En lo que lleva de vida ciudadana ¿usted ha escuchado o leído discursos gubernamentales en los que le prometen una cosa y en los hechos hacen todo lo contrario? ¿A usted le ha tocado ser insultado, calumniado, o acusado injustamente ya sea de manera pública o ante un juez? ¿En alguna ocasión le han dicho que, en este país, ya no hay corrupción, ya no hay masacres, ya no hay combustible robado, no hay laboratorios de fentanilo, aquí hay libertad de expresión, etc.? Y, lo que puede ser más trágico, ¿a usted le gusta que le mientan?
No es nada nuevo que un gobierno mienta, calumnie o insulte desde su acorazado de poder patrocinado por el Estado. Sin embargo, lo que preocupa es la mayor frecuencia con que lo hacen ante un público que en su mayoría les aplaude. Ya no son acciones esporádicas, sino que se llevan a cabo en forma metódica, con premeditación, alevosía y ventaja.
El filósofo Josef Pieper (1904-1997) escribió en 1974 un libro titulado “Abuso de lenguaje, abuso de poder” (1992, Ignatius Press, San Francisco, EUA). Muchas de sus afirmaciones parecen describir las características del discurso de los agentes políticos que, hoy en día, promueven posverdades (posverdad, según el Diccionario de la Lengua Española, es una “distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales”. P/E “Los demagogos son maestros de la posverdad”), con las cuales generan el ambiente propicio para destruir democracias y construir regímenes autoritarios o dictaduras criminales.
He aquí catorce afirmaciones del filósofo católico alemán en las que si usted encuentra algún parecido con la cotidianidad que hoy padecemos (aquí, en EU, y en algunos países de América Latina y Europa) no es mera coincidencia, sino que son la evocación de un discurso basado en la corrupción de la palabra, muy propio de los gobiernos autoritarios y totalitarios del siglo XX, y es la advertencia a una sociedad enfilada a perder su democracia y sus libertades en pleno siglo XXI:
- “(…) las palabras transmiten realidad” y la realidad transmitida a otros es comunicación.
- “Una mentira es lo opuesto a la comunicación. Significa específicamente negarle al otro su parte de la realidad e impedir su participación en ella”.
- “(…) la corrupción de la relación con la realidad y la corrupción de la comunicación son, evidentemente, las dos formas posibles en que se manifiesta la corrupción de la palabra”.
- “Cualquier discurso alejado de las normas de la realidad es, al mismo tiempo, un mero monólogo”.
- “(…) un lenguaje tan sofisticado, desconectado de las raíces de la verdad, persigue de hecho motivos ocultos, que invariablemente se convierte en un instrumento de poder (…)”
- “La palabra se pervierte y se degrada hasta convertirse en un catalizador, una droga, y como tal -el Instrumento de poder- se administra”.
- “Lo que el mundo realmente quiere es adulación, y no importa cuánta sea mentira; pero al mismo tiempo, también quiere el derecho a disfrazarse, para poder ignorar fácilmente el hecho de que le mientan”.
- “Y en lugar de una comunicación genuina, existirá algo para lo cual la dominación es un término demasiado benigno; sería más apropiado hablar de tiranía, de despotismo”.
- “Por un lado, habrá una autoridad fingida, sin respaldo en ninguna superioridad intelectual, y por otro, un estado de dependencia (…), un estado de servidumbre mental”.
- “Al servicio de la tiranía, la corrupción y el abuso del lenguaje se conocen mejor como propaganda”.
- “(…) la propaganda más perfecta logra precisamente esto: que la amenaza no sea aparente, sino bien disimulada”.
- “(…) a quienes se dirige la amenaza se les debe inducir a creer (¡y ese es el verdadero arte!) que, al ceder a la intimidación, realmente hacen lo razonable (…)”.
- “Y una amenaza, por supuesto, puede significar muchas cosas además de la persecución política, especialmente todas las formas y niveles de difamación, el ridículo público o la degradación de alguien; todo lo cual se logra mediante la palabra”.
- “El potencial latente del veneno totalitario puede determinarse observando el síntoma del abuso público del lenguaje”.
Hoy nos están diciendo que las nuevas leyes aprobadas son para garantizar nuestra seguridad y no una licencia para espiar. Además, nos han dicho una y otra vez, que aquí hay libertad de expresión, que somos el país más democrático del mundo y que México no será como Cuba o Venezuela. Ya son muchos los hechos que evidencian la corrupción de su palabra. Son tantos que no es nada difícil ejemplificar cada frase de Pieper aquí citada.
Advertidos estamos…