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11 Diciembre 2024, Puebla, México.

Coacalco, el templo, el custodio de la pirámide y la serpiente / Ruty Amigón

Cultura | Investigación | 29.OCT.2024

Coacalco, el templo, el custodio de la pirámide y la serpiente / Ruty Amigón

A la memoria del Ing. Raúl Mora Sánchez y del Arq. Francisco Hernández Carreón, QPD.

 

Coacalco es una localidad ubicada al sur del estado de Puebla, pertenece a la jurisdicción del municipio de Xicotlán y se asienta en un pequeño llano a orillas del río Balsas, a casi 700 metros sobre el nivel del mar. Una imponente serranía caracteriza el entorno natural de esta y otras comunidades de la Mixteca poblana. Hoy en día, la localidad no excede el millar de personas y sobre sus orígenes, según INAFED, sus antiguos habitantes pertenecieron a las etnias popolacas, olmeca y nahua.

Coacalco data de tiempos prehispánicos, corroboran la continuidad ocupacional del sitio los vestigios identificados por los arqueólogos Ely Guadalupe Vázquez Bello y Ramiro Vivero Ardito, durante los recorridos de superficie que realizaron entre 2018 y 2019 en el lugar.[1] Por lo tanto, la fundación del periodo colonial se sobrepuso al asentamiento existente. Sin embargo, entre Xicotlán y Coacalco, hay un sitio con vestigios arqueológicos conocido por los lugareños del rumbo como Coacalco el Viejo. Se desconoce si es un asentamiento del cual migraron en tiempos remotos los antiguos coacalquenses o si se trata de otra comunidad.

 

 

 

Santiago Apostol

 

El templo católico de Santiago Apóstol, posee características arquitectónicas que remiten a los siglos XVII y XVIII, aunque tiene intervenciones de las centurias posteriores. La nave está dispuesta sobre un eje longitudinal oriente poniente, es de tres tramos y ábside, además de sacristía y torre campanario de un solo cuerpo. El atrio y panteón, en donde continúa habiendo enterramientos, es de gran amplitud y lo delimita una barda con dos entradas, la que conecta con el acceso al templo y otra más, al sur.

La portada del inmueble es austera, la remata un frontispicio mixtilíneo de diseño simétrico, constituido por un juego de planos rectangulares, que se retraen a distintas profundidades dando la impresión de una mayor volumetría. El acceso en esta es un arco de medio punto flanqueado por nichos. Por otro lado, La cubierta de la nave es una bóveda de concreto armado que cuenta con un tambor de forma cuadrada y pequeña cúpula, ornamentada con motivos pictóricos de temas religiosos.[2] Al respecto de la sacristía ésta conserva aún su bóveda de piedra laja. Y tocante a los contrafuertes, son prismáticos, circulares y forma de arco botarel.

 

 

En 2017, previo a los sismos de septiembre, el templo se encontraba en relativo buen estado de conservación. Por entonces los coacalquenses trabajaban en su ornamentación interior. Los daños que surgieron en el inmueble a causa del terremoto, afectaron sobre todo los muros y los contrafuertes, ocasionando numerosas fracturas, así como desprendimientos de piedras y de aplanados, además del colapso del altar mayor y de varias imágenes religiosas. Es necesario mencionar que la falta de mantenimiento contribuyó también a los daños, así como también lo hizo el fracaso de algunas intervenciones llevadas a cabo a raíz de un sismo anterior, el de 1999, pues sobre la trayectoria de grietas ya reparadas, en 2017 surgieron otras.[3]

 

 

Muro testero, fracturas, grietas, desprendimiento de aplanados y destrucción del ciprés. Noviembre de 2017.

 

Muro posterior de la sacristía, noviembre de 2017.

 

Los daños en Santiago Apóstol, producto del terremoto de 2017 fueron reparados en un 90 %, por la constructora Procase SA de CV que estuvo bajo mi supervisión. El objetivo medular fue recuperar la estabilidad estructural del inmueble. Pero la obra no llego a concluirse debido a que la empresa no recibió ningún pago, ni lo ha recibido hasta la fecha, a pesar de tantas gestiones, como le ha sucedido a varias constructoras, afectadas también por el desorden administrativo en el que mantuvieron el “programa sismo” los funcionarios del INAH que lo han estado dirigiendo.

 

Contrafuerte integrado en una esquina de la sacristía. 2019.

 

Los vestigios arqueológicos

 

Enfrente del templo de Santiago Apóstol, es decir por el rumbo poniente, se ubica un basamento piramidal que tiene aproximadamente 7 metros de altura, no conserva revestimiento alguno y se halla en un grado avanzado de deterioro, perdiendo materiales, piedra y arcilla de su núcleo, en forma acelerada. Tal estructura está cercada por una malla ciclónica, aunque el acceso al predio no se restringe.

Además, en el espacio vestibular inmediato al acceso principal al templo, el muro que delimitaba y contenía la terraza sobre la cual ese edificio se asentó (que es la de mayor altura en el predio), colapsó durante el terremoto del 19 de septiembre de 2017 y dejó expuesto un muro de origen prehispánico detrás del derrumbado.

El sistema constructivo de la estructura que quedó a la vista, es a base de piedra laja careada y mortero de arcilla y cal, acuñada con fragmentos de sílex y de pedernal. Asimismo, se hallaron fragmentos de cerámica y lítica, entre otros materiales. Tal hallazgo y los recorridos de superficie realizados en la periferia del conjunto religioso, llevo a los arqueólogos Vázquez Bello y Vivero Ardito a confirmar que el muro descubierto formó parte de un basamento piramidal que se rebajó con la finalidad de edificar encima el templo católico y establecer el cementerio en torno de éste, se trata por tanto de un caso más de edificio virreinal desplantado sobre un basamento piramidal. Si bien existía el registro acerca de que el conjunto religioso se erigió sobre plataformas artificiales, no se había comprobado en forma científica su temporalidad.[4]

Los arqueólogos identificaron cinco estructuras prehispánicas más, en la periferia del conjunto religioso católico, algunas en predios particulares, aunque muy afectadas todas, por la traza urbana virreinal y las construcciones actuales. La ubicación de dichos vestigios parece haber sido ordenada sobre un eje norte sur, lo cual nos remite a uno de los rasgos del urbanismo prehispánico del Altiplano. El espacio central de Chiautla de Tapia, no muy distante de Coacalco responde con claridad a estos preceptos de diseño también.[5]

 

Fig. 1. Núm. 1. Muro prehispánico, en el frente de la terraza de acceso principal al templo: piedra laja y mortero de arcilla y cal. Núm. 2, Muro colonial: piedra bola, laja y ladrillo con mortero de cal y arena.

 

Fig. 2. Imagen de Google Earth (2019. Se añaden círculos para indicar los montículos arqueológicos aún existentes.

 

Fig.3 y 3B. Vistas aéreas, cortesía del arquitecto restaurador Israel Cano Anzures En la primera se muestra con rectángulos amarillos las concentraciones de materiales. En el atrio se identificaron materiales prehispánicos, mientras que en las recolecciones al exterior se identificaron tanto materiales prehispánicos como coloniales, históricos y modernos.

 

 

 

Fig. 4. Vista del montículo más alto que se conserva en Coacalco. Tiene 7m de altura aproximadamente y se ubica en contra esquina del templo de Santiago Apóstol.

 

Fig. 5. Templo de Santiago Apóstol visto desde el montículo más alto, desde el cual se observa: a la izquierda un montículo cortado por el trazo de la calle (flecha); a la derecha el arranque de la pendiente del montículo sobre el que se construyó un inmueble (círculo).

 

Los mitos: el custodio de la pirámide y la serpiente derrotada

 

Entre los coacalquenses, perviven historias que forman parte del patrimonio cultural, rico y fantástico como pocos, al que nos pudimos aproximar interactuando con la gente del lugar, durante el tiempo que permanecimos ahí, en representación del INAH, coordinando el resarcimiento de daños causados por el terremoto de 2017 a los bienes culturales. Sin duda estas leyendas representan otra forma de adentrarse en el pasado de esas comunidades, tan poco conocidas y por tanto tiempo ignoradas.

Enfrente del templo de Santiago Apóstol, como se expuso antes, se encuentra el basamento piramidal más alto y, a pesar de su deterioro, es el mejor conservado. Los lugareños de mayor edad aseguran que un singular personaje, cuida ese montículo. Dicen que es de baja estatura, semejante a la de un niño de unos diez años y que con frecuencia se presenta vestido de charro. Comentan que surge de repente, sorprendiendo a los visitantes y se va de igual manera, pero no se deja ver muy seguido. Creen que vive escondido en algún lugar del predio o en el interior de la pirámide.

Una leyenda más que cuentan los vecinos de Coacalco tiene que ver con el significado de su nombre: casa de la serpiente y con el río. Dicen que hace mucho tiempo hubo en la población una serpiente gigante, que habitaba en una cueva de las inmediaciones y se movía a través del río a diferentes comunidades, comiéndose sobre todo a los niños. Por aquel entonces vivían en Coacalco unos gemelos negros, quienes libraron una batalla épica contra la serpiente, en la cual la derrotaron. Después de haber perdido, el enorme reptil se refugió nuevamente en su cueva, pero los gemelos hallaron su escondite, lograron sacarla de este y la enfrentaron de nuevo, venciéndola una vez más. A raíz de ello el animal abandonó Coacalco, pero se trasladó a otras comunidades. Al parecer esos personajes la continuaron persiguiendo.[6]

No hubo oportunidad de conocer más acerca de los mitos de Coacalco. Sin embargo, es significativo el vínculo de estas historias con la fauna y flora del rumbo.[7]

 

Ruty Amigón Amigón

 

Chiautla de tapia, Puebla, otoño de 2024

 

NOTAS

[1] Los recorridos se realizaron durante el resarcimiento de daños a los templos afectados por los sismos de 2017. Tuve a cargo esos trabajos en 9 municipios de la mixteca poblana hasta 2022. Ely Guadalupe Vázquez Bello y Ramiro Vivero Ardito, Informe preliminar sobre Coacalco, Chiautla de Tapia, inédito, febrero de 2019, 8 p.

[2] Antes tuvo una techumbre de madera forjada con travesaños morillos y teja, años después se sustituyó la teja por lámina metálica galvanizada. Catálogo de Monumentos Históricos del INAH, Ficha núm.   211980020001.

[3] El Libro Blanco correspondiente a este templo, que existe en la biblioteca del Centro INAH Puebla, registra algunos trabajos asociados con el sismo de 1999.

[4] Catálogo Ibid.

[5] Como lo señaló desde la década de los 80s del siglo pasado el arquitecto Miguel Messmacher.

[6] Agradezco al Arqto. Ramiro Vivero Ardito, el haber compartido este relato que le contó la gente de Coacalco.

[7] La serpiente gigante pareciera ser una metáfora del río que en su curso, recorre las orillas de la población y durante el temporal aumenta enormemente su caudal transformándose en otro.