivos y cada vez, en proporción, sería más pequeño.

Para entender mejor la propuesta de la GN planteo que se entiende por un órgano desconcentrado. Para ello consulté a la Inteligencia Artificial (IA): “Es una entidad de la administración pública que tiene autonomía administrativa y facultades para resolver asuntos específicos. Los órganos desconcentrados se caracterizan por: Ser subordinados a las dependencias; tener competencias exclusivas; tener libertad de acción en la toma de decisiones; tener autonomía técnica” y no tener autonomía económica”.

De acuerdo a la IA, los órganos desconcentrados tienen, por lo mismo, las siguientes características: Son entidades de la administración pública que dependen del Poder Ejecutivo; tienen personalidad jurídica y patrimonio propio; ejercen potestades públicas que el Estado les otorga y los recursos que ejercen forman parte del gasto del Ramo Administrativo que los coordina sectorialmente.

En el Estado mexicano dos buenos ejemplos de órganos desconcentrados son el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que dependen de la Secretaría de Educación Pública (SEP), pero no están dentro de esta.

Aunque dependen de la SEP y sus recursos son parte del gasto del Ramo Administrativo que los coordina, gozan de autonomía administrativa y tienen facultades y libertad de acción para actuar bajo su propia responsabilidad en los ámbitos que tienen asignados por Ley. En la actual Administración Pública hay otros muchos y buenos ejemplos de este tipo de órganos.

Las funciones de la GN son las propias de la Seguridad Pública y las del Ejército de la Seguridad Nacional. Estos dos organismos públicos requieren de elementos con vocaciones y características distintas que, por otro lado, exigen de una formación y preparación técnica diferente. A lo largo de su carrera se irán especializando y adquiriendo habilidades diferentes, las propias de su profesión.

En los altos mandos de la GN hay consenso de que la figura de órgano desconcentrado es lo que más conviene para su ubicación, dentro de la administración pública, al Estado mexicano, a la Sedena y a ellos. Esta figura evita de entrada una gran cantidad de problemas que se van a generar de manera constante si la GN se incorpora como parte del Ejército. Presidenta electa, haga caso a la GN.