“Cuán semejante a los latrocinios son los reinos sin justicia”: San Agustín
La impunidad o la falta de justicia para sancionar los actos de corrupción de algún miembro de un grupo gobernante, no sólo deteriora la vida institucional de un país, sino que también aleja a los pueblos de la prosperidad, pues terminan siendo saqueados y empobrecidos por un grupo al que llaman “gobierno”.
En su obra La Ciudad de Dios, san Agustín de Hipona escribió en el siglo V una reflexión para la posteridad: “Cuán semejante a los latrocinios son los reinos sin justicia. Sin la virtud de la justicia, ¿qué son los reinos sino unos execrables latrocinios? Y éstos, ¿qué son sino unos reducidos reinos?” (San Agustín, La Ciudad de Dios. Libro Cuarto, Capítulo IV).
Puesto en términos actuales, un gobierno junto con su policía y su ejército sólo se justifica o se legitima si el ejercicio de su poder tiene como finalidad la procuración e impartición de justicia; por el contrario, un gobierno que ejerce el poder sin justicia de por medio termina por ser una banda de ladrones.
Países como Venezuela, Cuba y Nicaragua -cuyos gobiernos son aclamados por el actual gobierno mexicano y sus propagandistas- son un ejemplo de cómo sus gobernantes viven en la opulencia, mientras que la mayoría de sus pueblos, sometidos por la fuerza física -a través de una policía y un ejército corrompidos- viven en la miseria.
Lo anterior viene a colación porque en México la falta de justicia -que ya está siendo reclamada en las calles- está acompañada de escándalos de enriquecimiento inmediato de personajes importantes de la clase política y de un deterioro de la economía nacional. Seguir esta trayectoria, hará que el avance en el combate a la pobreza que se tuvo termine por evaporarse.
¿Quién va a querer invertir su dinero, hacer negocios, comerciar, generar empleos bien remunerados en un país que ni siquiera respeta su propia Constitución? Ahí están los nuevos ministros de la Corte emanados de la llamada “reforma judicial” cuyas decisiones están violando principios básicos del Derecho.
Y ¿qué tal la intromisión del gobierno en la Fiscalía General de la República que se suponía era una institución autónoma encargada de procurar justicia en el Estado mexicano? Y ya del dueño de Miss Universo, ni hablamos… ¿Quién va a arriesgar su dinero bien habido en un país en el que los criminales presumen públicamente sus nexos con políticos corruptos?
La organización civil internacional World Justice Project, cuyo índice de Estado de derecho mide -entre otros indicadores- la ausencia de corrupción, la justicia civil y la justicia criminal, nos muestra cómo en los últimos diez años el Estado de derecho en México se ha venido deteriorando.
Hemos pasado de un índice de 0.48 ocupando el lugar 66 de 102 países en 2015, a un índice de 0.40 ocupando el lugar 121 de un total de 143 países, siendo el último lugar Venezuela que es, lamentablemente para su pueblo, el ejemplo más acabado de una banda de ladrones que se ha asumido como gobierno que, por cierto, se autodefine como de “izquierda”. En este rubro estamos más cerca de Nicaragua y de Venezuela que de Dinamarca, que es el primer lugar en este índice de Estado de derecho
A pesar de la aprobación de la mayoría que sigue teniendo el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, no debe dejar de preocupar que esas mismas encuestas muestran que alrededor del 80 % de los encuestados reprueban al gobierno en materia de combate a la corrupción y las estimaciones de crecimiento económico del país cada vez más se están acercando a cero, lo que significa que el nivel de vida económica y social de la mayoría de los mexicanos se está cuarteando.
Si no atendemos y corregimos el problema del déficit de justicia en el país, y si los políticos corruptos siguen actuando con total impunidad para convertirse en “vidas ejemplares”, tarde o temprano terminaremos por ser gobernados por una banda de ladrones, tal y como reflexionaba hace 16 siglos ese gran filósofo y Doctor de la Iglesia, san Agustín.
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